De las lesiones que casi lo retiran del fútbol a la revancha en Boca Juniors como ayudante de Diego Martínez: la historia de Cristian Bardaro
El arrollador Boca de la temporada 1998/1999 que iluminó el ciclo de Carlos Bianchi al frente del equipo perdió su segundo partido de liga recién por la Fecha 7 del Apertura 99. Fue en Liniers, frente al Vélez de Julio César Falcioni, en un encuentro que terminó 3-1 para el Fortín por los tantos de Cristian Bardaro -2- y Federico Domínguez (descontó Jorge Bermúdez para el Xeneize). Aquel recordado wing que fue promovido por Marcelo Bielsa a fines de los 90 y estuvo cerca de retirarse prematuramente del fútbol por serias lesiones de rodilla hoy tendrá revancha desde el banco de suplentes, como entrenador. Bardaro acaba de iniciar sus labores como ayudante de campo de Diego Martínez, a quien conoce desde que jugaban al baby en el club Villa Real y las Inferiores de Vélez.
De efímero paso por Almagro en las infantiles, se formó en una Categoría 77 de Vélez que también contó con Ariel de la Fuente, Sebastián Gallego Méndez y Ariel Ércoli, Fue subido a Primera por Marcelo Bielsa durante la temporada 97/98, en la que el cuadro de Liniers se consagró campeón del Torneo Clausura. Firmó por esa época su primer contrato y el Loco lo metió en cancha para debutar el 6 de junio del 98, por la última jornada del campeonato (triunfo 3-2 como visitante ante Gimnasia La Plata, que había sido rival directo en la lucha por el título). Él marcó un tanto y fue figura. Pintaba como el sucesor del Cholo Martín Posse o Darío Husaín y peleaba su lugar junto a otros delanteros canteranos como Mauro Óbolo, Lucas Valdemarín y el Roly Zárate.
“Jugaba en una Cuarta muy buena de Vélez y la Reserva, equipos que dirigía Falcioni. Era un wing derecho muy bueno, tenía muchos recursos. Un jugador muy interesante, del perfil de los que le gustaban a Marcelo (Bielsa). El hecho de haber tenido tantas lesiones lo perjudicó”, le contó a Infobae Claudio Vivas, ex ayudante del Loco en el Fortín. Veloz, picante en el uno contra uno, inteligente para aprovechar espacios, Bardaro asomó como uno de los proyectos a seguir en Vélez y también en el fútbol argentino. Pero una serie de lesiones lo pusieron a prueba.
A los pocos meses de haber tenido su estreno en Primera, se rompió los ligamentos de la rodilla izquierda antes de un partido contra Cerro Porteño por la Copa Mercosur y estuvo casi un año fuera de las canchas (iba a formar dupla titular con Patricio Camps). Su doblete a Boca, por el Apertura 99, fue a un mes de haber tenido rodaje otra vez después de una extensa rehabilitación. A las pocas semanas de relanzarse, tuvo que sortear un golpe a nivel personal debido a la pérdida de su madre. Y en marzo del 2000 sufrió una nueva lesión de rodilla que le demandó otro año de recuperación. Reapareció en 2001, donde tuvo bastante ritmo antes de que la desgracia golpeara su puerta: a tres minutos de haber reemplazado a Leandro Gracián sobre el final de un partido contra Boca que terminó 2-2 en el José Amalfitani, Bardaro fue retirado en camilla por un fuerte dolor de rodilla derecha. Otra vez fueron los cruzados.
Así fue que el talentoso y picante extremo de 1,68 vio cómo se esfumaban sus sueños de jugar en Europa (Vélez lo había tasado en 25 millones de dólares ante un sondeo de Atlético Madrid) y la selección argentina, que era en ese entonces dirigida por uno de sus mentores, Marcelo Bielsa. Con fuerza de voluntad de sobra, Bardarito retomó la actividad profesional a fines de 2002 y empezó a tomar rodaje futbolístico en los dos años siguientes. No se reencontró con su tope de performance, aunque su despedida de Vélez fue a fines de 2004 y en cancha: entró por Jonás Gutiérrez en el empate contra Arsenal que dejó sin chances de campeonar a Vélez y consagró a Newell’s en el Torneo Apertura.
