El Gobierno monitorea la sesión en el Congreso con foco en las privatizaciones y el impuesto PAIS

“No vamos a ceder más. Ya cedimos. Ahora es el momento de que los diputados tomen la decisión”. La afirmación fue emitida por un importante funcionario nacional con despacho en la Casa Rosada. Pocas horas antes de que culmine el cuarto intermedio y comience a tratarse nuevamente la Ley Ómnibus – en esta oportunidad cada artículo en forma particular – en el Gobierno dejaban saber la voluntad de no retroceder más respecto a los pedidos de la oposición dialoguista.

De los temas sensibles dos ya quedaron en el pasado. El oficialismo logró que la mayoría de los legisladores le votara seis de las nueve emergencias que contenía el texto. Fueron eliminadas las de salud, la fiscal y la previsional, mientras que quedaron la emergencia en materia económica, financiera, de seguridad, tarifaria, energética y administrativa hasta el 31 de diciembre de 2024, con la posibilidad de ser prorrogado un año más.

Luego se aprobó la delegación de facultades del Presidente Milei. En el Gobierno logró cerrar un acuerdo para que terminara siendo de un año más la extensión de otro. La mitad del “2+2″ que quería el oficialismo en el inicio de la negociación. Fue un punto intermedio que dejó satisfecho al oficialismo.

Sin embargo, el golpe más duro fue en el momento de la votación del capítulo 4. En las bases de la delegación el oficialismo se encontró con un párate y la caída de los incisos H, I y J que le permitían eliminar fondos fiduciario, regular y reordenar el sector energético en función de la apertura de la exportación de hidrocarburos y que le daba al Ministerio de Seguridad potestad para reforzar todo el sistema de seguridad.

Durante la mañana el ministro del Interior, Guillermo Francos, se reunió con el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y los jefes de los bloques de la oposición dialoguista para intentar avanzar en la negociación de los artículos y no llevarse sorpresas durante el debate en el recinto.

Los jefes de bloque, en especial Miguel Pichetto, le propusieron a los dos referentes oficialistas que llamen a los gobernadores y punteen los temas centrales que están sin acuerdos políticos. Y que, en todo caso, esos llamados los haga el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, para poder avanzar en temas como la utilización del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) para sanear las deudas de las cajas previsionales provinciales o la coparticipación del Impuesto País.

Entre las 14 y las 15 el titular del Palacio de Hacienda se comunicó con el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, para pedirle que deje de insistir con la inclusión del Impuesto País en el debate en particular y le prometió tratar el tema dentro de un paquete fiscal, una vez que la ley sea aprobada. El cordobés le agradeció el llamado pero le dijo que sigue pensando lo mismo y que quiere que se trate.

Si nada cambia en las próximas horas, la voluntad de los legisladores cordobeses es proponer la discusión del impuesto durante la sesión. El Gobierno sostiene que el impuesto desaparecerá pronto, debido a que la voluntad de Milei es quitar el cepo entre mayo y junio, por lo que no se obtendrían más ingresos a través de ese gravamen. “No tiene sentido seguir discutiendo sobre eso. Es un impuesto que va a desaparecer”, indicaron en Balcarce 50.

“No nos importa que el impuesto se vaya a sacar. Mientras funcione, queremos que se coparticipe. Ellos prometen, pero nosotros somos partidarios de los hechos”, sentenció un funcionario de extrema confianza de Llaryora. La postura parece ser inamovible y marca la fuerza de presión del mandatario cordobés sobre la Casa Rosada.

“Son inexpertos e irresponsables. Mientras la oposición mantiene la negociación a flote, ellos agreden a los aliados. Es realmente insólito”, se quejó un diputado nacional que está inmiscuido en el ida y vuelta entre la oposición dialoguista y los pocos interlocutores válidos que tiene el oficialismo. “A veces tengo dudas de que realmente les interesa sacar la ley”, se sinceró una legisladora de la oposición dialoguista.

En ese clima de tensión se está desarrollando la sesión, que tuvo su punto de partida minutos después de las 14 y que en el oficialismo advierten que podría continuar mañana. Por momentos la sesión se empantana por la discusión sobre cómo votar los artículos, sumado a las expresiones políticas sobre el impacto de la ley.

Existe un doble discurso permanente en el vínculo que une al oficialismo y la oposición dialoguista. De un lado se muestran optimistas para que la ley salga lo más parecida a la versión que quiere el Gobierno y del otro advierten que no hay demasiados avances. “Venimos bien, soy optimista”, le aseguró a Infobae un diputado libertario que está al tanto de la negociación.

Distinta es la situación en el capítulo de privatizaciones, donde un sector de la oposición dialoguista no acepta la contraoferta que el oficialismo hizo la semana pasada y en la que bajó de 36 a 27 las empresas designadas para ser privatizadas. “Ya cedimos demasiado”, se quejaron en la Casa Rosada. “La pelota la tienen ellos”, sentenciaron en una importante oficina opositora del Congreso.

Lo cierto es que mientras el presidente Javier Milei está de viaje en Israel, en Buenos Aires es Guillermo Francos el encargado de monitorear las negociaciones con la oposición para sacar a flote la ley. Durante esta semana el ministro será el puente entre el Jefe de Estado y los gobernadores y principales dirigentes opositores, hasta el viernes, que viaje a Roma para sumarse a la comitiva presidencial.

Los opositores entienden que con la sesión en marcha, es el momento de que los gobernadores y los representantes del Poder Ejecutivo – Guillermo Francos, Luis “Toto” Caputo y Santiago Caputo – entren a fondo en la negociación para darle forma al articulado final y resolver definitivamente el contenido de la ley.

Hartos de tantos idas y vueltas a lo largo de los últimos días, la oposición dialoguista que integran Hacemos Coalición Federal, Innovación Federal y la UCR, sienten que empujaron la negociación con la convicción de darle gobernabilidad a Milei, pero que se encontraron con sus ironías y agresiones, que solo enrarecieron más la relación con aquellos legisladores que son esenciales para que la ley tenga un contenido similar al que quería.