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Fue campeón con Messi, jugó con Riquelme en Boca y se retira para afincarse en Argentina: “La gente piensa que afuera se vive mejor y no es así”

Julio Barroso
Barroso, con Messi y Gustavo Cabral en el Mundial Sub 20 de 2005 (Archivo personal)

Julio Alberto Barroso es dueño de una carrera exitosa. En casi 20 años de trayectoria, el actual marcador central del Everton de Chile compartió terreno de juego con figuras de la élite mundial : se dio el lujo de jugar al lado de Lionel Messi, el Kun Agüero, Fernando Gago, Juan Roman Riquelme, Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto y, en un picado, con Diego Armando Maradona. “Me siento un privilegiado por todo lo vivido y me retiro feliz con la carrera que hice”, remarca el defensor de 38 años que le anunció a Infobae que en diciembre colgará los botines para volver a vivir en la Argentina.

“Vengo observando desde hace tiempo todo lo que pasa en nuestro país y en el resto del mundo. Yo soy un argentino con nacionalidad chilena y a veces la gente piensa que en otros países se vive mejor que en la Argentina y no es así, esa perspectiva es errónea”, cuenta el Almirante, que arrancó su carrera en Argentinos Juniors para luego pasar por Boca Juniors, Racing Club, Lorca Deportivo de España, Estudiantes de La Plata, Ñublense, O’Higgins, Colo-Colo y el citado conjunto de Viña del Mar.

En su haber, el defensor cuenta con 12 títulos, de los cuales tres fueron ganados con los Xeneizes, siete con el Cacique, uno con O´Higgins y el restante, considerado “el más importante de su carrera”, el Mundial Sub 20 de Holanda 2005 con la selección argentina, en la que tuvo el privilegio de compartir vestuario con el mejor jugador del mundo.

“Messi es un jugador impresionante, con un gran nivel físico y de potencia, totalmente diferente al resto. Hasta qué jugué con él, nunca me había pasado de observar el impacto que generaba un futbolista siendo tan chico. Lionel tenía 17, nosotros 18 y se generaba mucho respeto en el vestuario”, revela Barroso.

– ¿Cómo es tu vida en Chile?

– Me entreno por la mañana en el Everton de Viña del Mar y por la tarde disfruto de mi familia. Estoy recuperándome de una lesión que sufrí en uno de mis tobillos. Me hice unos estudios y el médico me dio el diagnóstico.

– ¿Cuál fue?

– No es bueno. Tuve una lesión en uno de los ligamentos del tobillo que me llevará entre un mes y medio y dos de recuperación. No es alentador en ese sentido, pero al mismo tiempo me dijeron que si se hubiera roto otro ligamento debería pasar sí o sí por el quirófano; así que zafe.

– ¿Cuándo vence tu contrato con el Everton?

– En diciembre y me retiro. El campeonato chileno finaliza los primeros días de ese mes y quiero concluir mi carrera de la mejor manera. Hoy no sé qué será de mi futuro, pero terminé hace poco de cursar la carrera de entrenador, y además hice el curso de Gerente Deportivo; me gustaría seguir ligado al fútbol. Pero lo primero que deseo es volver a la Argentina, ya que hace 13 años que vivo en Chile. Queremos regresar con mi mujer, con mis hijas y con mi hijo para que podemos disfrutar de mi país, ya que estuvimos mucho tiempo fuera. Luego, la idea sería descansar, ya que no tengo planes a futuro inmediato.

– ¿Te vas a tomar un año sabático?

– Sí. Suena raro decirlo, porque parece que no voy a trabajar, pero la verdad es que llevo 19 años de carrera profesional y estoy desde los seis jugando a la pelota. Hoy quiero disfrutar de mi familia y darle el tiempo de calidad que se merece. Me perdí encuentros, cumpleaños, asados, todo por estar concentrado. El año que viene me gustaría poder disfrutar de todo eso junto a ellos. Mi esposa me acompaña desde hace 22 años, un tiempo antes de mi debut en Primera División, y mis hijos son chilenos.