En la que fue su primera experiencia fuera del país, probó suerte en Barcelona de Ecuador pero no duró demasiado. Volvió a Argentina y fue examinado por Omar Labruna en Olimpo de Bahía Blanca, en un fichaje que finalmente se frustró. Su regreso oficial se registró en Banfield en el año 2006, de la mano del Gato Carlos Leeb. Paradójicamente convirtió sus únicos dos goles frente a Vélez en Liniers (2-2 por la Fecha 10 del Apertura 2006). Ante la salida del entrenador, se marchó al exterior para militar en Danubio de Uruguay, donde compartió plantel con jugadores como Alejandro Lembo, Walter Gargano y Cristian Stuani. Por apenas unos meses, no llegó a habitar el vestuario con Edinson Cavani, que emigró al Palermo de Italia justo antes de que llegara a la Franja.
Pocos lo recordarán, pero el último paso en el fútbol profesional de Cristian Bardaro fue en el Tigre de Diego Cagna que disputó un triangular por el título ante Boca y San Lorenzo en el Apertura 2008. Sus ex compañeros lo recuerdan como un pibe “humilde” dentro del grupo pese a que ya tenía su nombre y que cuando las lesiones le permitían entrenar y jugar “mostraba su calidad en la cancha”.
En uno de los tres cotejos que disputó con el Matador, le convirtió a River en Victoria en un triunfo clave (3-1) para las aspiraciones del equipo. El festejo fue conmovedor por el momento de Tigre y su situación personal. Y, en milésimas de segundo, se empañó nuevamente su instante de gloria: el árbitro Sergio Pezzotta lo expulsó por doble amonestación ya que se sacó la camiseta para festejar. A la semana siguiente, Cagna lo mandó a hacer fútbol con la Reserva y, en un mano a mano, el arquero rival se le cayó encima de la rodilla y la articulación volvió a explotar: “De esa no me pude recuperar más”.
Como a lo largo de toda su trayectoria, se apoyó en la contención familiar y la del psicólogo deportivo Marcelo Roffe, que lo ayudó a sostenerse en pie anímicamente. Su carrera como jugador había terminado, pero rapidamente abrió una nueva dentro el fútbol, en la faceta de entrenador. Luego de hacer el curso de DT, fue convocado para las Inferiores de Deportivo Español y tuvo su primera experiencia en 2011. A la par, atendía él mismo un negocio de ropa en el shopping de Devoto. Después de tres años de formar juveniles, fue colaborador de Carlos Mayor en Godoy Cruz de Mendoza (2014) y más tarde convocado por Fernando Ruiz para unirse a su cuerpo técnico en Almagro. A fines de 2015, ascendieron a la B Nacional con el Tricolor y recalaron en Atlanta, donde hicieron otra gran campaña en 2016 en la B Metro. Bardaro acompañó a Ruiz en el ascenso de Platense a la B Nacional a mediados de 2018, en el recordado desempate contra Estudiantes de Caseros en cancha de Lanús.
Tras la pandemia en 2020, se acopló al cuerpo técnico de Gustavo Álvarez en Sport Boys de Perú, en una experiencia que duró apenas tres meses. Algo le tenía preparado el futuro: a principios de 2022, Martínez llamó a Bardaro para sumarse a Tigre. “Cuando Diego me lo propuso, ni lo dudé”, aseguró. A mediados de 2023, el Gigoló anunció su salida del conjunto de Victoria y al poco tiempo acordó su desembarco en un Huracán urgido de puntos y que peleaba por la permanencia. Martínez reemplazó a Sebastián Battaglia y sacó al equipo a flote. El Globo aseguró la estadía en Primera, terminó primero en su zona de Copa de la Liga y perdió contra Platense -en tanda de penales- el pase a semifinales del certamen. Ese hito dictó la salida del cuerpo técnico que acaba de cerrar su vínculo en Boca Juniors.
Cristian Pedro Bardaro, el hombre que batalló contra viento y marea por hacerse un lugar en el mundo del fútbol, hoy tendrá su revancha en uno de los clubes más importantes del país y el continente.