Deportes

Los secretos de Germán Cano, el temible goleador argentino de Fluminense: el día que un partido brillante del Kun Agüero lo hizo explotar y de qué club es hincha

intimidad de Germán Cano
Cano en su presente voraz en Fluminense y en sus inicios en Lanús

Germán Cano es la principal figura de Fluminense de cara al partido más importante de su historia. Porque el equipo carioca jugará su segunda final de Copa Libertadores, trofeo que aún no pudo alzar. El argentino es la carta goleadora de Flu con 36 tantos en 54 partidos en lo que va de este 2023, y en medio del gran presente que atraviesa, buscará terminar de ponerle la frutilla al postre de su carrera con la obtención de este título internacional frente a Boca Juniors en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.

Daniel Rivero es palabra autorizada para hablar del top scorer de este torneo sudamericano con 12 gritos, porque fue su primer formador en Lanús, club que lo vio nacer desde la Prenovena hasta que debutó en la máxima categoría. “Es un jugador muy temperamental. De chiquito quería ganar a cualquier precio y se la pasaba discutiendo en la cancha, no se callaba nunca”, recuerda quien, además, fue el preparador físico en el cuerpo técnico comandado por Carlos Lodico en las categorías juveniles.

Lamentablemente, el atacante no pudo asentarse en la Primera del Granate porque tuvo entre sus competidores a un tal José Sand. “En el Apertura ´07 el Pepe la rompió toda. Su entrenador Ramón Cabrero junto a Luis Zubeldia tenían a German en las gateras, pero no lo pudieron utilizar ya que había grandes delanteros. Además, Cano era chico todavía”, remarca.

El presente de Cano en Brasil dista mucho de lo que fue su irrupción en Lanús, aunque mantiene sus virtudes como centrodelantero. “Maduró un montón. De chico tenía un carácter especial, pero contaba con cualidades futbolísticas. Su pegada era muy buena y además manejaba los dos perfiles”, sostiene Rivero en diálogo con Infobae.

– ¿Cuándo lo conociste a Germán?

– Cuando me encontraba trabajando con Carlos Lodico en las Divisiones Inferiores de Lanús. German es categoría 88, así que lo tuvimos en la Prenovena y luego en Novena. Cano tuvo la mala suerte de caer en una categoría que estaba llena de talentos como Sebastián Blanco, el Laucha Acosta, Carlos Quintana, que está Rosario Central, y Sebastián Leto, entro otros. Cuando llegaron a Reserva, integraron esa categoría con la 88 y armaron un equipo comandado por Ramon Cabrero y el Pampa Zubeldía. La Reserva granate se coronó campeón en el 2007. German jugó muy poco en la élite ya que competía en su puesto con el Pepe Sand y Diego Valeri, entre otros hombres de ofensiva. De esta manera, Lanús lo cedió a préstamo a Chacarita Juniors para que vaya teniendo rodaje.

intimidad de Germán Cano
Germán Cano y su familia viendo el Mundial en Qatar

– ¿Cuál es su posición natural?

– Cuando lo dirigimos con Carlos, yo además era el preparador físico del plantel, y lo utilizábamos de centrodelantero porque al negro siempre le encantó jugar de 9. Si no, de media punta, tirado a la derecha. Lo que pasa es que tiene una virtud muy grande: maneja los dos perfiles, tiene una pegada brillante y siempre tuvo el arco entre ceja y ceja. A veces jugaba con el Laucha (Acosta), que era imparable por derecha, este le tiraba centros a Cano, que metía todos los goles, ambos hacían una buena dupla. Germán es un definidor terrible. La esencia de delantero es esa, el que no nace con la virtud de tener el arco entre ceja y ceja, no puede ser goleador.

– ¿Con qué delantero del fútbol argentino lo compararías?

– Por su arranque y pegada es muy parecido a Gabriel Omar Batistuta, sin dudas. Yo entro en comparaciones. pero lo vi y lo tuve al lado trabajando.

