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La historia de amor-odio entre Enzo Pérez y Marcos Rojo, que tendrá un nuevo capítulo en el duelo entre Estudiantes y Boca

Enzo Perez Marcos Rojo
Enzo Pérez y Marcos Rojo celebran el pase a la final con la selección argentina en el Mundial 2014 (AFP)

Se conocieron en Estudiantes de La Plata, donde bordaron nada menos que una estrella de Copa Libertadores y llegaron a jugar la final del Mundial de Clubes contra el Barcelona de Lionel Messi. Y, mientras iniciaron una rivalidad clásica en Lisboa, desandaron su camino en la selección argentina con la disputa de dos Copas del Mundo. El mendocino, más experimentado, pegó la vuelta al fútbol argentino antes. El platense, tras un préstamo frustrado por las lesiones en el Pincha, regresó al país para jugar en la contra. La historia de amor y odio de Enzo Pérez y Marcos Rojo tendrá esta noche otro capítulo.

Fue en el año 2008 cuando Rojo fue promovido definitivamente al plantel de un Estudiantes que era liderado futbolísticamente por Juan Sebastián Verón, a quien muchos compararon con el Michael Jordan de los Chicago Bulls en los 90. Enzo, que venía de romperla en Godoy Cruz, todavía no se había asentado en el primer equipo. Leonardo Astrada era el DT de un elenco que se midió con Inter de Porto Alegre en la final de la Sudamericana de ese año.

Estudiantes perdió la ida de la final 1-0 como local pese a que el rival jugó con 10 hombres desde los 24 minutos por la expulsión de Pablo Guiñazú. En Brasil, exhibió su chapa copera y se impuso 1-0 con gol de Agustín Alayes en tiempo reglamentario, pero lo perdió al minuto 115 justo antes de los penales. Enzo Pérez solo sumó minutos en la revancha, reemplazando a Raúl Iberbia. Rojo todavía no figuraba en escena y recién en 2009 empezaría a tener continuidad con Alejandro Sabella.

Marcos Rojo Enzo Pérez Estudiantes
Pérez y Rojo celebran un gol del defensor a Boca con la camiseta de Estudiantes (Fotobaires)

En la Libertadores 2009, el zaguero zurdo que era capitán en la categoría 90 del León, era una de las piezas de recambio ante nombres más experimentados como los de Marcos Angeleri, Agustín Alayes, Leandro Desábato y Germán Ré, mientras que competía con un central derecho un año mayor: Federico Fernández. Como después de la clasificación a las semifinales estaban lesionados Angeleri, Alayes y Christian Cellay, la directiva pincharrata se movió rápido y contrató a Rolando Schiavi, quien presenció esa instancia y las finales contra Cruzeiro.

A esta altura, Enzo Pérez ya era titular inamovible en un mediocampo que salía de memoria junto al Chapu Rodrigo Braña, Verón y el Chino Leandro Benítez. El humilde pibito de La Plata que había empezado a patear en el club Las Malvinas tocaba la gloria hecha trofeo de Libertadores. Y lo mismo ocurría con el oriundo de Maipú, que en su vitrina personal apenas exhibía un ascenso a Primera con Godoy Cruz en 2006. De ahí, al premio mayor: jugar contra el Barça en Emiratos Árabes Unidos, final maldita que Estudiantes arrancó ganando con gol de Mauro Boselli y los catalanes dieron vuelta por el tanto de Pedro a los 89 y el mismísimo Messi a los 110′ del suplementario. Ninguno de los dos lo sabía, pero a la Pulga lo iban a tener como compañero en dos de los siguientes tres Mundiales. Enzo fue titular (lo reemplazó Maximiliano Núñez a los 79′) y Rojo entró por el Colorado Ré a los 91′.

Ese Estudiantes no reculó, sino que tomó envión. Peleó hasta la última fecha el Clausura 2010 ante Argentinos Juniors, que se consagró por un punto de diferencia, y ganó de punta a punta el Apertura del mismo año liderando el certamen en nada menos que doce jornadas. El éxito catapultó a casi todas las figuras del plantel, incluido un Pachorra Sabella que sería considerado para tomar las riendas de la selección argentina tras la salida de Diego Maradona por la eliminación en Sudáfrica y la frustración del Checho Batista en la Copa América 2011. Marcos Rojo fue comprado por el Spartak Moscú; Enzo Pérez, que ya había sido convocado para la Albiceleste, por el Benfica.

