Pese a la foto de unidad en Chubut, Larreta y Bullrich mantienen la distancia política rumbo a las PASO
(Enviado especial a Trelew, Chubut) Hace 10 días que Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich no se dirigen la palabra. Incluso, al jefe de Gobierno le preguntaron cuándo fue la última vez que habían hablado y le costó recordarlo. “No sé, a ver”, pensó ante la consulta de un asesor y respondió: “Creo que la otra semana, creo”. Anoche compartieron escenario con Ignacio “Nacho” Torres en Trelew, para festejar el triunfo de Juntos por el Cambio (JxC) en Chubut y sellar la última foto de unidad antes de las PASO del 13 de agosto. Fue un gesto de caballeros para fortalecer la coalición. Pero la distancia política entre ambos permanece incólume. El dirigente chubutense hizo todo para juntarlos, que se acerquen y aflojen la tensión. No fue suficiente. Los dos presidenciables del PRO conocen que van camino a la disputa política más importante de sus vidas y no están dispuestos, acaso, a darse siquiera un tuit de ventaja.
La oposición había puesto todas las fichas en la elección de Torres. Confiaban que el senador nacional podía dar el batacazo en un distrito que es sinónimo político de peronismo. “Es una provincia difícil”, repitió el propio candidato de JxC ante Larreta y Bullrich, en conversaciones separadas que tuvo con los dos. Si bien Mariano Arcioni, gobernador saliente, cultivó una mala imagen producto de las dificultades de su administración, el oficialismo tenía la maquinaria electoral aceitada. Hacía 20 años consecutivos que manejaban el poder desde Rawson y contaban con herramientas para inclinar la cancha. Para sortear ese óbice, Juan Pablo Luque, candidato de Arriba Chubut, hizo una campaña centrada en diferenciarse de Arcioni. No alcanzó. El frente opositor se concertó detrás del joven dirigente del PRO y quebró la hegemonía peronista.
En JxC hubo consenso en torno a que el triunfo de Torres en Chubut es un espaldarazo en la recta final hacia las elecciones. Aunque represente el 3% del padrón nacional, tiene peso simbólico por ser cerca de las PASO y por tratarse de un distrito congénito del peronismo. Puntualmente de Sergio Massa, precandidato a presidente de Unión por la Patria. El ministro de Economía tiene un vínculo cercano con el gobernador Arcioni. Implicó arrebatarle otra provincia al oficialismo y sumar volumen político. Al mismo tiempo, es un territorio estratégico desde el punto de vista económico y productivo: zona fértil en vientos, petróleo, turismo y pesca.
A nivel nacional, Torres buscó hacer equilibrio entre Larreta y Bullrich. Optó por esa táctica hasta la elección de anoche, para evitar nacionalizar la elección provincial. Mantiene un buen diálogo con los dos. Admite el soporte del larretismo para esta campaña y agradece el apoyo de la ex ministra. No obstante, tiene mayor cercanía política con el jefe de Gobierno. En el marco de su proyecto presidencial, Rodríguez Larreta ejecutó una estrategia de construcción política particular para cada distrito. También había hecho lo propio en San Juan y San Luis. “Tres de tres”, bromeó un dirigente que frecuenta la mesa política de Uspallata, sede del Gobierno porteño.
Pero, hasta anoche, no había dado indicios públicos de parcialidad entre los presidenciables de JxC. A su vez, se sentía que haría una buena elección en Trelew, Rawson y Esquel, sumado a lograr una performance aceptable en bastiones peronistas como Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia. Esas dos variables, la neutralidad nacional y la perspectiva de triunfo, allanaron el escenario para la foto de unidad entre el alcalde porteño y la presidente del PRO en uso de licencia. Se logró. Pero fue, apenas, un poco de makeup para remendar temporalmente la crispación política.
A las 19:30, Rodríguez Larreta y Bullrich ya habían llegado a Trelew. Vinieron en vuelos distintos, estuvieron en lugares diferentes. Se cruzaron 25 minutos en el escenario y, sin saludarse al final, cada uno se fue por su lado. Ambos transitaron con incomodidad este tiempo frente a los chubutense, sobre una tarima con una sensación térmica más fría que en el resto de Trelew. En sus alocuciones, los dos persistieron en los ejes discursivos que los caracterizan.
Cuando en el búnker consideraron que la tendencia era irreversible, Torres, Larreta y Bullrich salieron a hablar ante la gente. Fue todo improvisado. Al punto de que mientras Bullrich hablaba, una parte del público coreó su nombre seguido de “presidente”. Larreta la miró fijo. Ella intentó seguir. Alzó la mano pidiendo calma. Rápidamente, él giró su cabeza al público, soltó una sonrisa tenue y volvió a clavar sus ojos en su adversaria política. “El 13 vamos a discutir con Larreta quién es presidente”, expresó Bullrich, en un gesto conciliador, para salir de ese momento. Larreta se descontracturó, soltó una sonrisa y le palmeó el hombro. “Ahora estamos para acompañar a Nacho. Tranquilos”, pidió la ex ministra. La militancia cesó. “No se peleen, tienen que estar juntos”, gritaban desde la turba. Larreta y Torres, visiblemente incómodos, se rieron y respiraron con muecas de alivio. Esa secuencia duró 20 segundo y fue más larga que los tres discursos juntos.
Fue una situación especular a la interna que transitan hace meses. La disputa por el poder los alejó, incluso, hasta suspender el diálogo entre ambos. Bullrich mantiene una actitud agonal, mientras que Larreta cree en la construcción política consensual. Los canales de comunicación también se apagaron entre sus respectivos operadores políticos. Tanto Bullrich como Larreta aseguran que estarán juntos el 14 de agosto. Ayer los dos lo ratificaron en Trelew. Pero en tiempos políticos, todavía faltan años hasta el domingo de las PASO.
La elección de Chubut no implicará mutaciones en la estrategia electoral Larreta ni de Bullrich. El jefe de Gobierno venía envalentonado por al victoria de Maximiliano Pullaro, su candidato, en Santa Fe. El dirigente santafesino se impuso en la PASO ante Carolina Losada, la candidata a gobernadora bullrichista, respaldada también por Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.
A su vez, el alcalde porteño capitalizó el error no forzado de Bullrich con sus dichos sobre el “blindaje”, que protagonizó la semana pasada. En el entorno de la ex ministra de Seguridad, sin embargo, deslizaron que el discurso de anoche reestableció la situación. “Muy bien ella. Generó la escena de la unidad”, celebró un armador político del bullrichismo y chicaneó, en referencia a las declaraciones de ambos anoche en Trelew: “Patricia marcó la diferencia entre una líder y un gerente”.
El larretismo le restó importancia, aunque renegaron que Bullrich se “excedió” en el uso de la palabra. “Era la noche de Nacho (Torres), no podés subirte al escenario a robarle protagonismo para sacar un voto más”, despotricó un diputado nacional que whatsappea a diario con Rodríguez Larreta.
En los próximos días, el jefe de Gobierno se enfocará en hacer campaña en el centro del país y el conurbano. A la par, pasará a la etapa de “pedir el voto” explícitamente. Esta semana difundirá spot en ese sentido. Bullrich, por su parte, profundizará sus recorridas por la provincia de Buenos Aires, sin descuidar distritos como Córdoba, Mendoza, Santa Fe, San Luis y Entre Ríos.
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