Las perlitas de River y Rosario Central: el milagro de Labruna, el primer penal atajado por Goycochea y el debut de Cannigia
Última fecha del Nacional ‘75. River Plate le llevaba un punto a Estudiantes de La Plata, y necesitaba ganarle a Rosario Central para salir campeón. Pero faltaban unos minutos y estaban 1-1. Al equipo que dirigía Ángel Labruna se le escurría el campeonato porque Estudiantes ya había ganado su partido de la fecha. El técnico jugó una última ficha y mandó a José Reinaldi al campo. Y ocurrió el milagro: la Pepona José Omar Reinaldi sería protagonista de una jugada decisiva, con ribetes emocionantes, que van más allá del deporte, como lo evocó en diálogo con Infobae: “La fortuna me puso en ese momento del partido para hacer un gol histórico en el último minuto, que es el sueño de todos los jugadores. Vino un centro pasado y convertí el del triunfo cuando ya casi no quedaba tiempo. Lo hice de zurda, que solo la tengo para caminar (risas). Con el tiempo, Luis Landaburu, que era el arquero suplente, me contó la historia: Ángel Labruna me había hecho entrar porque él sintió que se lo pedía su hijo que había fallecido. Gritaba mirando al cielo con lágrimas en los ojos en el momento del gol ‘me lo dijo Daniel, me lo dijo Daniel’. Fue algo muy conmovedor”. Con ese agónico triunfo, los Millonarios cerraban 1975 con dos títulos, luego de 18 años sin salir campeones
Ya en la década de los noventa, River Plate también hizo doblete de campeonatos y arrancó con esa tendencia triunfadora en el torneo del ‘97. Pero en la segunda fecha recibía a Rosario Central, donde recién había asumido por primera vez como entrenador Miguel Ángel Russo, que hoy cumple su quinta etapa en el club. Con una actuación muy convincente, el cuadro rosarino le ganó a River por 3-1, con una destacada tarea del Polillita Rubén Da Silva, quien cumplió la ley del ex al marcar dos goles. Fue la primera victoria de Russo en condición de visitante como DT de los Canallas, nada menos que en el Monumental, en el inicio de su romance con la institución. Resultó un triunfo muy importante, porque Central recién volvería a ganar allí 22 años más tarde, en noviembre de 2019.
River versus Central también sirvió escenificar la parábola del hijo pródigo, pero en versión futbolera. Ramón Ángel Díaz se había marchado de River, vendido al fútbol italiano, al concluir el Mundial ‘82. Su periplo europeo lo vio triunfador en varios equipos donde dejó su marca de goleador letal. Nueve años más tarde se produjo el regreso, en una lluviosa noche en el Monumental, para enfrentar a Rosario Central por la primera fecha del Toneo Apertura 1991. David Bisconti abrió el marcador para la visita, pero a los dos minutos hubo penal para los Millonarios, y Ramón tuvo la oportunidad de empatar y volver a gritar con su amada camiseta. Pero el arquero Sergio Protti detuvo el penal y las dudas comenzaron a sobrevolar. Aunque como en el guión de una serie, en los cinco minutos finales Ramón marcó dos golazos para dar vuelta el resultado y ganar por 2-1, como paso inicial de un gran torneo, donde River fue campeón y él se quedó con el centro de máximo artillero.
En los primeros días de diciembre del ‘86, River tenía la mente puesta en el viaje a Japón para disputar la Copa Intercontinental, que ganaría ante Steaua Bucarest. Por ello adelantó su partido de la 22° fecha del torneo local para el viernes 5 ante Central en Rosario, con un equipo de emergencia. Pese a ello, se impuso por 3-2, gracias a un golazo de Néstor Gorosito de tiro libre a 10 minutos del final. Unos días antes, Pipo había sido protagonista de una divertida anécdota en la Casa de Gobierno. Allí había concurrido todo el plantel, por invitación de Raúl Alfonsín, para despedirlos y desearles suerte. Hugo Santilli, presidente del club iba presentándole uno a uno a los jugadores y al llegar al talento mediocampista, que vestía jeans, camisa azul, corbata clara y un impactante saco blanco, Alfonsín se detuvo, lo observó y mientras le daba la mano, le dijo: ¡No tenés saco, Gorosito!”, lo que motivó la carcajada de los presentes, ya que remitía a una conocida frase de un programa de televisión, Gorosito y Señora, que se había hecho muy popular en la década anterior, y que cada capítulo se cerraba con un vecino diciéndole al protagonista sobre su esposa: “¡No tenés señora, Gorosito!”
