Una pasión sin fronteras: la historia del fanático que recorrió 1.500 km a dedo para ver a Racing en la Copa Sudamericana
No tengo un mango y voy igual; de visitante y de local…
La canción que suena habitualmente en las tribunas del Cilindro encajan a la perfección con la historia de Alejo Ciganotto, un fanático de Racing que viajó a dedo desde el partido bonaerense de San Martín hasta Viña del Mar, donde la Academia abrirá su serie de los octavos de final de la Copa Sudamericana ante Huachipato.
Su pasión fue una herencia anticipada que atravesó varias generaciones. Su abuelo le transmitió el amor por el club a su padre, y el efecto catarata continuó hacia el joven de 22 años. “Tengo una bandera que era de mi abuelo de cuando salimos campeones del mundo”, cuenta con orgullo en diálogo con Infobae, antes de partir hacia el estadio andino, donde se presentará el combinado de Gustavo Costas.
Cuando nació en 2002, recibió como regalo una camiseta firmada por el plantel de Mostaza Merlo que terminó con la sequía de los 35 años sin títulos locales. Su primera palabra fue “mamá”. La segunda, “papá”. Y la tercera, “Racing”. “Mi viejo tiene tatuado el cuello con la palabra Racing”, explica desde Chile. Por lo tanto, cuando le comentó a su madre la idea de cruzar la cordillera como mochilero, ella simplemente atinó a confirmar la locura que acuñó de su familia paterna.
Ansioso por la aventura que había planeado, la noche del martes 6 de agosto interrumpió el sueño de su madre y le soltó sin anestesia: “Me voy a ver a Racing”. Con el saldo de 37.000 pesos en su cuenta de Mercado Pago y una tarjeta Flex que contenía 40 dólares, se despidió de su mamá y su hermana; aunque ellas lo acompañaron hasta un Mostaza del centro de San Martín para que pudieran desayunar y comenzara su periplo con la panza llena.
Su primer colectivo lo tomó desde la plaza principal hasta Moreno. Y durante ese trayecto en el 161 atravesó su primera sensación negativa: “El bondi era Rojo”. Todavía con el entusiasmo que le fomentaba la adrenalina del viaje, continuó con el 52 (popularmente conocido como La Lujanera) hasta llegar a Luján, donde se encontró con otro factor adverso: el clima. “No podía avanzar mucho porque no quería que se me mojara la ropa que tenía en la mochila. La lluvia y el frío no fue una buena combinación para seguir caminando”. De todos modos, los aventones le permitieron llegar hasta San Andrés de Giles, donde consiguió un hospedaje rústico por el que pagó 12.000 pesos después de regatear el precio.
Agotado y hambriento, cayó rendido en una cama modesta hasta que se despertó a la una de la madrugada. Otro problema: conseguir algo para comer. Como en el pueblo ya estaba todo cerrado, se le ocurrió interpretar algunos vivos en Tik-Tok (alejo.ciganotto02) hasta encontrar un lugar en el que pudiera adquirir algunos alimentos. Fue una caminata de media hora hasta llegar a una estación de servicio. Sin darse cuenta, siguió con la transmisión mientras compraba un pebete de jamón y queso y un paquete de galletitas. Un descuido que le fue favorable, dado que sus fieles seguidores lo sorprendieron con unas donaciones que le permitieron pagar las provisiones. “Empecé con 20 o 30 personas que me estaban viendo, y de a poco se fueron sumando. Esa noche había cerca de 100 usuarios, y entre todos me juntaron 7.000 pesos”, recuerda agradecido.
Mientras caminaba por la Ruta 7 rumbo a Chacabuco entendió que la solidaridad de otros hinchas de Racing podían contribuir a su causa. Las sopas instantáneas y los saquitos de té que había guardado por pedido de su madre no eran suficientes para contrarrestar las bajas temperaturas. Y el error de no haber llevado guantes de lana le significó una enseñanza para el futuro. Fue una conversación consigo mismo, en la que también comprendió que los mejores lugares para hacer dedo eran cerca de las cámaras que sacan las fotos de las multas por exceso de velocidad, ya que los locales tienden a ir más despacio por esas zonas.