– ¿Estaba en condiciones de competirle a esos monstruos?

– Sí. Mentalmente fue siempre un chico fuerte, pero lo que pasa es que el equipo que ganaba no se tocaba y el Pepe estaba jugando muy bien, no era para sacarlo. Además, se encontraban Diego Valeri y Sebastián Leto, y jugaban siempre los mismos, porque Ramón quería repetir el equipo en todos los partidos.

– ¿Hoy es el mismo que conociste o fue madurando con el tiempo?

– Maduró mucho. De chiquito tenía un carácter especial, quería ganar a cualquier precio y se la pasaba discutiendo en la cancha, no se callaba nunca. Recuerdo que en un partido, en la categoría 88, que se jugó en la cancha 1 de las Inferiores, enfrentamos al Independiente del Kun Agüero, que estaba imparable; nos metió como cinco goles ese día. Entonces, se mostraron muy calientes el Laucha Acosta, Blanco y él. Es así como a Germán no lo pudieron tranquilizar. Entonces, fue a tirar un córner e insultó al árbitro de arriba y abajo por lo enojado que estaba, y lo terminó expulsando. Luego, le dieron ocho fechas de sanción. Hoy, es un señor, un caballero. Por eso te digo que maduró mucho.

– ¿Tuvo otros episodios con ese tipo de reacciones dentro de una cancha?

– Así se comportaba siempre, pero fue mejorando. De Lanús pasó a Chacarita, estuvo en Colón y luego lo vendieron a Deportivo Pereira de Colombia. En ese país empezó a madurar de a poco. Cuando se fue a Brasil, primero a Vasco Da Gama y luego al Flu, cambió mucho, se casó, su mujer lo fue encaminando y sus hijos también. Hoy es un jugador profesional con todas las letras.

– ¿Tenía disciplina de chico?

– Le costó como a todo jugador que recién arranca ¿no?. Lo fuimos llevando de a poco. En un momento de su vida, no había terminado el estudio secundario y como yo me encontraba paralelamente desempeñándome en una escuela, hablé con el rector y lo recomendé. Le dije: “Tengo un jugador que quiere recibirse”. Me respondió “sí, no hay problema, traelo”. Empezó nuevamente a estudiar, pero luego le salió el pase a Colombia y no se pudo recibir. Siempre estuvo enfocado en darle para adelante y ser el mejor; nadie le regaló absolutamente nada, todo lo que logró fue gracias a él.

– ¿Cuándo lo tuviste, que tal estaba físicamente para competir con el resto?

– Los chicos cuando están en formación, más en la etapa de adolescente, van creciendo en alto o en ancho por una cuestión metabólica. Hay jugadores que crecen a lo alto y están siempre delgados. Y hay otros que lamentablemente a cierta edad les cuesta bajar de peso. Germán siempre fue medio fortachón, retacón. Hoy está bien físicamente porque lo fue trabajando. En Novena lo veía un poco con problema de peso, pero a esa edad no podía exigirle que bajara de peso de una, sino que lo íbamos manejando con los entrenamientos a diario.

– ¿Cómo lo fueron llevando?

– Con charlas y trabajo en la semana. Además, el médico del plantel, el doctor Carlos Zirpolo, les aconsejaba comer sano. Por ejemplo, les pedía que no comieran galletitas dulces, sino un pedacito de pan, que no tomaran gaseosas ni consumieran alcohol. Se hacían charlas luego de los entrenamientos para ir aconsejando a los chicos. Germán siempre fue un pequeño profesional, hasta que se hizo por completo, por eso tiene el premio de hoy en día.

– Tuviste una relación con él fuera de la cancha. ¿Qué tal fue su niñez?

– Fue un niño muy familiar. Sus padres arrastraban problemas personales, pero él siempre tuvo que pelearla adentro y fuera de un campo de juego. En el fútbol nadie le regaló nada, es una persona brillante y gracias a dios aprovechó las oportunidades que tuvo. Al ser un talento en bruto, el representante lo agarró de muy chico y lo ayudó bastante. Le vio sus virtudes y lo llevó por el buen camino. Eso le permitió llegar a Chacarita para luego pegar el salto al exterior.

