Política

El ultrapresidencialismo de Milei, un recurso obligado para quebrar el status quo y desatar una economía maniatada

 Javier Milei el día de su asunción (REUTERS)
Javier Milei el día de su asunción (REUTERS) (AGUSTIN MARCARIAN/)

Argentina pasó en apenas dos semanas del hípervicepresidencialismo al ultrapresidencialismo. Son dos excentricidades que no figuran en los manuales de teoría política y que el país ofrece a un mundo donde predominan formatos clásicos, con presidentes o primeros ministros que ejercen funciones ejecutivas con frenos, contrapesos y reglas constitucionales aceptadas por todos. Pero no. En el sur de América terminó un gobierno que estuvo sometido al poder de veto de Cristina Kirchner desde el Senado y empezó otro con un presidente, Javier Milei, dispuesto a correr los límites de un sistema institucional rígido y dominado por fuerzas dispuestas a defender el status quo.

“¿Para qué iba a sentarse a negociar con gobernadores, diputados o senadores? Si Milei hacía eso, iba a tener que entregar partes de su plan gobierno antes de empezarlo”. El comentario es de un encuestador que trabajó con Unión por la Patria y que tiene una mirada comprensiva en términos políticos de los últimos movimientos del líder libertario. Es el mismo que sugiere que hay un cambio en la lógica de poder que dominó, al menos, la mitad de los 40 años que cumplió la democracia.

Milei llegó a la presidencia sin gobernadores, con no más que un par de intendentes, menos de 40 diputados y sólo siete senadores. Pero al mismo tiempo es que el recibió mayor cantidad de votos de la historia: 14 millones y medio de votos, que representaron cerca del 56%. Más allá de que los cristinistas se escandalizan porque “la jefa” tuvo 54% en primera vuelta, como le dijo Facundo Nejamkis a Infobae, “a Milei le faltan bancas y le sobran votos”.

¿Pero por qué “ultra presidencialismo”? Acudir a la Real Academia Española suele ser un eficaz principio de autoridad para convalidar una idea previa. La palabra ultra es, de acuerdo a la RAE “un elemento compositivo que significa ‘más allá de’, ‘al otro lado de’, como ultramar o ultrapuertos; y que puede significar ‘en grado extremo’, como ultraligero o ultrasensible”. En el Diccionario de la lengua española ambos significados describen la lógica que aplicó Milei para sus primeros actos de gobierno.

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El DNU deberá ser refrendado por el Congreso

Tanto el acto fundante de su gobierno -cuando pronunció su discurso inaugural de espaldas al Congreso Nacional- como las medidas que anunció el ministro Luis “Toto” Caputo, el DNU que desreguló aspectos claves de la economía, otros accesorios y artículos del Código Civil y Comercial, y las leyes que envió para discutirse en sesiones extraordinarias confirmaron que Milei está dispuesto a ejercer en plenitud el poder de la Presidencia de la Nación “en grado extremo” o incluso “más allá” de las facultades que los anteriores jefes de Estado ejercieron apenas asumieron.

Para los constitucionalistas -hubo una nota muy elocuente publicada el viernes por Infobae– el DNU en cuestión adolesce de severas fallas, principalmente por las formas. Desde Daniel Sabsay, a Alejando Gil Domínguez o Félix Lonigro señalaron esas debilidades. “El presidente no puede dictar disposiciones de carácter legislativo, salvo cuando circunstancias excepcionales impidan el procedimiento normal de sanción de leyes, y excluye cuatro materias que nunca pueden ser objeto de DNU: la penal, la fiscal, partidos políticos y electoral. Ahora bien, la Corte Suprema ya tiene dicho cuáles son esas circunstancias excepcionales. O bien un fenómeno súbito de la naturaleza, como un terremoto o un tsunami, o bien una situación tan grave de la economía que requiere de una medida rápida de parte de un poder que está siempre reunido, que es el Ejecutivo, que es evitar a través de un mal menor, un mal mayor”, dijo, por ejemplo, Sabsay.

El tema de las reglas y rituales que tiene la democracia republicana asomó, de hecho, detrás del mensaje que publicó el propio Milei sobre la experiencia de Arturo Frondizi y los contratos petroleros. En el posteo en la cuenta de X, el presidente citó a una frase del ex mandatario con sugestiva actualidad: “El plan de drásticas reformas y de rápida movilización de recursos que estamos ejecutando impone el quebrantamiento de la rutina administrativa. Si no hubiéramos eludido esa rutina, todavía estaríamos discutiendo los contratos de petróleo y las radicaciones de capitales que fueron el ariete que abrió el rumbo para la transformación profunda de nuestra estructura económica”.

“Textual de Arturo Frondizi respecto al DNU enviado por el caso de los contratos petroleros que fueron el pilar del despegue de su gobierno. Pareciera que algunos por sadismo y otros por corruptos quieren mantener encadenados a los argentinos que desean salir de la miseria. VLLC!”, planteó el presidente. Una referencia concreta a su decisión de estirar al máximo las facultades para emitir el decreto de necesidad y urgencia que escandalizó a una parte del establishment.

