Jugar en equipo, cosas que nos enseña el deporte argentino
Guillermo Vilas y Roberto De Vicenzo. Juan Manuel Fangio, Alberto Demiddi y Carlos Reutemann. Hasta Hugo Porta, como figura singular en un deporte colectivo por excelencia como el rugby. Durante décadas los argentinos nos convencimos de que nuestro destino estaba atado inexorablemente a celebrar éxitos en deportes individuales y que, si ganábamos en grupo, el principal factor de influencia era el individuo; jamás el colectivo.
Esta lógica, que seguimos padeciendo en un universo político ridículo y peligrosamente personalista, viene cambiando desde hace años. De eso, de la virtud colectiva de nuestros equipos, venimos hablando desde hace años. Y de eso nos agarramos para disimular números preocupantes en estos Panamericanos de Santiago 2023.
Un nuevo día de competencias dejó, por lo menos, dos consideraciones más para hacer al respecto.
Por un lado, el fenómeno Leonas. Chúcaros como nos ponemos a la hora del escepticismo, nos indignamos cuando una potencia nos gana por goleada con la misma energía con la que minimizamos la superioridad que el hockey femenino establece respecto de gran parte del universo de este deporte. Sin ir más lejos, vienen de dar una muestra de jerarquía y respeto noble por el rival goleando 21 a 0 a Trinidad y Tobago. Por precario que sea el rival, a veces consideramos normal y hasta irrelevante esa ventaja con la misma convicción con la que nos indignamos cuando nos embocan duro en un deporte poco desarrollado en casa.
Por el otro, la confirmación del progreso del seleccionado masculino de waterpolo, que goleó a Cuba 20 a 4 en la que fue apenas la tercera victoria en este deporte ante los caribeños. Se trata de un equipo que, hasta hace poco tiempo, tenía que esperar hasta lo impensado para tener un rato de entrenamiento en una fracción de la pileta del CENARD o pedir infructuosamente la renovación de los arcos. Un grupo que, además, requería que varios de sus integrantes vinieran especialmente a Buenos Aires desde Rosario.
Hoy, 11 de los 13 integrantes del plantel compiten en equipos europeos. Una vez más, la dedicación full time como cómplice decisivo para potenciar el rendimiento deportivo. El progreso individual al servicio del equipo.
Mientras en el día a día nos convencemos cada vez más que la única que nos queda es el sálvese quien pueda, el deporte argentino nos sigue avisando que el camino más corto es el de jugar en equipo.