Jano Martínez, mucho más que el hermano de Lautaro: su parecido con Facundo Campazzo, el partido de las 21 asistencias y los consejos del Toro
Su padre Mario, categoría 1972, fue un aguerrido lateral izquierdo que jugó cinco temporadas en el Nacional B (con la camiseta de Villa Mitre) y otras 13 en el Torneo Argentino para Rosario Puerto Belgrano (Punta Alta), Racing de Olavarría y Liniers de Bahía Blanca, su ciudad. Su hermano mayor, Alan, categoría 96, fue defensor central y el hermano del medio, Lautaro, categoría 97, claramente el más famoso de la familia, es figura del Inter de Milán y campeón mundial con Argentina. Lo que se dice una familia talentosa, esforzada, tenaz, profesional y, sobre todo, con mucha tradición futbolera.
Pero el menor, categoría 2003, rompió el molde. No de todo lo primero, porque el pibe tiene la esencia de los Martínez, el linaje guerrero y pasional que caracteriza a la familia, pero sí en lo segundo. “Al fútbol soy malísimo. Intenté, fui tres días, pero realmente era de madera. En cambio, cuando nos mudamos con mi familia a una casa que está pegada al club Villa Mitre, descubrí la cancha de básquet y me encantó”, contó el menor, quien viene haciendo su camino, quizás a la sombra, pero con tantos logros y reconocimientos como sus hermanos.
Claro, ayudado por la tradición de la Capital del Básquet argentino. Jano es un base de 21 años y 1m77 que debutó en la Primera tricolor a los 14, fue MVP de un Argentino U15, jugó un Sudamericano (U15) con la Selección argentina, debutó en el Torneo Federal (3ra división nacional) a los 14 y llegó a ser el jugador más joven de toda la Liga Argentina, la segunda división donde hoy está brillando con a Villa Mitre, el club de sus amores. Un talento precoz que hoy es realidad, como lo fueron Mario y Lautaro en su momento. Luego de lograr un triple doble en enero y dar 21 asistencias en febrero, ambos en partidos de Liga Argentina, ya es más que una promesa del básquet bahiense, cuna de ese deporte en nuestro país. Un talento para seguir de cerca.
La herencia provino del ala paterna: hasta la mamá de Mario, Luisa, era futbolista y goleadora del pequeño club Estrella de Oro. Sin embargo, Jano sorprende con una anécdota que refleja cómo a los futboleros también les gusta el básquet. “Cuando estábamos los cuatro en Bahía, siempre jugábamos un 2 vs 2 en la cancha de Villa Mitre. Yo y mi viejo contra Alan y Lautaro”, detalla. Y, entonces, no queda otra que preguntarle qué tal son ellos con la naranja. “Lautaro es un llevador de pelota (dice, casi en forma de cargada), un base (se ríe)… En su momento, a los 15, casi elige el básquet, cuando mi viejo le pidió que se decidiera por unos de los dos deportes… Pero claro, ya era muy bueno al fútbol. Alan prefiere jugar adentro, podríamos decir que es un rústico ala pivote. Y mi viejo es zurdo, buen tirador. En ese sentido, yo creo que ligué más cosas suyas. En el fútbol nada, eso sí”, comentó entre risas.
No es el único lugar donde se enfrentan 2 vs 2. Lo mismo pasa con el fanatismo por el fútbol. Jano y Mario son hinchas de Villa Mitre, en cambio Alan y Lautaro salieron de Liniers, donde hicieron las inferiores, porque justo coincidió cuando Mario estaba en la institución ubicada en la avenida Alem. Carina, la mamá de los tres deportistas, no desempata porque carece de club. Ella sólo es de la familia Martínez. Con Mario tiene recorridos miles de kilómetros, tratando de seguir a su tridente, a veces incluso jugando en tres ciudades diferentes en tres días distintos.
Jano, como Alan y Lautaro, se crió entre grandes. Por eso asegura que “me siento más cómodo jugando y estando con chicos más grandes. De hecho, mis amigos tienen unos años más”. Allí, en la intimidad de muchos vestuarios de fútbol, mamó mucho de los códigos que van forjando su camino. “Me gusta más los vestuarios de básquet porque son más tranqui y hay menos gente. Los de fútbol son más rústicos, con bromas más pesadas (se ríe). Pero de todos se aprende. Y yo aprendí a ser siempre respetuoso, responsable, a trabajar, a imitar a los mayores y a tratar de copiarlos. Mi viejo, sin decir mucho, me lo inculcó. Y yo también lo vi de mis hermanos…”, cuenta el menor.
También, seguramente por eso, se lleva muy bien con la precocidad. Y con la presión que conlleva jugar, siendo chico, entre más grandes. “Lo tomo bien, no me pongo presión. Yo sé lo que puedo dar y por suerte no sólo tengo una familia que me apoya y me aconseja, también lo hacen mucho en el club”, explica quien siente un orgullo especial por defender la camiseta de un club muy pasional en Bahía. “A mí me juega a favor jugar en el club del que soy hincha. Recuerdo mucho el debut con esta camiseta. Yo ni entraba con Primera, pero el DT (Ariel Ugolini) me llamó que me iba a cambiar, me pelaron y entré los últimos dos minutos. No lo podía creer, todo lo que viví y me esforcé se me vino a la cabeza en un segundo”, rememora.
-¿Y cómo llevás es ser “hijo de” y, sobre todo, ser hermano de Lautaro?
-Bien, es un orgullo. Yo sé que me conocen como el hermano de… Pero lo llevo tranquilo, intentando hacer mi camino y disfrutando el de mi hermano.
-¿Y te jode que todos te pregunten por él? ¿Cómo es ser el hermano de un crack mundial?