– ¿Cuándo decís que tuvo que pelearla, a que te referís?

– Le costó mucho ir a entrenar porque viajaba en tren todos los días, desde Spegazzini hasta la ciudad de Lanús. Entrenábamos por la tarde. Arrancábamos a las 14.30 y terminábamos a las 18. Venía solo y se iba acompañado por el Laucha Acosta y Seba Blanco. Hizo mucho esfuerzo para poder vivir del fútbol. Nunca durmió en la pensión del club porque quería estar cerca de su familia.

– ¿Que contención le dieron como formadores?

– Teníamos muchas charlas. Nosotros lo llamábamos “entrenamiento silencioso”. Tiene que ver con la alimentación, el descanso, el cuidado, el dialogo con sus familiares con la idea de contarles qué hacían en el día a día; aprender de las buenas costumbres que te da el fútbol para llevarlas a cabo en casa. Todas esas cosas son importantes para tratar de contener a los niños y era parte de nuestro método de trabajo. En esa época, y a la edad de Novena División, es fundamental dar una imagen paterna para quienes arrancan en este deporte. Lodico también lo ayudó mucho, porque algunas veces lo iba a buscar a su casa, lo llevaba a desayunar y luego a los partidos.

intimidad de Germán Cano
Daniel Rivero, uno de los formadores del delantero

– ¿En esas charlas que tuviste con German, en algún momento te comentó la chance de abandonar el fútbol por no poder competir con los grandes talentos que había en su posición de delantero?

– No, él siempre estuvo enfocado en querer ser futbolista, nunca dudé de ello. Inclusive, luego de haber ganado el campeonato ´07 podía haber bajado los brazos y, sin embargo, siguió adelante y se enfocó para convertirse en lo que es hoy en día. Te digo más, hoy la selección argentina tiene terribles monstruos como delanteros, porque si no sería parte de ella. Cano merece una oportunidad en el seleccionado, no tengo dudas.

– Tiene un cariño especial por Messi, ¿no?

– Sí. Fue a Qatar a ver el Mundial. Estuvo un mes en Doha viendo todos los partidos de la selección, siguiendo a Lionel Messi, a quién ama como futbolista. Es más, le puso Leonella a su hija en homenaje a Messi y a Antonella. Leo por Lionel y Mella por Antonella.

– ¿De chiquito ya lo viste con futuro de Selección?

– Al principio no. Pero ahora sí. Al inicio no lo veía por los jugadores que integraban la Selección. Cuando Pancho Ferraro era el entrenador del Sub 20, lo llevó al Laucha Acosta al Mundial 2005 y estuvo muy cerca de convocarlo a Cano, pero se decidió por otros futbolistas.

– ¿De qué cuadro es hincha Germán?

– Siempre fue de Boca, desde chiquito. Pero no llevaba la camiseta del club de sus amores a Lanús por respeto al club que lo vio nacer. Siempre, hasta el día de hoy, usa la camiseta número 14 por el cariño que le tiene a la gente de Lanús, que se llama de esa manera. Cada vez que llega a un club, pide jugar con la 14 que hace referencia a la barra granate.

– ¿Hablás seguido con Germán?

– No, hace un tiempo que no hablo, no me gusta molestarlo. Cuando está en la cumbre de su carrera prefiero no escribirle y disfrutarlo por televisión. Tengo su WhatsApp, pero no le escribo. Si se corona campeón en la Libertadores, le voy a escribir para felicitarlo.

– ¿Si le tuvieras que escribir algo antes de la final, qué le pondrías?

– Simplemente que le deseo lo mejor y me encantaría que gane la Libertadores. No me cae muy en gracia Fluminense por ser un equipo brasilero, pero me gustaría que German levante la copa. Y si convierte un gol, mejor todavía.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba