Política

Caso Insaurralde: en el peronismo preocupa que no alcance el control de daños y haya fuga de votos hacia Milei

Martin Insaurralde
En el peronismo hay mucha incertidumbre por el impacto electoral que tendrá el escándalo de Insaurralde

“Esto nos va a costar caro en la campaña. Le dimos un argumento a Bullrich y Milei. Como pasó con la foto de Olivos en el 2021. No se puede creer”. Un influyente intendente del conurbano bonaerense retrató en ese puñado de palabras la preocupación que hay en el peronismo después del escándalo que se desató con el viaje de Martín Insaurralde a Marbella y su paseo en un yate lujoso junto a una modelo erótica.

El temor está latente en las arterias peronistas. Nadie puede determinar con exactitud cuál será el costo electoral que deberán pagar el 22 de octubre. La obscenidad del lujo rompió la prolijidad de la campaña oficialista. Justo la misma semana en que el INDEC informó que Argentina tiene un 40% de pobres. Justo cuando se caen del calendario los días de un mes donde la inflación fue de 12,4%. Justo ahora.

“Es impredecible el impacto que va a tener esto. Qué dimensión va a tomar. Los votos que se nos vayan a nosotros, se irán con Milei, no con Bullrich. Espero que no nos gane en primera vuelta”, se sinceró otro intendente bonaerense, que gobierna uno de los municipios más poblados de la provincia. El temor de que la elección se termine en octubre volvió a florecer en algunas terminales oficialistas.

Es una reacción que está atada a la incertidumbre que genera al volumen que tomó el escándalo y los condimentos que tiene. Hay dirigentes que temen que se convierta en un caso similar al de la foto de Olivos. En ese momento en el oficialismo pensaban que no iba a influir en las PASO del 2021, hasta que la derrota inesperada se convirtió en un golpe que derivó en el principio de una crisis interna que duró dos años.

Acto Unión por la Patria en Ensenada Sergio Massa Axel Kicillof
Sergio Massa y Axel Kicillof avanzaron sin contemplación sobre Insaurralde y lo desplazaron de su cargo (Crédito: prensa Axel Kicillof)

La gestión de aquel conflicto, en el que estuvo involucrado el Presidente de la Nación, no tuvo buenos resultados. Fue mala, desordenada y a destiempo. Frente a la comparación con el escándalo del presente, en el búnker peronista se limitaron a decir: “Sergio no es Alberto. Gestiona las crisis de otra forma”.

En Unión por la Patria (UP) destacan la inmediatez de la decisión clave que se tomó en la tarde del sábado. Las fotos y videos comenzaron a viralizarse en la mañana de ese día. Al caer la noche Insaurralde ya no era el jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires y el peronismo le había soltado la mano sin preámbulos. Sergio Massa, Axel Kicillof y Cristina Kirchner hablaron entre sí y resolvieron con rapidez. Jaque mate para quien fue uno de los intendentes más poderosos del conurbano.

En 48 horas el ex intendente lomense fue empujado hacia al abismo. Lo obligaron a renunciar a su cargo en el Gabinete de Axel Kicillof y a su candidatura como concejal, pensada para impulsar a Federico Otermin, actual presidente de la Cámara de Diputados bonaerense y candidato a intendente de Lomas de Zamora. En la mañana del lunes se conoció un video de un grupo de operarios bajando de un edificio un cartel gigante con los rostros de ambos. La imagen del final.

Sergio Massa mostró, como lo viene haciendo en los últimos meses, que es el eje central del gobierno nacional. Las decisiones políticas de peso – como la que se tomó con Insaurralde – pasan por él. Es superministro, candidato y gestor de un gobierno fraccionado, pese al maquillaje de la unidad, siempre necesaria para sobrellevar terremotos como el de Marbella.

El trabajo para contener los daños fue rápido y preciso. Cruel para el castigado y determinante para que la campaña siga a flote durante las tres semanas que quedan hasta la elección. En el peronismo pusieron en valor la inmediatez de la decisión y la aparición, con más claridad, de un nuevo liderazgo dentro del espacio, concentrado en la figura del ministro de Economía. Liderazgo que deberá ser revalidado en las urnas.

Martin Insaurralde portada
Las fotos que se conocieron el sábado y que destaparon el escándalo de Insaurralde

En su entorno aseguraron que la muestra de carácter define cómo será su gobierno a partir del 10 de diciembre y el liderazgo que habrá en un nuevo tiempo del peronismo. Un cambio de época que avizoran para después de las elecciones, donde el espacio político deberá reorganizarse. En el massismo auguran un triunfo y que ese orden se efectúe sobre la figura de Massa. Pero si el peronismo pierde también entrará en un proceso de recambio, que probablemente sea más salvaje, dinámico y desordenado.

“Esta no es la visión de la Argentina que tiene Sergio. Hace un año que está recorriendo el país. Nada más lejos que Insaurralde en el exterior. Es una locura. No es la Argentina que queremos”, sentenció un funcionario nacional que está dentro del esquema de campaña. En el oficialismo buscan dejar en claro que la propuesta de país que hace Massa es diametralmente opuesta a la que expuso el ex intendente en su viaje europeo.

Para mantener indemne esa día fue determinante la reacción rápida. Que el balde de agua helada no paralice al candidato. Por eso la decisión de avanzar sin condiciones contra la figura de Insaurralde tuvo como objetivo borrarlo del mapa y mostrar determinación en un momento de crisis. No importó la sólida sociedad política que el lomense tenía con Máximo Kirchner, ni su poder de coordinación entre varios intendentes del conurbano. Se equivocó y pagó. El problema es que su equivocación afectará al resto.

En el peronismo no pueden creer la impunidad y la torpeza del ex intendente. Son las dos cosas que remarcan, en voz baja, los que hasta el sábado eran sus compañeros de ruta. Algunos intendentes y funcionarios se preguntan si el líder de La Cámpora pagará algún costo político debido a su cercanía. Nadie lo sabe. En gran medida, mucho dependerá del resultado y del lugar que ocupe el peronismo después del 22 de octubre y, eventualmente, luego del balotaje de noviembre.

Para los dirigentes oficialistas es imposible medir con exactitud cuál será el daño del escándalo de Insaurralde y qué consecuencias puede tener. Ni siquiera se puede confiar en las encuestas y los focus group que en el búnker sirven como termómetro del electorado. El análisis inmediato se hace sobre la experiencia política y el conocimiento de la ciudanía. En Unión por la Patria tienen en claro que la factura llegará. Lo que no saben es cuál será el monto a pagar.

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