Pero acá es cuando emerge la lógica política, que busca romper la inercia de una economía maniatada por intereses sectoriales y partidarios que bloquearon cambios imprescindibles. ¿Pudo o quiso el peronismo eliminar una ley de alquileres que perjudicó por igual a propietarios e inquilinos? ¿Y con el irracional régimen de obras sociales, que para recibir una cobertura médica se tiene que pagar peaje a sellos de gomas usufructuados por sindicalistas? ¿Con las mayorías que tuvo el macrismo y luego el peronismo en el Congreso -porque ambos las construyeron cuando quisieron- por qué no modernizaron las leyes laborales que empujan de manera cotidiana a la informalidad a miles, millones de argentinos?

Los economistas Néstor Magariños y Enzo Domínguez Pros, de Infodash, expusieron con agudeza un argumento que surgió después de investigar los 366 artículos del decreto de necesidad y urgencia que anunció en cadena nacional Milei y su gabinete en Casa Rosada. La mayoría de las medidas anuladas en el DNU desregulador fueron sancionadas en las dictaduras de Juan Carlos Onganía y de Jorge Rafael Videla. ¿Por qué en 40 años de democracia no hubo gobierno radical, peronista o del PRO que las anulara o sancionara nuevas? ¿O eran tan buenas? Infobae habló con Magariños y le preguntó “¿Usted es libertario?” y la respuesta fue contundente: “No, economista y estudio los datos”.

Infodash. Cuadro del DNU con las reformas
Las leyes de la dictadura que dejarán de tener vigencia con el DNU de Milei (Facundo/)

Necesidades y urgencias

Más allá de lo político, que domina la escena y le pone un color atractivo, el decreto ingresó en una dimensión ajena a los improvisados. Los tribunales ya recibieron las primeras presentaciones y deberán empezar a escudriñar razones legales y los artificios que dominan expertos. Es el territorio donde hay un baqueano que conoce las calles y avenidas de la Justicia en lo Contencioso Administrativo, pero también los atajos y túneles: Rodolfo Barra, el avezado Procurador del Tesoro.

El juez federal del Fuero Contencioso Administrativo, Esteban Furnari, aprobó la presentación del amparo colectivo que interpuso el economista y ex titular del Banco Nación, Claudio Lozano, junto a otros representantes del Observatorio del Derecho a la Ciudad, la CTA Autónoma, ATE y la agrupación Unión Popular, contra el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 de Javier Milei. Será ese el tribunal de atracción de lo mucho que aparecerá después, incluso la presentación que hará mañana la CGT, con la parafernalia de una movilización masiva.

La tarea de Barra no será sencilla. Entre los argumentos más fuertes para cuestionar la constitucionalidad del DNU como herramienta para proponer los cambios está, precisamente, la relatividad de esa “necesidad” y esa “urgencia”. Esto es porque no existe ningún impedimento para que los legisladores se reúnan, ni existe ninguna catástrofe o situación que limite la capacidad de convocar al Congreso a sesionar, como ocurrió con la pandemia.

Para salvar esa cuestión, el mismo decreto incluyó tres ejemplos donde se firmaron decretos, sin esos condicionantes. Se citaron en el DNU de Milei el decreto de Raúl Alfonsín cuando instauró el Plan Austral; el de Eduardo Duhalde cuando activó la pesificación; y la montaña de decretos de Alberto Fernández firmados en plena pandemia. Son estos tres antecedentes de personajes a quienes Milei no suele evocar con respeto y distinción.

El argumento fundamental del DNU relaciona la necesidad y la urgencia en “la desesperante situación económica general” que, a juicio del gobierno “no admite dilaciones y hace que sea imposible esperar el trámite normal de formación y sanción de las leyes, ya que ello podría implicar un agravamiento de las condiciones adversas que atraviesa la República Argentina y afectar todavía más a un porcentaje aún mayor de la población”. Serán los jueces los que definirán, pero en cualquier caso, la última palabra la tendrá la Corte Suprema.

La tolerancia social

Pero aparece otro condicionante tan o más poderoso que los tribunales. Tanto Milei como sus escuderos en la Casa Rosada y en el Parlamento anticiparon en diálogos informales con Infobae -así lo publicamos el fin de semana de la Nochebuena- que van a avanzar con el DNU y las reformas más allá de que tengan o no los votos para ser aprobadas. Hay voluntad de exponer a la clase política frente al electorado que, por ahora, apoya al libertario, independientemente del fogonazo inflacionario que empezó a quemar los bolsillos de beneficiarios de planes sociales, jubilados y trabajadores informales.

Es la lógica de ponerse delante de la “casta” para forzar los cambios. Es hacer de la necesidad, virtud: “Milei tiene más votos que bancas”. Se verá este martes mismos, cuando “desembarquen” los proyectos para su tratamiento en las cámaras cómo operan los libertarios y qué margen les ofrecen los peronistas -un grupo que es dominado por los más duros cristinistas- y los radicales y el PRO moderado de Horacio Rodríguez Larreta.

