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“Un día sucedería la tragedia”: el crudo relato del médico que le implantó un desfibrilador a Dwamena, el futbolista que murió durante un partido

El último fin de semana, el mundo del fútbol quedó conmocionado por la repentina muerte de Raphael Dwamena. El futbolista ghanés cayó desplomado mientras se jugaba el duelo entre su equipo KF Egnatia y el Partizani Tirana por la fecha 13 de la Superliga de Albania. Tras perder el conocimiento, el futbolista fue asistido por personal médico y luego llevado a un hospital, pero no pudo ser reanimado.

Fue en 2017 cuando el delantero, que estaba en la cúspide de su carrera profesional, no pudo ser transferido del FC Zurich al Brighton & Hove Albion de la Premier League porque se le detectó un problema cardíaco. “Hay algo mal en tu corazón”, dijeron los médicos del club inglés, según contó él futbolista en una entrevista con el periódico suizo Neue Zürcher Zeitung. Tras quedar trunco el fichaje por unos 15 millones de dólares, Dwamena se mudó a España donde militó en el Levante y luego en Zaragoza.

Allí fue donde el cardiólogo del club español le sugirió ponerse un desfibrilador para poder seguir con la práctica deportiva. “El registro era inequívoco sobre la relación de sus síntomas con unas graves arritmias ventriculares que se producían durante los partidos de fútbol. Antes de comenzar a explicarle los hallazgos fui consciente de la trascendencia que mis palabras tendrían sobre este joven atleta africano -por aquel entonces en la élite económica y profesional- cuyo futuro como futbolista se desvanecía. Logramos convencerle de la imperiosa necesidad de implantarle un desfibrilador para al menos garantizarle la vida, a la par que desaconsejamos la práctica profesional deportiva. Insistí en que, según fuera evolucionando la enfermedad, en algún momento podríamos abordar el origen de la arritmia mediante alguna intervención de ablación, pero eso requería que se mantuviera vivo, y para ello era imprescindible el desfibrilador”, explicó el doctor Antonio Asso en diálogo con el medio Heraldo.

Acto seguido, el médico contó detalles de la personalidad del jugador oriundo de Ghana, y remarcó que no pudo seguirle el rastro una vez que dejó España. “Raphael era un gran chico, noble y de mirada limpia, sin aires de estrella. Depositó en nosotros toda su confianza, y tras implantarle el desfibrilador se marchó fuera de España. A veces me solicitaba algún consejo puntual que yo respondía de buen grado, aunque era consciente que no escuchaba. Estaba empeñado en seguir su carrera profesional por encima de todo y acabé perdiendo la esperanza de influir en él”.

“Hace un par de años me comunicaron que el desfibrilador le había salvado la vida al presentar una arritmia maligna que había sido correctamente tratada de forma automática por el dispositivo. Posteriormente habíamos perdido el contacto. Desde ese momento, fui consciente de que un día sucedería la tragedia que el sábado se ha consumado en un campo de fútbol de Albania”, agregó tras la muerte de Dwamena.

Dwamena
Dwamena jugó en España: primero lo hizo en el Levante y luego en el Zaragona (LEVANTE UD/)

El Zaragoza fue uno de los primeros en reaccionar ante la dramática situación. “Estamos devastados por la triste noticia del fallecimiento de nuestro exjugador Raphael Dwamena. Queremos mandar todo nuestro cariño y afecto para su familia y sus seres queridos. Siempre estarás en el recuerdo de todo el zaragocismo. Descansa en paz”, fue el comunicado que el club español publicó en sus redes sociales. El atacante sólo jugó nueve partidos en el primer equipo en la temporada 2019-2020.

En la última parte de su extensa carta, el doctor Asso remarcó que la intención de seguir con la práctica deportiva fue trascendental para el final abrupto de Dwamena. “Ha fallecido como consecuencia de una respetable decisión personal, pero si no se hubiese explantado el desfibrilador Raphael seguiría vivo”, afirmó.

Es importante recordar que, una vez que el delantero vio truncada su llegada al fútbol inglés, luego tuvo dos colapsos por la descarga eléctrica provocada por su marcapasos: una en Zaragoza y otra en el Blau-Weiss Linz, equipo de la segunda división austríaca al que se incorporó en 2021. Por esa razón, tras desconfiar del desfibrilador que le implantaron para controlar su situación, decidió sacárselo.

Según el citado artículo de NZZ, tuvo un largo tiempo de inactividad hasta que empezó a firmar en sus contratos que asumiría todos los riesgos de su condición cardíaca. Sus seres queridos le aconsejaron que pusiera fin a su carrera pero Raphael Dwamena no quiso abandonar el fútbol. Se volvió super religioso y continuó ligado al deporte que tanto lo apasionaba.

“He visitado a tantos médicos. Cada uno dice algo diferente. Respeto las opiniones, los diagnósticos. Pero no los tomo en serio, a veces tengo que reírme. Sólo una persona puede decirme que es hora de parar: el Señor. Si muero, esa es la voluntad de Dios. Así son las cosas. La gente que me rodea estará triste. Durante unas horas o tal vez incluso unas semanas. Pero lo superarán y seguirán adelante, seguirán trabajando. No baso mi vida en complacer a la gente. Sólo a Dios”, confesó el delantero que falleció a los 28 años una vez que decidió seguir con la práctica del fútbol hace unos años.

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