La misteriosa interna que terminó con un barra de Independiente herido por dos balazos: la teoría del encapuchado que encendió las alarmas
Independiente no tiene paz. A la derrota en el clásico se le sumó ahora un nuevo foco de preocupación que parecía estar saldado: la interna en la popular. Que por un lado tiene a la facción oficial que desde 2019 se encaramó en la jefatura de la barra con Juan Ignacio Lenczicki y Mario Nadalich como líderes, y por otro lado a varios barrios que eran arropados por ex líderes como Pablo Bebote Álvarez y César Loquillo Rodríguez y que ahora tras quedarse afuera se juntaron para armar un solo grupo que pretende recuperar el paravalanchas principal.
Pero en esa reunión todo terminó mal: varios “pelaron los fierros” como dicen en su jerga y la reyerta dejó a una persona herida con dos balazos en el cuerpo que fue internado en el hospital Lucio Meléndez de Adrogué. Según la barra, la situación que derivó en el enfrentamiento sucedió en una casa en Burzaco, donde se habían reunido las facciones Somos Nosotros, Los Diablos Rojos y La Pepsi para analizar un curso de acción contra la oficial. Pero el herido, llamado Carlos Rodrigo del Zompo, contó otra historia ante el requerimiento policial en el hospital. Dijo que se encontraba en la casa de un amigo en Burzaco y cuando salió a comprar algo para tomar, un encapuchado lo encaró y sin mediar palabra le tiró dos veces. El testimonio es rarísimo pero en el mundo barra se suelen contar historias inverosímiles para esconder lo que en realidad pudo haber ocurrido. Del Zompo llegó al nosocomio acompañado de Gastón Manuel Escubilla, que según la comisaría segunda de Burzaco tenía pedido de captura desde diciembre del año pasado pero estaba en libertad. Todo muy normal.
La historia que derivó en esta noticia comenzó en el clásico pasado que Independiente perdió de local con Racing por uno a cero. La barra oficial que va a la tribuna Norte ingresó todo su cotillón sin problemas, incluido el telón que insólitamente abrieron al revés. Pero la Policía no dejó entrar nada del lado de la tribuna Sur y le explicó a quienes van a ese sector que el arreglo era con la gente de Los Dueños de Avellaneda. Ahí la olla empezó a tomar presión y finalmente se convino que pudieran meter diez tirantes y en el segundo tiempo su propio telón. Pero ni bombos ni fuegos de artificio. Los grupos de Somos Nosotros que siempre respondió a Loquillo Rodríguez, los históricos del Barrio Pepsi de Florencio Varela, la facción llamada Los Diablos Rojos que se referencia en Bebote Álvarez y un bando del barrio Rivadavia de la Capital Federal sintieron que la situación era insostenible.
No sólo habían perdido en su momento la batalla por la barra, sino que ahora ni siquiera podían en un clásico hacer su demostración de fuerza. Entonces al otro día fueron hasta el negocio de Caniche, ex ladero de Bebote Álvarez y actual número tres de la barra oficial, y le rompieron el local y un auto. Y entre todos dijeron que esa era la declaración de guerra y que era tiempo de juntarse para ir por todo.
Así se determinó que los capos de cada bando se acercaran hasta una casa en Burzaco para delinear la toma del poder. Pero los dos más importantes se bajaron: Loquillo Rodríguez adujo que había firmado la semana anterior un juicio abreviado con la Justicia y que su derecho de admisión vencía a fin de este año, por lo que cualquier movida que lo involucrara lo haría terminar tras las rejas y sin posibilidad de volver a la cancha. Bebote por su parte está corrido de la escena y cree que si hay algún momento para su regreso, ese día todavía está lejos. Sin ellos, quienes presuntamente quedaron en el búnker fueron Carlos Zambrana, alias Carlín del barrio Pepsi, Marcelo el Zombi Cano, Ema, gente de la zona de Banfield, Temperley y Lanús, del barrio 4 de Junio de Avellaneda, de Dock Sud y del sur de la Ciudad de Buenos Aires con asiento en el barrio Rivadavia del Bajo Flores. Y la discusión para saber quién sería el líder de la movida fue subiendo de tono hasta que todo terminó con una pelea donde Del Zompo quedó herido. Algunos le adjudicaron los disparos a Ema, pero la Policía lo fue a interrogar y éste dijo que no estaba en el lugar y puso a unos amigos como testigos. Y ahí, como pasa muchas veces, quedó todo.
En cambio, un viejo conocedor de la interna de la barra Roja contó a Infobae otra versión. “Fue una anarquía. A todas las reuniones se va con armas, para que no te zarpen, pero nadie las usa. Es sólo para mostrar relaciones de poder. Imaginate que si todos los que están calzados disparan es una masacre. Por eso cuando hay un líder claro los chumbos no salen de la cintura nunca. Pero acá es un rejunte de gente, todos quieren ser generales y no soldados y así esto termina mal”, afirmó.
¿Qué puede pasar ahora? Todo lo ocurrido empodera aún más a la facción oficial, ya que tanto la dirigencia como la Policía ven que si la disidente arregla a los tiros sus problemas, lo que más quieren es tenerla lejos del Libertadores de América. Lo cierto es que el Rojo vuelve a jugar de local este sábado a las 19.15 frente a Argentinos Juniors y la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) está más que alerta: saben que la interna arde y no quieren que un “encapuchado” que nadie dice conocer aparezca por la zona disparando y dejando un reguero de sangre por Avellaneda.