La primera fecha del Apertura 1992 quedó grabada como un hito para los hinchas Canallas. El arranque del campeonato presentaba uno de los escenarios más difíciles, ya que debía visitar a River Plate, que venía de consagrarse campeón de la temporada anterior, tras ganarle en tres finales a Newell´s. Sin embargo, Central se impuso por 1-0 con un golazo de tiro libre de David Bisconti, clavándola en el ángulo de Ángel Comizzo. Fue una tarde especial, más allá de la victoria, porque esa jornada marcó el regreso de un referente como Omar Palma, quien retornó luego de cinco años y el debut oficial con esa camiseta de un delantero que llegó en silencio y se convertiría en uno de los ídolos más grande de los últimos años: el Puma José Luis Rodríguez.
Sergio Goycochea se ganó la merecida idolatría de la gente gracias a su capacidad a la hora de las definiciones desde los 12 pasos en las instancias decisivas del Mundial ‘90 ante Yugoslavia e Italia. Pero todo tiene un origen y quizá pocos recuerden cuál fue el primer penal oficial que atajó en el fútbol argentino. Fue el 18 de octubre de 1987, cuando River Plate cayó en su estadio ante Rosario Central por 3-0. A los 35 minutos, cuando ya los Canallas ganaban por 1-0, tuvieron la posibilidad de aumentar por la infracción de Nelson Gutiérrez ante Jorge Díaz dentro del área. La ejecución estuvo a cargo de un especialista como Roberto Gasparini, cuyo remate fue bajo y contra el poste izquierdo. Pero hacia allí se arrojó Goyco, enviándola al córner y comenzando su leyenda.
Con una gran campaña, Rosario Central ganó el campeonato de la B en 1985 y regresó a Primera División. Por los cambios de estructura de los torneos, debió esperar 6 meses para volver a jugar en la máxima categoría, hecho que recién ocurrió en el mes de julio, a pocos días de la consagración Argentina en México. Tras dos empates, el triunfo recién llegó en la 3° fecha, al visitar a River Plate en el Monumental por 2-1, en un partido que quedó en el recuerdo por la sobresaliente actuación de dos futbolistas. Uno fue Omar Palma, autor de uno de los goles y quien llenó de buen fútbol cada intervención, como lo haría a lo largo de esa campaña que consagró campeón al Canalla, siendo el único, hasta ahora en el país, en lograrlo inmediatamente después de ascender. El otro fue un chico rubio, que esa tarde del 27 de julio del ‘86 actuó por primera vez como titular. Asombró su velocidad para superar cada vez que encaraba a sus marcadores. Muy pronto llegaría a la Selección y a la idolatría general. ¿Su nombre? Claudio Paul Caniggia.
A comienzos de 1997, Ariel Ortega cerró su primer ciclo en River y partió hacia Europa, donde desarrolló una muy buena campaña en los tres equipos que integró: Valencia, Sampdoria y Parma. En este último se había consagrado campeón de la Supercopa de Italia de la temporada 1999/00, pero pese a ello, sentía que era el momento de regresar a su querido River Plate. Lo que solo parecía un rumor, fue una realidad y el domingo 27 de agosto reapareció en forma oficial por torneos de AFA con la camiseta de la banda, con una excelente actuación y goleada a Rosario Central por 4-1. Se sumó a una delantera espectacular, junto a Pablo Aimar, Javier Saviola y Juan Pablo Ángel, que fue conocida como Los cuatro fantásticos.