Política

Javier Milei redobló la presión al Congreso para que apruebe la ley ómnibus: “Hay que evitar una catástrofe de proporciones bíblicas”

El presidente Javier Milei pronunció anoche un mensaje de fin de año, con una potente apelación a los diputados y senadores para que apoyen las profundas reformas incluidas en la denominada “ley ómnibus” que envió al Congreso para su debate en sesiones extraordinarias. Durante los siete minutos que duró el discurso, el primer mandatario pronunció cuatro veces la palabra “catástrofe” y abogó porque la oposición respalde la iniciativa para que la Argentina vuelva a ser un “país próspero”. También les habló a los sindicalistas, que a menos de tres semanas del inicio del Gobierno anunciaron el primer paro general.

En un discurso transmitido a toda la Nación -que primero iba a proyectarse por cadena nacional, pero luego se difundió por las redes sociales y el canal de Youtube oficial- el mandatario insistió con la idea que planteó el mismo día de su asunción, acerca de que recibió “la peor herencia de la historia (…) que condena a la mitad de los argentinos a la pobreza y en particular golpea a siete de cada diez de nuestros chicos, una situación inicial peor que la del año 2001-2002″.

En ese sentido, el presidente describió que “el problema heredado es demasiado profundo, con una economía con 15 puntos de déficit consolidado, con una emisión monetaria de 20 puntos del PBI en los últimos cuatro años, con precios pisados artificialmente en energía y transporte por hasta un quinto de su valor real, con un Banco Central sin reservas y con una inflación que en las últimas semanas alcanzó el 1,2% diario que, anualizado, implicaría alrededor del 7.500% anual”. Y por eso advirtió que el proyecto que envió al Parlamento brinda al Poder Ejecutivo “las facultades necesarias para actuar frente esta situación de emergencia”.

El primer mandatario habló después de una semana en la que el peronismo se abroqueló en el Congreso, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, para rechazar la “ley ómnibus”. Y luego de que esta semana la CGT anunciara tras una reunión del Comité Central Confederal y por unanimidad el primer paro general. Fue una decisión que adoptaron los sindicatos de manera unánime a sólo 18 días de iniciado el gobierno. Lo hicieron en repudio a esa ley pero sobre todo en contra de un DNU de Milei que aplicó fuertes desregulaciones a la economía y abrió la competencia de la medicina prepaga a las obras sociales.

Milei saluda desde el balcón de la Casa Rosada el 10 de diciembre, tras ser investido presidente de la Nación
Milei saluda desde el balcón de la Casa Rosada el 10 de diciembre, tras ser investido presidente de la Nación (AGUSTIN MARCARIAN/)

El presidente defendió su programa de reformas que enfrenta resistencia en el Congreso sobre todo del peronismo, pero también de sectores de la UCR y una fracción del PRO, que miran con desconfianza la delegación de facultades que son propias del Legislativo. “Esta ley brinda al Poder Ejecutivo las facultades necesarias para actuar frente a esta situación de emergencia y evitar la catástrofe económica, además de impulsar reformas profundas en materia comercial, impositiva, productiva, social, de seguridad, educativa y en todos los órdenes del gobierno”, aseguró en el discurso que leyó la noche de este sábado.

Milei subrayó que la “ley ómnibus” en realidad se llama “Bases y punto de partida para la libertad de los argentinos”, en clara referencia a Juan Bautista Alberdi, “autor intelectual de nuestra primera Constitución” y destacó que el espíritu de la iniciativa “es volver a ser un país libre, con un Estado limitado que actúa en defensa de la vida, la libertad y la propiedad de los argentinos, un país donde se respeta el orden público, donde la política no se sirve de la ciudadanía sino que está al servicio de ella, donde cada uno es libre de trabajar, producir, emplear, comerciar, importar y exportar como considere mejor, no como le dicta un burócrata desde una oficina gubernamental”.

Catástrofes e Irlanda como modelo

Durante el discurso, Milei pronunció cuatro veces las palabra “catástrofe” y planteó de manera insistente que es mediante la “ley ómnibus” que se podrá esquivar ese destino:

-“A menos que hagamos lo necesario ahora, nos dirigimos a una catástrofe económica de una magnitud desconocida para cualquier argentino vivo”.

