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El recuerdo del hombre que descubrió a Di María jugando en la calle y fue su primer DT: “De chiquito ya hacía esos goles picándosela al arquero”

Rubén Tome, Ángel Di María en El Torito club
Rubén Tome, el descubridor de Ángel Di María

Ángel Di María tendrá su última función con la selección argentina en la final de la Copa América contra Colombia en Miami, Estados Unidos. Fideo podría coronarse campeón del continente sudamericano por segunda vez consecutiva, y retirarse con todos los laureles. Pero para llegar a tocar el cielo con las manos, como sucedió en el Mundial Qatar 2022, el delantero de 36 años tuvo que atravesar momentos lindos y otros no tantos durante su vida.

La historia de El Flaco –así lo llamaban los más cercanos– con la pelota nació en el club Atlético El Torito de Rosario, Santa Fe. Rubén Tomé fue el primero que tuvo la fortuna de formarlo en la mítica categoría 88. Ángel y Rubén se conocieron a inicios de 1994. El entonces joven entrenador arregló con el presidente de la entidad armar una nueva categoría infantil. Y salió a buscar chicos por el barrio. Una tarde, pasó por la cuadra de Perdriel al 2000 y lo vio en la puerta de su casa: flaco, con las medias grandes y manchadas de negro haciendo jueguitos.

“Él vivía en un barrio humilde, de gente trabajadora. A las prácticas se venía con las manitos negras de carbón, porque ayudaba a su papá (Miguel) en el trabajo a llenar las bolsas de carbón que vendía en el barrio. Miguel tenía una carbonería en la casa, y Angelito se venía todo sucio, era un espectáculo verlo llegar, y jugaba sin bañarse porque no teníamos agua en el club”, recuerda su descubridor.

El entonces joven de 7 abriles estuvo durante tres temporadas en El Torito, previo a recalar en las divisiones inferiores del Canalla. Tras consagrarse campeón con su categoría, y llevarse un premio de madera que todavía su mamá Diana conserva como una reliquia, el delantero zurdo se marchó al club de sus amores. “Es imposible no emocionarse porque lo cuidaba como un hijo. Ese trofeo con base de madera, para él, era como la Copa del Mundo. Fue el primero del Flaco. Que la madre lo tenga guardado es muy fuerte para mí”, cuenta con orgullo y felicidad.

Rubén Tome, Ángel Di María en El Torito club
Ángel Di María de niño en Rosario Central

Los 64 goles de aquel nene flaco y talentoso bastaron para que dejara la camiseta naranja para ponerse la azul y amarilla. El traspaso a Rosario Central se dio de un día para el otro y dejó boquiabiertos a todos los integrantes de El Torito. “Un día, vino Miguel (su papá) y me dijo: ´Rubén, tenemos buenas noticias para vos. Ángel se va a Central y a cambio te van a traer 10 pelotas nuevas como canje´”, revela su formador.

A partir de ese momento, todo fue gloria para Di María: ascendió de categoría a puro gol y asistencia hasta que llegó a debutar en la Primera División con 17 años en diciembre de 2005. Luego, fue vendido a Benfica de Portugal por apenas ocho millones de euros a mediados de 2007, cuando sólo había disputado 39 partidos con seis goles y dos asistencias. Después, el traspaso por 70 millones de euros a Real Madrid, los ciclos en Manchester United, PSG, Juventus, la consagración absoluta con la Albiceleste, el retorno a Benfica y el sueño de regresar al Canalla por una temporada.

Rubén Tome, Ángel Di María en El Torito club
Rubén Tome con jóvenes de El Torito club

-¿Qué es lo primero que recordás de haber tenido de chiquito a Ángel Di María?

– Lo de Ángel es algo que superó todas mis expectativas. Recuerdo cuando lo vi entrar por primera vez en esa canchita de El Torito, eran tan flaquito que tenía que atarle los cordones y llevar un cordoncito aparte para que no se la caigan las medias porque le quedaban grandes. Luego, en la cancha la descocía. Era un jugador extraordinario a su corta edad.

– ¿A qué edad lo conociste?

