Vinicius y Rodrygo se echan al Madrid a las espaldas en la venganza perfecta contra el Valencia
Tuvo que faltar Jude Bellingham para que los galones, en el Real Madrid, los cogiesen, por fin, los más esperados desde que empezó la temporada: Vinicius y Rodrygo. En un partido especialmente señalado para el primero, por el reencuentro contra el Valencia, la dupla brasileña brilló como en sus mejores días para desarbolar a un rival que cometió un error siempre fatal contra los grandes: desaprovechar ocasiones claras. Eso sí, el conjunto che ya iba perdiendo por 1-0 cuando pudo marcar. Su ineficacia en el área pequeña tuvo por castigo hasta cuatro dianas más de los blancos, que controlaron el choque a placer desde bien temprano.
En el Santiago Bernabéu, ansiaban recuperar la samba. Los parroquianos de la Castellana tenían un tanto olvidado el baile, puesto que por esos lares manda más el pop británico en estos momentos. Pero había confianza en que el ataque del Madrid podía volver a pertenecerle a los dorsales ‘7′ y ‘11′ del equipo. No acaban de renovar hasta 2027 y 2028, respectivamente, por nada: sus réditos en el pasado animaban a desear que la tibieza mostrada en lo que va de curso 23-24 fuese pasajera.
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Cuando más se les demandaba, por la baja del omnipresente Bellingham, Vinicius y Rodrygo dieron el paso adelante que tocaba. Además, justo antes de un nuevo parón de selecciones, para dejar un sabor de boca inmejorable al menos durante unos días. Si estos dos se ponen a bailar y bailan bien, el adversario tiene que hincar la rodilla. El Valencia resistió sin hacerlo hasta el paso por los vestuarios. Así pues, al partido le sobró casi toda la segunda parte, en la que la herida se volvió inasumible para los de Baraja.
Dominio de principio a fin
El Madrid iba a hacer los deberes sí o sí este sábado. La balanza del encuentro empezó a decantarse a su favor apenas transcurridos tres minutos, con Carvajal inaugurando el marcador gracias a una volea de gran belleza: control tras cambio de juego de Kroos, sombrero a Gayà y disparo con la zurda, y ajustado al palo izquierdo, desde fuera del área. Todavía no se había llegado a los diez de juego, y el alemán, tras su asistencia de cine, mandó un aviso contundente de falta y en forma de balonazo a la madera.
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En un primer momento, el Valencia aceptó el desafío con creces. Lejos de achantarse, se volcó arriba y bien pudo haber sacado réditos de su valentía. Sin embargo, este era el día de las reivindicaciones en las filas blancas: Lunin, titular de nuevo ante otra lesión, la de Kepa, sacó de quicio a Hugo Duro con dos paradas magistrales, casi seguidas. El madrileño aún tendría una opción muy seria de marcar, de cabeza, al borde del descanso. Perdonó. Y con él, la totalidad del conjunto visitante.
Vinicius y Rodrygo se retroalimentaron el uno al otro. El 2-0 lo puso Vini sacando, nunca mejor dicho, pecho. Así disparó para introducir la pelota en la portería, tras un servicio por la derecha de su compatriota que era imposible desaprovechar. No conforme, pues acostumbra a ser todo voracidad, el de São Gonçalo se autofabricó el 3-0, con otro pase previo del amigo del alma de Osasco, gracias a un disparo fortísimo desde fuera del área, al poco de arrancar la segunda mitad. Si esto sucedió en el 49, en el 50 hubo respuesta de ‘Rodrygol’, que no quería ser menos: Mamardashvili cometió un error fatal en la salida y el regalo fue sinónimo de 4-0.
El quinto volvió a llevar la firma de Rodrygo. Tras una eternidad sin que nada pasase, sólo alguna que otra ocasión aislada del Madrid, el más joven de la dupla se apropió de la ‘manita’ en las postrimerías de la noche. Ya daba igual meterlas o no, pero Hugo Duro quiso resarcirse de alguna manera con el tanto de la honra, 5-1, para el Valencia. Superado sin remedio por la pareja que quiere estar de moda, como antaño, en el Madrid.