– Sabiendo que te faltan 6 meses para tu retiro como profesional. ¿Cómo manejás la situación de que falta muy poco para que llegue ese momento?

– Me pasa algo anormal a lo que el resto piensa. Conversé con varios ex compañeros que la pasaron muy mal en el post retiro. Pero yo estoy en ese periodo de preparación y la decisión la estoy masticando con mucho tiempo de antelación. Hace tres años que con mi esposa lo venimos planificando y fuimos construyendo la parte emocional, económica y familiar. Hay muchos factores que tienen que concordar con el retiro, porque no es que uno se retira y queda todo en el aire.

– ¿Cuando lo vas asimilando es diferente?

– Sí, porque cuando es de repente es muy doloroso, pero si te vas preparando es diferente. Soy de prepararme y cada día construyo un granito de arena para armar el plan paso a paso y todo se hace más fácil. Eso provocó que me alivie un poco más la situación. Hoy estoy con ganas de que llegue ese día. Tenemos el proyecto terminado de una casa en Argentina que nos está esperando. Así que van a ser tiempos muy lindos para disfrutar.

Julio Barroso
Con la camiseta de Boca que le regaló Riquelme (Archivo personal)

– Existen muchos argentinos que emigran para tener un mejor futuro. Pero vos querés volver a la Argentina con tu familia. ¿Qué es lo que te seduce de volver a tu país?

– A veces la gente piensa que en otros países se vive mejor que en la Argentina y no es así, esa perspectiva es errónea. La realidad es que amo a mi país y lo siento en mi corazón. Tengo muchos hermanos, tíos y sobrinos a los que quiero volver a ver, Mucha gente de mi grupo familiar a la que hace mucho que no veo. Quiero recuperar el tiempo perdido también. A mí me pasa de querer volver y confiar en mi país. Hay que trabajar en todos lados y la situación es complicada en Chile también. El haber vivido tanto años acá hizo que te pueda asegurar que el costo de vida no es mejor que el de Argentina. Es más, no se compara en ese sentido.

– Llegando al fin de tu carrera, ¿qué balance haces de estos 19 años como futbolista?

– El balance es hermoso. Porque uno empieza a repasar desde el comienzo de la historia, lo que fui logrando, y es espectacular. Me crié en Argentinos Juniors, mi cuna en inferiores. Integré el Sub 20 campeón del Mundo en el 2005 y, a partir de ahí, me compra Boca Juniors, el club de mis amores. Me tocó vestir la casaca albiceleste y jugar con el mejor del mundo, Lionel Messi. Además de compartir cancha con mis ídolos como Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo, Juan Román Riquelme, Hugo Ibarra, entre otros. Fue muy lindo lo que viví en el Xeneize. Luego, pasé a Racing Club de Avellaneda dirigido por el Cholo Simeone. Allí, fui compañero del Mago Rubén Capria y Gustavo Campagnuolo. Después, recalé en Estudiantes de La Plata con la Bruja Verón. Desde chico, en el fútbol argentino no pude demostrar todo el potencial que tenía porque todo jugador debe encontrar su lugar; y algunos lo encuentran en su país…

– ¿Vos dónde lo encontraste?

– En Chile; acá me tocó construir mi carrera. Llegué a Ñublense, un equipo chico del Sur chileno. Luego, recalé en O´Higgins, donde ganamos el primer título de la historia del club con Eduardo Berizzo de entrenador. Después, viví 7 años mágicos en Colo Colo, donde pude demostrar mi talento. En este club gané siete títulos para lograr nueve en mi carrera. La verdad es que soy un agradecido a Dios porque me dio la oportunidad de ser futbolista. También a mi mamá, que fue la que me llevó a probarme al conjunto de La Paternal, y a mi esposa, que continuó un poco el legado acompañándome a todos lados y soportándome, construyendo a la par una hermosa familia. Soy un agradecido de todo lo que he vivido hasta ahora.

– ¿Quién te hizo debutar en Primera División?

– Sergio “el Checho” Batista en Argentinos Juniors, cuando estábamos en la B. Me acuerdo que enfrentamos a Huracán de Tres Arroyos y me dijo “ten cuidado que vas a marcar a un jugador que se llama Rodrigo Palacio. El pibe juega bien y encara mucho”. Al final me pegó un baile tremendo. Encima, jugué de lateral derecho y nos ganó el partido él solo. Es más, pasó el tiempo, y a Rodrigo lo vuelvo a encontrar en Boca, y se acordó de aquel juego. Me dijo “te acordás del baile que te pegué cuando debutaste”. (Risas). Esas son las cosas que te quedan de esta linda profesión.

– ¿Cómo se dio tu llegada a Boca?

– Por mi buen rendimiento en el seleccionado sub 20 campeón en Holanda 2005 de la mano de Francisco Ferraro. Resulta que hicimos el Sudamericano del mismo año con Hugo Tocalli, y luego el Mundial lo dirige Pancho. Recuerdo que nos tocó jugar la final contra Nigeria. Fue una Copa espectacular, ya que arrancamos un poco complicados perdiendo con Estados Unidos con Messi en el banco de los suplentes, que luego armó un caos. Previo a ese torneo, disputé con Tocalli el torneo de Toulón, Francia, donde enfrenté a Cristiano Ronaldo, que jugaba para Portugal. Increíble lo que me permitió el fútbol, hacer cruces con jugadores que hoy son parte de la élite mundial.

– ¿Es cierto que vas a armar un museo con todo el material que conservás de tu carrera?

– Sí, cuando vuelva a la Argentina lo voy a hacer. Tengo camisetas de Messi con la Selección y de Barcelona que nos regaló cuando estábamos en la juvenil. También, de Juan Román Riquelme. En la Argentina tengo dos maletas completas de camisetas, y en Chile, también, dos valijas de casacas para llevarme. Cambié en copas internacionales, torneos locales, Mundiales, amistosos. Hay una buena colección, son un montón ya.

– ¿Cuál es tu preferida?

– Mi podio de favoritas son las de Messi y la de Riquelme. Encima, como hincha de Boca, Román era lo más. Un día, le dije: “Disculpame, es difícil a veces pedirle la camiseta a un compañero, pero sos mi ídolo, qué te voy a decir. Yo te pido si me podés regalar tu camiseta”. La verdad es que se portó muy bien. Esas están en el podio, y después tengo la del Rolfi Montenegro en Independiente, y otras más que ahora no recuerdo.

– ¿Tenés alguna casaca de Diego Maradona?

– De Maradona tengo muchos recuerdos. Cuando volvimos del Mundial 2005, en Boca hicimos una gira por Corea y Holanda con Alfo Basile como DT. Resulta que Diego comenta el gol que le hice a Colombia durante la Copa del Mundo juvenil, y estuvo con nosotros en la gira por Países Bajos. Luego del partido, entra al vestuario y la piel me temblaba. Me agarró y me dijo “qué golazo que hiciste, pibe”. Le respondí: “Diego, por favor, te puedo pedir una foto”. Me respondió: “Sí, vení esta noche a la habitación del hotel donde nos concentramos y nos sacamos una foto”. Al otro día, Basile decidió hacer un picado con quienes no jugamos el amistoso y se sumó Pelusa al partido. Así que compartí cancha con él.

– ¿Qué tal fue jugar al lado de un Messi que recién daba sus primeros pasos en el fútbol?

– Era un distinto, sin dudas. En nuestros tiempos, agarraba la pelota desde la defensa y comenzaba a marear a todos, llegaba al área y convertía. Un jugador impresionante, con un gran nivel físico y de potencia, totalmente diferente al resto. Estaban Pablo Zabaleta, Fernando Gago, Lucas Biglia, Ezequiel Garay, el Kun Agüero, pero Leo agarraba la pelota y era un distinto. De más grande lo pude ver en Chile cuando vinieron a jugar un partido por Eliminatorias. No lo veía desde el 2005 y habían pasado más de 10 años. Así que me vio y me dijo: “Julio, ¿como éstas tanto tiempo?”. La humildad que tuvo ese día marca lo que es su persona. Hablamos un rato y nos sacamos una foto con mi hija que era una bebe.

