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El Barça acaba con el Alavés a golpe de reivindicaciones: Lewandowski, Gündogan y un Vitor Roque expulsado

Vitor Roque celebra el tercer gol del Barça al Alavés (REUTERS/Vincent West)
Vitor Roque celebra el tercer gol del Barça al Alavés (REUTERS/Vincent West) (VINCENT WEST/)

El Barça consigue respirar algo más y mejor en LaLiga. Dos victorias consecutivas en el campeonato doméstico sirven a los de Xavi para verse un poco más aseados, a pesar de que el sufrimiento no ha desaparecido por completo. Hasta la segunda parte, los tres puntos no estuvieron asegurados. El Alavés aguantó todo lo que pudo e incluso dio un pequeño susto de la mano de Samu, que ya silenció Montjuïc en noviembre. Pero los azulgranas prosperaron, a base de tres goles con sabor a reivindicación (1-3).

Si a alguien se echaba en falta en Can Barça en cuanto a protagonismo, ese era Robert Lewandowski. En primer plano por una entrevista en la que ha reconocido que no es el mismo desde 2023 y que la chispa había dejado de acompañarle, necesitaba marcar como el comer. No lo hacía en Liga desde el pasado 10 de diciembre, precisamente una de las últimas fechas de ese año que él mismo tildó de aciago. Conseguirlo este sábado en Mendizorroza, días después de una conjura de la plantilla que tuvo lugar en su casa, fue toda una liberación para el polaco.

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Lewandowski fue el encargado de inaugurar el marcador, quitándose todo un peso de encima cuando más se había puesto sobre la mesa el contraste entre su arranque fulgurante como culé y el bajón que ha venido afectándole desde que finalizase el Mundial de Catar. Sorprendió su gran 2022 en términos del Barça, y más bien entrada la treintena, pero igualmente lo hizo que un ‘9′ de talla mundial como él hubiese perdido su olfato habitual en el área pequeña.

Lewandowski marca ante el Alavés (REUTERS/Vincent West)
Lewandowski marca ante el Alavés (REUTERS/Vincent West) (VINCENT WEST/)

Lo recuperó en territorio vasco, ayudado por otro jugador de carácter incuestionable: Gündogan. Suya fue la asistencia del tanto inicial y, después, el segundo gol del Barça, de volea. El partido del alemán fue el que más sobresalió en las filas visitantes, ayudando a encarrilar sobremanera la jornada. Aunque si alguien acapara los titulares hoy, para lo bueno y para lo malo, es Tigrinho, al que tanto se esperaba y que, por fin, parece haber aterrizado.

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Vitor Roque, cara y cruz en Vitoria

El don de la oportunidad sonrió a Vitor Roque cuando más lo necesitaban los suyos. El Barça tenía que volver a verse dos dianas por encima del Alavés de forma urgente, puesto que Samu, como en la ida, había decidido atormentarle. Cuando se empezaba a ahuyentar a los fantasmas de una primera parte dubitativa, el atacante de Melilla los hacía aparecer de nuevo. Pero la más reciente esperanza juvenil del barcelonismo, después de eclosionar por fin ante Osasuna, quería prolongar su buena racha.

Gündogan y Marín disputan el balón (REUTERS/Vincent West)
Gündogan y Marín disputan el balón (REUTERS/Vincent West) (VINCENT WEST/)

Cuando llevaba únicamente tres minutos en el campo, el brasileño se las ingenió para, con la izquierda, poner el balón en un lugar imposible para Sivera. El tanto le quedó digno de envolver con un lazo y, por supuesto, quiso revestirlo de lo que fue, un zarpazo, en la celebración. El electrónico se quedaría como estaba a partir de ese momento. No pudo decirse lo mismo de la alineación del Barça. Porque Vitor Roque fue, sobre todo, héroe. Pero, aunque en menor medida, también villano.

¡A la calle Vitor Roque!
El árbitro sacó doble amarilla tras solo 13 minutos en el campo. ¿Qué os parece la acción?#LALIGAenDAZNpic.twitter.com/w0oMdNZlXx

— DAZN España (@DAZN_ES) February 3, 2024

La nota, que apuntaba al sobresaliente, le cambió de un momento para otro por ver dos amarillas prácticamente consecutivas y, por tanto, la roja. Los forcejeos de Roque con Marín le costaron la expulsión. Polémica, porque la acción que dejó al Barça con 10, revisada en el VAR, dejó muchas más dudas que certezas. La posición del pie de Tigrinho da para tirar de moviola una y otra vez. Por eso, su entrenador estaba furioso al respecto tanto en la banda como en la rueda de prensa posterior: “Pido que nos dejen competir porque es otro error flagrante”.

Caso Negreira aparte (lo mentó Xavi en el pospartido), las internadas de Lamine Yamal tampoco pasaron desapercibidas en la capital vasca. Él no tuvo premio goleador, pero el descaro del chaval es un bálsamo anímico cuando le da rienda suelta. En definitiva, los ‘aquí estoy yo’ sirvieron para que el empuje del Alavés no fuese a mayores. Pero ni siquiera un día con resultado agraciado es uno tranquilo para este Barça tan propenso al vaivén.

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