El aumento de los controles en la Aduana implementado desde 2022 desvió el tráfico de drogas hacia otros puertos
La Hidrovía Paraná-Paraguay es el principal canal por donde sale al mercado internacional la producción agropecuaria de Argentina, Paraguay y el sur del Brasil. Pero a su vez es una zona caliente del tráfico de drogas, ya que camuflada entre las más de 100 millones de toneladas de carga también sale rumbo al mercado europeo gran parte de la cocaína elaborada en Bolivia y Perú.
En junio de 2022 la Aduana argentina tomó la decisión de comenzar a escanear todos los containers que hacen trasbordos en los puertos de Rosario, Buenos Aires o San Nicolás. Especialmente los provenientes de Paraguay con destino a países de Europa o África.
El cambio de procedimiento implementado por Guillermo Michel, que fue sucedido en la Dirección de Aduana por Rosana Lodovico cuando asumió el nuevo gobierno, alteró el circuito de tráfico, que se originaba principalmente en los puertos de Paraguay, continuaba en barcazas a los largo de la hidrovía y luego pasaba a barcos de gran porte en Argentina antes de salir al océano Atlántico.
Varias incautaciones de drogas realizadas en países europeos evidenciaron un modus operandi que se repetía. En febrero de 2021, autoridades de la aduana del puerto de Hamburgo, Alemania, decomisaron 16 toneladas de cocaína, que habían llegado ocultos en latas de pintura acrílica, en contenedores procedentes de Paraguay. Fue la mayor cantidad de cocaína confiscada en Europa hasta ese momento. El trasbordo en el puerto de Buenos Aires había sido clave en esa operación, que se presume estuvo a cargo del Primeiro Comando da Capital de Brasil. Nueve meses más tarde, 4 toneladas de cocaína pura fueron incautadas en el puerto de Rotterdam, en los Países Bajos, escondidas en bolsas que transportaban granos de soja. Pocos meses más tarde, en mayo de 2022, en el puerto de Newcastle, en Australia, se decomisaron 50 kilos de cocaína transportados por un barco cerealero que había zarpado del puerto santafesino de Timbúes.
Sin embargo, la eficacia de los controles más estrictos en los puertos argentinos dificultó las operaciones ilegales y obligó a los narcotraficantes a adaptarse y buscar otras vías. Entonces, Montevideo se convirtió en el principal punto de salida, principalmente por la falta de escaners y de radarización en gran parte del país.
Una vez más, los decomisos en Europa dejaron en evidencia el nuevo circuito. En junio de 2022 en Bélgica fueron secuestradas 5 toneladas de cocaína oculta en contenedores de arroz en un barco que partió de Montevideo. En septiembre encontraron 1822 kilos en un contenedor de azúcar que también iba rumbo a Bélgica y en noviembre 653 kilos en un contenedor de carne.
Con sus 3442 kilómetros de extensión, la Hidrovía es una zona clave de la lucha contra el narcotráfico a tal punto que Taiwán, a instancias de Estados Unidos, donó escáneres de contenedores a Paraguay para reforzar los controles.
Uruguay solicitó ahora a la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) que reabra la oficina que tenía en esel país y que cerró en 2019. Además, el gobierno de Luis Lacalle Pou decidió adjudicar a la empresa estadounidense S2 Global la compra de tres escáneres que permitirán fiscalizar el contenido de los contenedores que pasan por el puerto de Montevideo. Dos de estos equipos estarán fijos durante todo el día en la capital uruguaya mientras que el restante será móvil y podrá operar también en la terminal de Nueva Palmira (Colonia).
Según un informe de la Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo (Senaclaft) de Uruguay, la situación respecto al tráfico se drogas se ha agravado en los últimos años en Uruguay. El informe de esa oficina afirma que el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicoactivas sigue siendo la “principal amenaza” en el aumento del narcotráfico en el país.