– ¿Cómo era Lionel fuera de la cancha? ¿Qué relación tenía con sus compañeros?

– Muy tímido, respetuoso. No era de hablar mucho, más bien poco, pero muy leal a sus compañeros. Nos tenía mucho respeto por ser mayores a él. Sabía Lío que era la joya del plantel y lo cuidábamos como tal. Si bien es el mejor del mundo, necesita estar bien acompañado por un buen grupo humano, que le haga bien y lo proteja. Por eso se dio ese resultado final de haber sido campeones del mundo.

– ¿Es verdad que haber jugado en el Sub 20 argentino no te permitió desarrollarte en el seleccionado mayor chileno?

– Sí, porque no tenía raíces sanguíneas chilenas y mi citación al seleccionado chileno solo fue por mi permanencia en este país. Pero me quedo con lo bueno que fue estar cerca de un proceso, a pesar de no haber podido disputar una Copa del Mundo de mayores.

– ¿Estuviste muy cerca de integrar el seleccionado argentino de Marcelo Bielsa?

– Sí, es cierto, en el 2002 fui sparring de la selección argentina previo a la Copa del Mundo Corea y Japón. Conmigo Bielsa se encariñó mucho. Un día, Marcelo le dijo a Tocalli “voy a llevar a Barroso a un amistoso con la selección argentina en el Interior del país”. Yo no había debutado en Argentinos en Primera, pero sí en la segunda categoría. Entonces, Hugo le dijo “no lleves a Barroso, llevá a Marcos Aguirre de Newells, que es más grande y un poco más maduro”. A raíz de eso, el Loco lo citó a él y no a mí, por una opinión de Tocalli. Por muy poquito no fui parte de la Selección Mayor comandada por Bielsa. Es más, si Marcelo me llevaba de marcador central al elenco albiceleste, a mí me cambiaba el rumbo a partir de ese momento. Fue duro, pero a veces el proceso es diferente a lo que uno piensa o desea.

– ¿Tenés buenos recuerdos de tu paso por Boca?

– Sufrí bastante. Mi posición natural es de marcador central, pero cuando llego al Xeneize me ponen de lateral derecho y competía en el puesto con Hugo Ibarra, el Pampa Calvo y Pablo Álvarez, así que era el cuarto en esa ubicación. Un día, en un amistoso en esa gira por Corea, el Coco Basile decide que jueguen los que no veníamos sumando minutos en cancha. Entonces, me llama a la habitación y me dice: “Mirá, pibe, Calvo jugará por derecha, Álvarez por izquierda, y vos de marcador central”.

– ¿Cómo lo tomaste?

– Yo estaba feliz, era mi puesto natural. Y encima jugué un partidazo. Estaba contento de destacarme en mi posición. Luego, nos vamos a la gira por Holanda a disputar un amistoso con el Porto de Portugal. Un día, viene el médico y me cuenta “tengo una noticia para vos. Vas a jugar, pero de defensor por derecha, por Ibarra”. Cuando me lo dijo, me agarró una angustia porque yo quería volver a jugar de central. La verdad, lo sufrí bastante. Lamentablemente no se dio como hubiera deseado mi paso por Boca. No pude demostrar mucho en la Argentina. Luego, pasé a Estudiantes y jugué de lateral, y en Racing, también. Es una posición que nunca pude disfrutar.

– ¿En Chile en qué posición jugabas?

– Volví a ser marcador central. Ni bien arribé a Ñublense pedí de jugar en esa ubicación de la cancha. A los tres años, me compró Colo Colo y me quedé durante siete temporadas. Ahí escribí una historia hermosa en una institución muy grande de este país. Esa es la satisfacción que me queda, de saber que volví a jugar de zaguero, sabiendo de lo que era capaz de dar.

– En tu etapa en Boca, ¿era difícil encarar al entrenador para decirle en que posición te sentías mejor?