-“Esta ley brinda al Poder Ejecutivo las facultades necesarias para actuar frente a esta situación de emergencia y evitar la catástrofe económica”.

-“Si nuestro programa es obstruido por los mismos de siempre, que quieren que nada cambie, no tendremos los instrumentos para evitar que esta crisis se convierta en una catástrofe social de proporciones bíblicas. Evitar ese futuro catastrófico al cual nos llevaron depende de todos”.

Con este escenario es que el presidente redobló la presión para que los legisladores apoyen las reformas enviadas para ser discutidas en sesiones extraordinarias. “En pocas semanas, cuando llegue la hora de la verdad, los diputados y senadores de la Nación se van a encontrar ante dos opciones. Podrán rechazar la ley y continuar con el modelo que durante 100 años nos ha empobrecido. O podrán aprobar la ley para hacer un cambio profundo y abrazar nuevamente las ideas de la libertad”, afirmó.

El primer mandatario destacó que eludir que se profundice la crisis “depende de nosotros en el gobierno: depende de los dirigentes sindicales y sociales que enfrentarán la responsabilidad histórica de elegir entre el bienestar general o la preservación de sus intereses personales; depende de los diputados y senadores que van a estar dando el debate en el Congreso y que tendrán que elegir si quieren ser parte de la solución o si quieren seguir siendo parte del problema; y también depende de los argentinos de bien, que ven que estamos frente a un punto de inflexión de nuestra historia y tienen fe en que como Nación vamos a poder salir adelante”.

Y finalmente, Milei planteó un horizonte de largo plazo si se ponen en marcha los cambios que envió al Congreso y mencionó el país al que propuso como modelo: “En esencia, nuestras reformas implicarían niveles de libertad económica que en un lapso de 45 años nos permitiría aspirar a multiplicar por diez veces nuestro PBI per cápita, alcanzando niveles similares a los de Irlanda, que hoy mismo se encuentra 50% por encima del de Estados Unidos”.

El mensaje de Milei completo

Buenas noches a todos.

A poco de comenzar los festejos de Año Nuevo, quiero dirigirme a todos los argentinos para extenderles mis saludos y compartirles un breve mensaje.

Mañana se cumplirán las tres primeras semanas desde que asumimos la conducción de la Nación. Desde el 10 de diciembre hemos diseñado un plan de shock de estabilización, hemos achicado el Estado, hemos implementado una nueva doctrina del orden público y hemos impulsado más de 500 reformas, entre otras muchas iniciativas.

A algunos les ha llamado la atención la cantidad y celeridad de las medidas que hemos adoptado.

Lo cierto es que fueron necesarias para intentar morigerar los efectos de la peor herencia de la historia.

Estos son los primeros pasos para dar vuelta la página y dejar atrás, de una vez y para siempre, el modelo económico de la casta que hunde a los argentinos en la miseria desde hace más de 100 años.

El cambio de raíz respecto a este modelo empobrecedor es un compromiso innegociable que asumí con todos los argentinos.

Sin embargo, el problema heredado es demasiado profundo. Hablamos de una economía con 15 puntos de déficit consolidado, con una emisión monetaria de 20 puntos del PBI en los últimos cuatro años, con precios pisados artificialmente en energía y transporte por hasta un quinto de su valor real, con un Banco Central sin reservas y con una inflación que en las últimas semanas alcanzó el 1,2% diario que, anualizado, implicaría alrededor del 7.500% anual.

Una herencia que condena a la mitad de los argentinos a la pobreza y en particular golpeando a siete de cada diez de nuestros chicos. Se trata de una situación inicial peor que la del año 2001-2002, que fue la peor crisis de nuestra historia.

Por lo tanto, estamos frente a una situación de emergencia nacional que requiere que actuemos de forma inmediata y contundente con la mayor cantidad de instrumentos posibles, que exceden ampliamente los recursos que hemos utilizado en estas primeras semanas.

Quiero ser claro en esto: A menos que hagamos lo necesario ahora, nos dirigimos a una catástrofe económica de una magnitud desconocida para cualquier argentino vivo.

