El Frente de Todos minimiza la candidatura de Schiaretti y descarta que le reste votos en las PASO
Cuando faltan ocho semanas para el cierre de listas para la PASO, la confirmación de la candidatura del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, parece tener sin cuidado al Frente de Todos (FDT). Al contrario, la dirigencia nacional desdeña el armado electoral del cordobés y cree que en ningún escenario podría restarle votos al oficialismo. Aunque preocupados por la performance que les muestran las encuestas frente a las otras vertientes de la oposición, lo consideran inofensivo por la falta de apoyos -dicen- en el resto del país, y señalan que su candidatura es virtualmente provincial. Es decir, que estaría planteada, exclusivamente, para propulsar a su candidato, Martín Llaryora, en la sucesión.
En la agrietada cúpula frentetodista están más preocupados por perder apoyos en las urnas a manos del ultraderechista Javier Milei o de los postulantes de Juntos por el Cambio que por el justicialismo disidente. Y consideran que el armado de Schiaretti es “localista” y “testimonial”, según dijo un armador del PJ nacional.
La teoría en la Casa Rosada es que Schiaretti, peronista pero marcadamente distante del gobierno nacional, necesita una lista propia, con candidato presidencial propio, para apuntalar la representatividad del PJ a nivel nacional sin quedar atado a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner. “Esta coalición de la que habla no tiene monta, sólo le sirve para apalancar a su candidato”, dijo un armador nacional que sigue de cerca el devenir en las provincias. Se refería a Llaryora, el actual intendente capitalino que competirá por la gobernación contra el radical Luis Juez.
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Sin chances de correr por la reelección por las normas electorales locales, Schiaretti está dispuesto a todo por quedarse con la provincia a través de su delfín. Y hay quienes denuncian un pacto secreto entre el gobernador y la UCR para “entregarle” la capital a Rodrigo De Loredo, el diputado nacional de Evolución Radical con quien Juez selló un acuerdo para repartirse, respectivamente, las listas por la provincia y la capital. Si los trascendidos del mundillo político local fueran ciertos, los principales damnificados serían Juez, y Daniel Passerini, viceintendente y candidato del peronismo local de Hacemos Juntos por Córdoba.
Los radicales lo niegan a rajatabla. “Esos rumores circulan porque no aceptamos la opción de que Rodrigo fuera como vicegobernador de Luis. Pero cuando el peronismo puso la fecha de la capital tan cercana a la de la provincia no tuvimos otra opción que ir por la intendencia. Rodrigo duplicaba los votos de cualquier candidato”, justificaron en el entorno del cordobés cercano a Martín Lousteau. “En Córdoba siempre cabalgaron sobre nuestra interna, pero el frente está muy bien”, dijeron, sin mostrar mayor inquietud por los comentarios.
El gobernador, que se presenta como candidato “antigrieta”, basa su campaña en lo que sus aliados denominan “el modelo de Córdoba”, con un discurso basado la promesa de la defensa de los trabajadores, de la “justicia social” y del “interior productivo”. El año pasado, el cordobés se reunió por primera vez en tres años con su antiguo socio, el ex ministro de Economía de Néstor Kirchner, Roberto Lavagna, que lo alentó públicamente a competir a nivel nacional.
Y en marzo, acompañado de su principal socio en Diputados, Carlos Gutiérrez, se mostró con el lavagnista Alejandro “Topo” Rodríguez, presidente del Interbloque Federal. Además, tiene el apoyo de la Democracia Cristiana, espacio fuerte a nivel local, pero con escasa presencia nacional. Pero hoy está alejado de los mosqueteros del frustrado pero famoso frente peronista anti kirchnerista de 2019, Alternativa Federal, que integraba junto a Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto, y que, muy lejos de las prometidas PASO, terminó en una pelea sin cuartel.
En el Gobierno minimizan el armado para 2023 y creen que Schiaretti no tiene chance sin Massa, hoy olvidado de las diferencias del pasado con el kirchnerismo y más cercano que nunca de Cristina Kirchner desde la gran ruptura de hace diez años.
“Si no pudo armar una candidatura nacional antes, cuando tenía todo, ¿por qué podría ahora?”, se preguntan en el Gobierno, y señalan que no tuvo, hasta ahora, respaldo explícito del resto de los gobernadores peronistas, más cercanos a la línea del PJ nacional que conduce Alberto Fernández, o bien al kirchnerismo. En cambio, están convencidos de que Schiaretti prepara una elección nacional en clave local. “Quiere ser el Presidente de Cordoba”, arriesgó, picante, un experimentado funcionario nacional que conoce al dedillo los devenires del justicialismo cordobés. Están mucho más atentos a las respectivas performances del peronismo, que intentará retener o recobrar el poder, según el caso, en Jujuy, Misiones y La Rioja, el próximo domingo, y en Tucumán, Salta, Tierra del Fuego y La Pampa el 14 de mayo.
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