– Pasa que nuestra época era distinta a la actual. Hoy, los chicos encaran al DT y le dicen “me siento más cómodo acá o allá”. Nosotros no teníamos ese espacio para hacer ese tipo de planteos. Es más, casi ni hablábamos con el técnico. Me hubiera encantado planteárselo, pero no pasaba. Teníamos un respeto extremo hacia el entrenador.

Julio Barroso
Barroso, en su etapa en Boca junto a Maradona. Llegó a jugar un picado con él (Archivo personal)

– ¿Cuál fue el mejor momento de tu carrera?

– Mi etapa en Colo Colo, sin dudas. Fue extraordinario. Primero, por mi rendimiento. Luego, por la cantidad de títulos ganados. Este equipo en Chile tiene una presión del nivel dee la selección local. Acá, primero está el seleccionado chileno y luego El Cacique. Jugar en Colo Colo es como estar en el coliseo romano: dedo para arriba o para abajo, porque no aceptan la clase de jugador que no satisfaga el estilo de juego de la institución. El primer año arranqué con el pie derecho, ya que salimos campeones.

– ¿Por qué te fuiste?

– Por una decisión dirigencial. Tuvimos un problema durante la pandemia con relación a los sueldos y al seguro de cesantía, que es como un seguro de desempleo, por así decirte. Estuvimos entre tres y cuatro meses sin poder entrenarnos en el club y peleábamos el descenso antes de irme, fue caótico lo que nos pasó. En los 12 partidos que quedaban, dí la cara como corresponde porque era lo que yo sentía. Fue un momento difícil porque por primera vez en su historia el club peleaba por no descender. Estaba como entrenador Gustavo Quinteros, a quien le manifesté que iba a dar la cara. Pero lamentablemente quedó esa pelea que tuvimos junto a los jugadores grandes con la dirigencia por esto que nos pasó y un dirigente decidió no renovarme el contrato. No fue una cuestión de rendimiento. Por suerte, Everton me abrió sus puertas y pude mantener mi nivel. Me quedo tranquilo, porque no fue una cuestión futbolística, sino personal.

– ¿Qué entrenador fue el que más te marcó en tu carrera?

– Tuve a Basile, Ferraro, Berizzo, Tocalli, Simeone, Roberto Sensini, pero particularmente lo mejor que me pasó en mi carrera fue ser sparring de la selección argentina de Bielsa. Nuestro seleccionado sub 20 tuvo la oportunidad de ser dirigido por el Loco y la verdad es que él nos cambió el modo de ver este deporte. A mi tácticamente me hizo comprender que el fútbol no es una cuestión de técnica o de físico, sino que la importancia de la táctica bien aplicada puede generarle a un futbolista ser diferente. Tuvimos ese privilegio de tenerlo a Marcelo. Fue un proceso que me encantó y me enamoré de todo lo que era Bielsa en ese tiempo. Después, con el Cholo Simeone también, en el momento que agarró Racing de manera brusca. Representa el mismo legado que Bielsa, pero con su sello, con la idea de enseñarle al futbolista la palabra profesional.

– ¿Cómo es eso?

– Sí, desde los valores de ser un profesional con tu estilo de vida, de ser exigente con tus responsabilidades y cuidados personales hasta llevarlo al extremo. Pero no sólo lo aprendí de él, sino también de compañeros como Riquelme y la Bruja Verón. Primero pensar en ganar y luego que venga el resto. Poder perder o empatar, pero para competir primero debés pensar en ganar, ganar y ganar.

– ¿A quién se asemejaría tu estilo de entrenador?

– Me gustó muchísimo la táctica al nivel de Bielsa. Pero también el manejo de grupo que tuvo Marcelo Gallardo en River. Para mí, es una parte importante que hay que combinar. El saber tratar al jugador y entenderlo es fundamental. Sus emociones, su manera de vivir, su falta de potrero, un montón de factores mentales. Hoy, el juvenil es un poco más lento en la toma de decisiones y es importante saber en qué condiciones están llegando a la Primera División.

Julio Barroso
En el plantel de Racing, bajo la tutela del Cholo Simeone (Archivo personal)

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