– A los 7 años. Él estuvo jugando con chicos más grandes porque no necesitaba el carnet y sólo con el DNI se manejaba bien, hasta que armé la categoría 2008. No sabía que era el acerito que jugaba para la 86. Ya estaba metido y entreverado con chicos más grandes que él.

– ¿Cuándo lo viste por primera vez?

– Un día pasé por la puerta de su casa y el Flaco, como lo empecé a llamar, estaba jugando solito, haciendo jueguitos. Entonces, lo vi y le dije “Flaco, llama a tu mamá, por favor”. Pero estaba su abuela, que salió y le comenté: “Lo quiero invitar para que vaya al club a entrenar. ¿Cuándo años tiene el nene?”. La abuela llamó a su mamá, quién me dijo: “Mira, él ya estaba jugando con pibes más grandes y hubo partidos que lo llamaban y otros que no”. Entonces, le respondí: “Voy a armar la categoría 88 y ahí lo quiero tener”. Al otro día, se presentó Angelito con su mamá. A la semana, teníamos un equipo con seis nenes.

Rubén Tome, Ángel Di María en El Torito club
Ángel Di María en Rosario Central

– ¿A qué club lo llevaste?

– Al Torito, fue su primer club. Tenemos un museo con fotos de Angelito y la tarjeta del fichaje con letras mías. Es un papel donde figura su edad, el nombre y su foto. En el papel figura que ficha para el Torito club.

– ¿En qué posición lo pusiste en la cancha?

-Cuando lo vi por primera vez, dije “lo vamos a utilizar en el medio para la contención”. Pero era un animal porque el Flaco te jugaba abajo, arriba y en el medio. Es más, el día que no iba el arquero, también quería atajar. El Flaco quería jugar y divertirse. Era impresionante verlo jugar, le sacaba dos velocidades al resto de los chicos. Pateaba los corners como sí los hubiese practicado, hacía goles olímpicos. Los tiros libres que hacíamos cortitos y jugadas indirectas, ya sabía lo que tenía que hacer y la picaba por encima de la barrera y era gol. Las cosas que hace de grande, ya la hacía de chiquitito.

– ¿Qué fue lo primero que te llamó la atención?

– Su velocidad y gambeta. Siempre quería jugar tirado por la derecha siendo zurdo. Esos goles que marcó picándosela al arquero, ya lo hacía de chiquito. Esa picardía de querer hacer ese tipo de goles yo los viví en la canchita ubicada entre el Barrio Casas y La Cerámica. Él vivía en un barrio humilde, de gente trabajadora. El Flaco aprendió de eso. A las prácticas se venía con las manitos sucias de carbón, porque ayudaba a su papá en el trabajo. Yo lo ayudaba a llenar las bolsas de carbón, porque su padre tenía una carbonería en la casa y por ahí se venía todo sucio, era un espectáculo.

– ¿Lo hacías bañar previo a los partidos?

– No, si no teníamos agua. Tampoco el césped que tenemos ahora con riego. Hoy, contamos con una tecnología bárbara. En su momento, el Flaco venía y se seguía ensuciando con tierra. Las canchitas que tenemos ahora nada que ver con la de antes, que eran de tierra y cascote. Así y todo, era una de las mejores canchitas de la Asociación Rosarina de Fútbol. Le echábamos agua y crecía el césped. Pero ahora tenemos riego artificial. Hoy, tenemos luces de LED y buenos vestuarios para los chicos que cuelgan su ropita y se cambian calentitos. Cuando salen de la escuela, llegan al club y tienen su meriende preparada con mate cocido y alfajores.

Rubén Tome, Ángel Di María en El Torito club
Carnet de Di María de El Torito Club

– ¿Tuvo algo que ver Di María en el crecimiento del club?

– Inconscientemente sí, porque ayuda económica nunca se le pidió. Pero el solo hecho de haber jugado en Torito generó que el club crezca. La inercia de haber estado el Flaco hizo que, en lugar de tener una categoría, tengamos la A, B, C y D, las cuatro participando en distintos torneos. Son todos chicos de las calles los que vienen a jugar, salidos del barrio como en su momento fue Angelito.