Pero para que el “ultrapresidencialismo” de Milei tenga vigor debe mantener una supremacía sobre la opinión pública. La embestida contra los “piqueteros” -ese viejo nombre que volvió a los medios- se inscribe en una dinámica de acumular poder frente al electorado propio y el “prestado” de Juntos por el Cambio. Lo mismo vale para la decisión de enfrentar a los sindicalistas que durante cuatro años de declive económico y social guardaron silencio. Son los adversarios oportunos en un tiempo nuevo. Aunque las comparaciones son odiosas, Néstor Kirchner encontró sus adversarios-enemigos entre represores y menemistas.

Una investigación de la consultora Synopsis, de Lucas Romero, destacó que la opinión que tiene la sociedad “en relación al rol que tendrá la oposición en el gobierno de Milei, es que una mayoría superior al 50% de los consultados considera que no solo se limitará a criticar al gobierno y a realizar marchas y protestas sobre decisiones que no comparta, sino que buscarán obstaculizar las decisiones que tome el oficialismo”.

“Milei arranca con saldo favorable de imagen, producto de una valoración positiva del 48% y una negativa del 41%. Y su gobierno despierta un moderado optimismo ya que un 51,4% cree que será mucho mejor o mejor que el de Alberto Fernández, mientras que un 41,7% considera que será peor o mucho peor”, destacó el panorama de opinión pública. Pero puso el acento en que una demanda imperturbable es un clamor general por resolver el flagelo de la inflación.

“No es novedad que en la Argentina la principal preocupación ciudadana es la inflación. Tampoco es novedad que hace 24 meses es una preocupación absolutamente dominante para la mayoría de los argentinos. Y no sorprenderá que, vista la herencia recibida por el nuevo presidente y la inflación reprimida en la escena, en los próximos meses siga siendo una preocupación dominante en la ciudadanía. Una dimensión que se volverá además crítica desde el punto de vista político, ya que el intento de corrección de desequilibrios en la economía, producirá un agravamiento de esta problemática”, destacó el sondeo.

Encuesta Synopsis
El estudio de la consultora Synopsis (Facundo/)

Acá aparece un enigma clave sobre el futuro: ¿cuál es el límite, hasta dónde puede llegar la tolerancia social del ajuste? En la investigación de Lucas Romero aparece un cuadro muy interesante. “La propuesta que más rechazos genera para avanzar con el ajuste es la de reducir los subsidios económicos (aumentar tarifas de servicios públicos). Solo un 36% se manifiesta a favor, mientras un 53,3% se manifiesta en contra”.

El problema y las soluciones

Este interrogante se vincula también con la política y con un fenómeno coincidente del que poco se abunda. La sincronía en lo más alto del poder político de tres figuras que tienen tantas coincidencias como profundas diferencias sobre qué receta económica aplicar al presente. Son tres economistas que representan trayectorias diversas, linajes académicos contrapuestos y filiaciones partidarias antagónicas. Entre ellos no hay más de un año de diferencia: el presidente Javier Milei tiene 53 años, estudió en el colegio Cardenal Copello de Villa Devoto y se recibió en la Universidad de Belgrano; el gobernador bonaerense Axel Kicillof tiene 52 años, estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires y se recibió en la UBA; mientras que el presidente de la UCR, Martín Lousteau, tiene 53 años, también estudió en Nacional Buenos Aires y se recibió en la Universidad de San Andrés. El líder libertario, el emergente del peronismo y el titular de la UCR.

En medio de esta coyuntura cada uno de estos economistas representó una forma distinta de encarar la crisis: Milei impulsó un DNU que rompió la lógica establecida; Kicillof rechazó de plano cambiar el status quo y encarnó la resistencia al cambio; mientras que Lousteau criticó el decreto de necesidad y urgencia como una herramienta inadecuada, pero reconoció aspectos positivos de su contenido.

Milei planteó una revolución de identidad libertaria, Kicillof defendió el régimen vigente, como un conservador, y Lousteau se declaró un clásico reformista. Detrás de ellos se alinearon las diversas expresiones políticas que compiten por el rumbo de una Argentina que enfrenta una encrucijada decisiva para el futuro inmediato y también para el mediano y largo plazo.

Axel Kicillof, Javier Milei y Martín Lousteau
Axel Kicillof, Javier Milei y Martín Lousteau

Detrás de Milei están Mauricio Macri, Patricia Bullrich y un sector minoritario de la UCR que encarna el ministro Luis Petri. Kicillof -y a su modo Sergio Massa- son las caras visibles del rechazo peronista, kirchnerista y sindical, que busca sacudirse rápido la derrota del balotaje. Mientras que Lousteau expresa el sentido común de clase media que hasta la llegada de La Libertad Avanza representaba de manera cabal Juntos por el Cambio.

Los tres son figuras políticas prominentes que conviven en un presente aciago, excedido en carencias. Comparten un tiempo en el que los argentinos decidieron darle a economistas la difícil tarea de ordenar una economía que sólo viene acumulando años de frustraciones y fracasos. Inflación desbocada, salarios bajos y un acopio de metas y deseos materiales incumplidos. Una economía donde no se compran casas, autos, ni se invierte y se vive siempre al día.

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