-Básicamente todos me preguntan por mi hermano (se ríe) y sí, a veces cansa, me jode, sobre todo los que se quieren meter mucho en la intimidad.
-¿Y qué te dice Lautaro, qué te aconseja?
-Yo hablo todos los días con él. Y él me dice que vaya tranquilo, siendo yo, haciendo lo mío. Que sea responsable, respetuoso, humilde y, sobre todo, que esté tranquilo. A veces pienso que puedo jugar más, me impaciento. Y ahí todos me ayudan, en mi familia y en el club.
-Van bastante a verlo a Italia. ¿Qué te llamó la atención, sos cholulo de la intimidad, de los compañeros de tu hermano?
-Sí, uno mira todo, pero trata de ubicarse. Cholulo sólo cuando estaba Icardi y un poco con Lukaku. Con Romelu nos quedamos charlando, porque habla muy bien castellano y le conté que jugaba al básquet. Luego, a través de mi hermano, le dije que le mandaba mi camiseta N° 6 en Villa Mitre si él me daba la suya de Inter. Y así fue. Lo loco es que la recibió, se sacó una foto y la subió a Instagram. Acá en Villa Mitre me cargaron mucho (se ríe).
-¿Y qué tenés de tus hermanos y tu viejo? ¿Hay un gen familiar?
-Los cuatro somos iguales, tenaces, de ir al frente. Diría que somos muy guerreros. Todos tenemos un carácter muy fuerte, nos sacamos enseguida. Lautaro es picante, ¿viste? Y yo soy igual. Protesto bastante. En el club me viven diciendo que no lo haga, le llevan despacito (se ríe).
Lautaro, desde Italia, habló de su hermano hace un tiempo. “Lo principal que le veo es que tiene una madurez sorprendente para su edad. Y como deportista me gusta su personalidad para afrontar los desafíos que se le presentan. Siento mucha felicidad de que disfrute de hacer lo que le gusta, lo que eligió. Lo acompañamos y aconsejamos en todo momento para que trabaje siempre con humildad y sacrifico para que las metas que se proponga las pueda cumplir tanto en lo humano como en lo deportivo”, explicó el Toro.
El padre también destacó los intangibles de Jano. “Es muy compañero, solidario, va siempre al frente, tiene mentalidad ganadora y busca superarse día a día, en lo físico, lo deportivo, lo competitivo y lo personal… Por eso siento que hace la diferencia entre los chicos de su edad. Yo ya notaba de chiquito que era distinto, con actitudes y acciones de jugadores más grande. Al ser muy observador pudo incorporar muchas de las cosas que aprendió en los numerosos vestuarios que vivió”, reconoce. Pero para Mario lo principal es por el sendero que transitan sus hijos. “Los tres tienen una misma virtud: siempre quieren más, buscan ganar, superarse. Pero con humildad y sacrificio, sin olvidarse de dónde uno salió. Ninguno cree que por tener un minuto de fama es el mejor. Los tres han seguido el mismo camino, de pensar así. Y por eso los logros que vemos reflejados en el día a día”, argumenta.
Jano se describe como un base “intenso, inteligente para pasar y que, si es necesario, puede anotar puntos, aunque sin olvidarme cuál es la función principal de un armador”. En sus redes puede verse la devoción que tiene por Facundo Campazzo, ídolo y espejo. “Es mi referente, me encanta su actitud en la cancha. Deja la vida por el equipo, me gusta cómo defiende y su visión es impresionante. Cuando debe meter puntos, lo hace”, dice quien en un video se lo puede ver metiendo un asistencia de faja, a lo Facu. “Sí, fue en U13, jugando contra San Nicolás. Pero la hice antes que Campazzo (se ríe) y acá en Bahía editaron un video comparando ambas”, agrega, atrevido.
Gastón Fernández, su entrenador actual, cuenta que no lo conocía al detalle hasta que llegó hace seis meses al club. “Lo veía superándose año a año y ahora, desde adentro, noto esa clara evolución. Tiene 20 años y ya se comporta como un veterano de la categoría. Tiene una gran madurez”, explica para luego meterse en la parte más técnica. “Tiene explosión, cambio de ritmo, es muy bueno en cancha abierta y tiene lectura para encontrar compañeros. Le falta mejorar el tiro lejano, pero tiene la agresividad y la potencia, también la actitud en defensa. Salvando las distancias, es lo más parecido a Campazzo como base, aunque no veo que lo quiera copiar, siempre jugó de esta forma”, completa el coach.
-¿Sos un Campazzito?
-(se ríe) Ojalá pueda serlo… Facu es un espejo de cómo se puede llegar a los mejores lugares del mundo midiendo menos de 1m80. Todos los días miro videos suyos, me motiva mucho ver que con esa altura podés llegar al Real. Como sueño me queda conocerlo, poder charlar con él. En casa tengo la camiseta porque un día se cruzó con Lautaro, mi hermano le dijo que lo tenía como ídolo y Facu me mandó su camiseta. Un crack en todo sentido.
Fernández regresa al tema ante dos consultas. Primero, cómo lleva ser el hermano de Lautaro. “Con orgullo, no le pesa. Se pone contento cuando le va bien o se fastidia cuando le va mal. Pero en general lo lleva con naturalidad, tiene un perfil humilde y tranquilo. Tiene claro que él está haciendo su propia carrera y está bueno que se lo destaque como Jano el basquetbolista, no el hermano de…”, resalta para cerrar con el futuro que le ve a su dirigido. “Pude llegar adonde él se proponga. Hoy tal vez le juega en contra ser tan fana del club donde está, pero creo que en algún momento escuchará ofertas para dar el salto que necesita y seguir progresando como jugador”, completa.