– ¿Cómo iba Di María a entrenar, siendo tan chico?

– Lo llevaba yo en bicicleta cuando no podía llevarlo su mamá, también en bici. Yo tenía una bicicleta Graciela, y me quedaba de camino al club, así que sólo tenía que desviarme por media cuadra. Llegaba contento a entrenar, era de los primeros que llegaban. Se ponía a mi lado a inflar las cuatro pelotas que teníamos y después se transformaba adentro de una cancha. Porque aparte de ir a aprender, le gustaba que sus compañeros hicieran jueguitos como él. Estaba muy pendiente de sus compañeros dentro de la cancha.

– ¿Qué recuerda de aquel trofeo de madera que ganó Di María, y conserva la mamá de Ángel?

– Un día, con mi mujer nos cruzamos en el hospital del barrio a la mamá (Diana) del angelito. Ella estaba con la hermana más grande. Me acercó y le digo: “Hola señora, usted no se acuerda más de mí”. Entonces, me mira y me dice “sí profe, como no me voy a acordar”. Se me acerca y me da un abrazo, saluda a mi señora y nos pusimos a hablar durante 20 minutos sobre el Flaco. En un momento me dijo “profe, todavía tengo guardado el primer trofeo de madera que le regalaste a Ángel cuando salieron campeones en Torito”. Como me hizo llorar esa mujer con lo que me dijo. Luego, me mandó una foto sobre el trofeo de madera que todavía conserva.

– ¿Cuánto tiempo estuvo jugando en Torito?

– El Flaco jugó tres años completos, conmigo estuvo dos, porque luego de que salimos campeones en cancha de Central Córdoba, terminando Central segundo, y Newell´s tercero, a los dos meses se fue a Rosario Central. El único recuerdo que nos quedó del Flaco fue la puerta de tejido que no la movimos desde el día que llegó su papá a decirnos que Angelito se iba a jugar a Rosario. Yo le digo esa maldita puerta, porque vino el padre del Flaco y me dijo: “Rubén, tenemos buenas noticias para vos. Se va a Central a jugar y a cambio te van a traer 10 pelotas nuevas como canje”. Así que jugó ese sábado el último partido y no lo vi más.

Rubén Tome, Ángel Di María en El Torito club
Camiseta de Ángel de El Torito club

– ¿Hablaste en otra oportunidad con Ángel?

– No. Tal vez ni se debe acordar de mí, porque era muy chiquito. Pero me quedo contento que su mamá y su papá si se acuerdan de mí; alguna huella deje. Yo lo iba a buscar, lo llevaba en bicicleta, lo curaba cuando se lastimaba, y cuando le pegaban, entraba a hacerle masajes; esas cosas son inolvidables. Yo fui el responsable adentro de la cancha.

– ¿Cómo tomarán los padres de Ángel su último partido con la selección?

– Los padres se van a entristecer un poco, porque no lo van a ver más con la casaca de la Selección. Los chicos del club están todos identificados con el Flaco y se ponen las camisetas de Di María de Rosario Central. Se va a extrañar al Flaco, porque son jugadores diferentes a la media como cuando Lionel Messi se retire, y cuando le cortaron las piernas a Diego Maradona. Los chicos que tengo en el club vieron la carrera de Angelito, que pasó por Torito y eso los potencia.

Rubén Tome, Ángel Di María en El Torito club
Equipo de El Torito club actual

– ¿Irá a jugar a Rosario Central?

– Los amigos que tiene y la gente que lo conoce bien dice que viene a jugar a Rosario Central por un año. Tiene la casa preparada, y jugará en Central por un año. Rosario Central tiene un precontrato firmado que no sé dónde deberá presentarlo para incluirlo en la lista de buena fe. En estos días, se va a terminar de confirmar.

– ¿Puede haber un encuentro con Angelito, entonces?

– Esperemos. El presidente del club Torito me dijo que me va a conseguir un palco para ir a verlo, así lo tenemos de cerquita. Esperamos que se haga la promesa de mi presidente a ver si me lleva a ver a Central que hace años que no voy.

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