Por eso hemos enviado al Congreso de la Nación un proyecto de ley que bien puede determinar el destino de nuestra Patria, con la convicción de que se aprobará en las próximas semanas. La hemos llamado “Bases y punto de partida para la libertad de los argentinos”, en alusión a Juan Bautista Alberdi, el autor intelectual de nuestra primera Constitución. Con sus ideas como faro, se llevó adelante el proyecto de país que entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, hizo de la Argentina el país más rico del mundo.

Esta ley brinda al Poder Ejecutivo las facultades necesarias para actuar frente a esta situación de emergencia y evitar la catástrofe económica, además de impulsar reformas profundas en materia comercial, impositiva, productiva, social, de seguridad, educativa y en todos los órdenes del gobierno.

El espíritu de la ley es volver a ser un país libre, con un Estado limitado que actúa en defensa de la vida, la libertad y la propiedad de los argentinos. Un país donde se respeta el orden público. Un país donde la política no se sirve de la ciudadanía sino que está al servicio de ella. Donde cada uno es libre de trabajar, producir, emplear, comerciar, importar y exportar como considere mejor, no como le dicta un burócrata desde una oficina gubernamental.

¿Quién puede preferir el país devastado de hoy por sobre el país próspero que proponemos nosotros? En pocas semanas, cuando llegue la hora de la verdad, los diputados y senadores de la Nación se van a encontrar ante dos opciones. Podrán rechazar la ley y continuar con el modelo que durante 100 años nos ha empobrecido. O podrán aprobar la ley para hacer un cambio profundo y abrazar nuevamente las ideas de la libertad.

A lo largo del último año he entablado con los argentinos un código de honor. Es mejor decir una verdad incómoda que una mentira confortable. Y a pesar de que no les prometí un camino repleto de rosas, sino uno de esfuerzo y sacrificio, la gran mayoría de los argentinos me correspondieron con su voto. Voy a insistir con una verdad dura que he dicho muchas veces: debido a las irresponsables decisiones adoptadas por los últimos gobiernos, el próximo año será duro para todos nosotros.

Pero la otra certeza que tengo es que si nuestro programa es obstruido por los mismos de siempre, que quieren que nada cambie, no tendremos los instrumentos para evitar que esta crisis se convierta en una catástrofe social de proporciones bíblicas. Evitar ese futuro catastrófico al cual nos llevaron depende de todos.

Depende de nosotros en el gobierno que trabajemos todos los días para proteger a los argentinos como lo venimos haciendo. Depende de los dirigentes sindicales y sociales que enfrentarán la responsabilidad histórica de elegir entre el bienestar general o la preservación de sus intereses personales. Depende de los diputados y senadores que van a estar dando el debate en el Congreso y que tendrán que elegir si quieren ser parte de la solución o si quieren seguir siendo parte del problema. Y también depende de los argentinos de bien, que ven que estamos frente a un punto de inflexión de nuestra historia y tienen fe en que como Nación vamos a poder salir adelante.

Por eso invito a todos los argentinos de bien a que la reclamen a sus representantes la aprobación de esta ley. La Patria lo necesita.

Si todos los actores políticos, sociales, sindicales y empresariales del país comprenden el momento histórico que estamos viviendo y apoyan nuestro programa, estoy seguro de que habrá luz al final del camino.

En esencia, nuestras reformas implicarían niveles de libertad económica que en un lapso de 45 años nos permitiría aspirar a multiplicar por diez veces nuestro PBI per cápita, alcanzando niveles similares a los de Irlanda, que hoy mismo se encuentra 50% por encima del de Estados Unidos.

Para finalizar, quiero una vez más desearle a todos los argentinos un feliz año. Espero que puedan pasarlo en compañía de su familia y sus seres queridos.

Este puede ser el año en que demos vuelta un siglo de fracasos. Este puede ser el año en el que dejemos atrás el modelo colectivista que nos hizo pobres y abracemos nuevamente el modelo de la libertad que nos hizo el país más rico del mundo.

Mi deseo para este nuevo año es que la dirigencia política abandone sus anteojeras ideológicas e intereses personales y esté a la altura de las circunstancias para poder avanzar rápidamente en los cambios que el país necesita. Por último, que Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen.

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