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Enzo y Marcos luchan contra el alemán Miroslav Klose en la final del Mundial de Brasil 2014, en la que ambos fueron titulares (Mike Hewitt – FIFA/FIFA via Getty Images) (Mike Hewitt – FIFA/)

Aunque muchos no lo recuerden, los primeros clásicos de Enzo Pérez y Marcos Rojo fueron en Portugal: el volante militó cuatro temporadas en Benfica y entre 2012 y 2014 disputó el derby de Lisboa contra el Sporting del defensor, que fue traspasado casi sin minutos desde el fútbol ruso. Con el beneplácito de su mentor, Alejandro Sabella, y una buena porción de partidos disputados en el fútbol europeo, Rojo (ya había jugado la Copa América 2011) pasó a formar parte estable de la Selección y sacó pasaje para Brasil 2014, al igual que el cuyano.

Rojo causó sensación por su rabona ante Bosnia y Herzegovina en el debut y el gol ante Nigeria en el tercer partido. Dipustó todos los minutos hasta el suplementario contra Suiza por octavos de final, cuando debió ser reemplazado por José María Basanta. Se perdió los cuartos ante Bélgica y reapareció completando todos los minutos en las semis ante Holanda y la final contra Alemania. Fue el sexto futbolistas con más minutos en la Copa detrás de Chiquito Romero, Ezequiel Garay, Pablo Zabaleta, Javier Mascherano (los únicos que disputaron los 720′) y Lionel Messi.

Llamativamente Enzo no tuvo participación hasta los cuartos de final ante Bélgica, cuando tuvo que ingresar por el lesionado Ángel Di María pasada la media hora de juego. La baja del Fideo le abrió una puerta y él cumplió: titular contra Países Bajos (lo reemplazó Rodrigo Palacio a los 81′) y también en la final ante Alemania (lo sustituyó Fernando Gago a los 86′).

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El grito agónico de Marcos Rojo tras convertir el gol que le dio la clasificación a Argentina frente a Nigeria en el Mundial de Rusia 2018 (Jamie Squire – FIFA/FIFA via Getty Images) (Jamie Squire – FIFA/)

Rojo, que fue transferido al Manchester United tras su actuación en la Copa Mundial, permaneció en las convocatorias albicelestes de la mano de Gerardo Martino y disputó las finales de Copa América ante Chile en 2015 y 2016 (en la segunda fue expulsado por roja directa), mientras que Enzo tuvo un intervalo y no fue considerado por el Tata. En 2017 firmó su retorno al fútbol argentino para jugar en el club de sus amores y tomó notoriedad rápidamente. Eso lo llevó a ser convocado por Jorge Sampaoli para la Copa del Mundo en Rusia 2018, donde fue titular ante Croacia (0-3), Nigeria (2-1) y la eliminación con Francia (3-4). Rojo arrancó contra Islandia y fue borrado para el cotejo ante los croatas. Se convirtió en héroe con el gol agónico frente a los africanos que le dio la clasificación a Argentina y padeció a Kylian Mbappé en octavos.

Para la posteridad quedó la imagen de la celebración en la que Enzo Pérez, quien ya había sido reemplazado, fue a buscarlo a Rojo tras su tanto contra Nigeria. El abrazo fraternal no fue sacado de contexto, sino que traía una carga emotiva por los años compartidos en Estudiantes y la Selección. Sin embargo, sus caminos se separarían con la vuelta de Marcos al país. Allí la relación se resquebrajó.

Todavía durante la pandemia del coronavirus, Marcos Rojo firmó su contrato con Boca Juniors (febrero de 2021). “Estaba a punto de firmar con Boca. Enzo Pérez me dijo que me quería hablar, me llamó, hablamos de fútbol. No sé cómo se enteró que yo iba a firmar, pero ya tenía todo arreglado con Boca, iba a firmar el lunes, estaba convencido”, confesó hace un tiempo el platense, que no solo fue tentado por su ex compañero de Selección sino por Marcelo Gallardo. “Sí, me dijo que fuera a River porque íbamos a ganar todo”, reveló sobre el diálogo con el Muñeco.

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Marcelo Gallardo quiso convencer a Marcos Rojo de jugar en River, pero fracasó en el intento al igual que Enzo Pérez (Fotobaires) (Nicolas Aboaf/)

Boca apostó fuerte por Rojo, que venía de varias lesiones y prácticamente sin continuidad en Europa, y Rojo se la jugó con la firma en la Ribera, puesto que en los últimos años el River de Gallardo había dominado claramente el historial con la estrella de la Libertadores 2018 en Madrid como máximo galardón. De padre fanático de Boca y madre simpatizante de River, el experimentado defensor que tiene tatuado un escudo de Estudiantes en su pierna se inclinó por el mensaje de Juan Román Riquelme, a quien alentaba en las noches mágicas de Copa a fines de los 90.

Para Pérez, la decisión de Rojo fue una suerte de traición: “Enzo se enojó, estuvo enojado, peleado, porque fui a Boca y él quería que fuera a River. Yo le decía: ‘Enzo, ¿sos boludo?’. En la cancha nos matamos. Yo le pegué a propósito, me cagaba de risa, pero él estaba enojado en serio”. La anécdota correspondió al segundo cruce mano a mano que protagonizaron en un Superclásico, por los octavos de la Copa Argentina en 2021. Boca venía de eliminarlo en mismo año en los cuartos de la Copa de la Liga, también en penales. Rojo lo cuerpeó en un balón dividido y generó la furia de Enzo, que lo insultó. El árbitro Patricio Loustau quiso disuadirlos, pero el mismo Marcos fue el que lo advirtió: “¡Vos no te metás!”.

El fanatismo de Enzo Pérez por River lo encegueció al punto tal que le clavó el visto a un extenso mensaje personal de WhatsApp que Marcos Rojo le envió por ese tiempo, según confió el hoy referente xeneize. El destino quiso que hicieran las paces cuando todavía eran archirrivales por sus clubes. Durante las vacaciones de invierno de 2022, el azar los reunió con sus respectivas familias en el hotel Llao Llao de Bariloche. “Hasta que con mi familia teníamos cinco días y nos fuimos a Bariloche. Estábamos en el hotel, me registro y me dicen, ‘está Enzo Pérez’. Fuimos a cenar al hotel y estaban él con su familia. Charlamos toda la noche, dijimos las cosas que teníamos que decirnos y la amistad volvió”, sentenció Marcos.

Para 2023, Enzo transitó su último año de contrato en Núñez con su turbulenta relación profesional con el entrenador Martín Demichelis, quien paradójicamente fue compañero de ambos en el plantel del seleccionado nacional en Brasil 2014. Pérez volvió a saborear la miel del triunfo en el Superclásico que el Millonario le ganó sobre la hora a Boca con el polémico penal convertido por Miguel Borja (el último que el mendocino disputó en el Monumental y que Rojo vio desde afuera por ser preservado para las semifinales de la Libertadores contra Palmeiras) y se despidió del derby más popular del país con otra victoria (2-0) en la Bombonera.

Al divisarlo dentro del campo de juego, en la puerta del túnel de ingreso, Enzo Pérez no solamente le dedicó el fortuito 1-0 de Salomón Rondón tirándole un beso desde la palma de su mano, sino que además alertó al árbitro Andrés Merlos sobre su presencia en una zona indebida, motivo por el cual el juez decidió echarlo. A pura impotencia, Marcos se retiró disparando insultos al aire tras la decisión de la terna arbitral de no sancionar una supuesta falta previa al gol de River contra Marcelo Weigandt.

El último fraternal enfrentamiento que tuvieron ambos fue con Enzo siendo emblema de Estudiantes de La Plata. Con el intervalo producido en La Plata por la suspensión que generó el cuadro médico del chileno Javier Altamirano, Pérez repitió el saludo con beso para Marcos Rojo tras consumarse el triunfo pincha con gol de Javier Correa que dejó con un pie en los cuartos de final de la Copa de la Liga a los de Eduardo Domínguez y dejó tambaleando al Boca de Diego Martínez, que finalmente se clasificó.

Esta noche, escribirán un capítulo más en su duelo personal. De un lado se oirán chicanas por la presencia de River y Estudiantes en la actual edición de la Libertadores, certamen al que Boca no se clasificó. Del otro estará latente el resultado del último Superclásico en Córdoba, donde Marcos Rojo salió ileso como en todos los que disputó hasta el momento (nunca perdió). La suerte deportiva definirá si la llave de hoy volverá a quedar en manos del 6 boquense o si la tercera eliminatoria será la vencida para un Enzo Pérez, que padeció dos frustraciones frente a su ex compañero con la camiseta de River.

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