Su rutina se convirtió en saltar de auto en auto hasta llegar a Junín, donde conoció a un camionero hincha de Boca que le explicó los mejores trucos para avanzar más kilómetros con menos esfuerzo. “En las estaciones de servicio consultale a los camioneros de larga distancia si los podés acompañar”. Así, en una sola maniobra consiguió atravesar Santa Fe hasta arribar a Córdoba. Naturalmente, las charlas de fútbol y las chicanas formaron parte de un vínculo espontáneo y divertido.
Cuando cruzó a San Luis buscó un lugar para hospedarse porque la noche se avecinaba y la temperatura no aflojaba. La precariedad de Villa Mercedes le jugó a favor y en contra. Todavía se lamenta el error de pedirle al chofer que lo dejara en el ingreso al pueblo, dado que un barrio de emergencia le provocó su primer temor. “Estoy acostumbrado a ver villas en San Martín, pero esa era gigante”, confiesa con asombro.
Un hombre entrado en años fue el que le recomendó el sector “menos inseguro” por el que debió caminar durante dos kilómetros hasta llegar a un hotel que era más barato de lo que suponía. “Por 16 lucas dormí en una cama de dos plazas, con desayuno completo, calefacción, baño privado y TV. Fue un lujo. Me quería quedar más tiempo, pero al otro día encaré para Mendoza”.
Para esas alturas su historia ya se había instalado en las redes sociales. Con las energías renovadas, consiguió que un vecino de la zona lo llevara hasta la capital puntana, donde continuó recaudando a través de sus transmisiones en Tik-Tok. Y mientras almorzaba en una estación de servicio, conoció a una pareja hinchas de River que se conmovió con su locura y lo alcanzó hasta la última provincia antes de cruzar a Chile. “Me dejaron en la terminal de micros y mientras averiguaba cómo llegar a Santiago vi que se había viralizado un video mío en Twitter (@AlejoCiganotto)”.
Si bien su idea original era cruzar la Cordillera de los Andes a pie, el frío lo llevó a sacar un pasaje de larga distancia. Sin embargo, el hospedaje y el precio del boleto no eran compatibles. Tuvo que recurrir a su hermana para que le girara 6.000 pesos y pudiera llegar a la capital transandina con el último billete anaranjado que reflejaba la mirada juzgadora de un hornero que pronto se iba a convertir en alimento.
Con una capacidad de resiliencia notable, Alejo continuó su viaje sin dar ni un paso hacia atrás. La solidaridad de los hinchas de la Academia que seguían su trayecto a la distancia fue su combustible. Así, recibió la invitación de un fanático radicado en el país vecino para que se quedara en su casa antes de alcanzar el destino final. Se trataba de un apasionado que en el pasado paraba con los Racing Stones. Al mismo tiempo, la dirigencia del club también se puso en contacto para ofrecerle una entrada, en reconocimiento al esfuerzo por ir a ver al equipo de sus amores.
Con la felicidad que le representó tener garantizado el acceso al estadio deTik su máxima emoción se produjo cuando Agustín Almendra lo contactó a través de Instagram (@alejo.ciganotto) para felicitarlo por la locura que está protagonizando y ponerse a disposición para cualquier cosa que necesitara en Chile. El volante, también simpatizante del conjunto de Avellaneda, se preocupó por el joven que llevaba días viajando para poder acompañar al equipo de Costas. Y mientras tanto, las donaciones de los seguidores continuaban fortaleciendo su cuenta de Mercado Pago.
El último tramo lo hizo acompañado de su nuevo amigo. Viajaron en auto y llegaron con la esperanza de festejar una victoria que le deje el camino allanado de cara a la revancha en el Presidente Perón. Si bien todavía no sabe cómo será su regreso, porque existe la posibilidad de extender su travesía hacia Colombia para ver a La Scaloneta por las Eliminatorias para el Mundial del 2026, también recibió la invitación del Departamento del Hincha de Racing para que pueda volver con los simpatizantes que salieron desde Avellaneda en bus. Más allá de lo que suceda, Alejo tiene en claro que con el dinero que le sobre de la ayuda social comprará indumentaria oficial para sortear en sus redes y retribuirle a los académicos sus contribuciones. Y como gran optimista, también tiene en la cabeza un plan por si se consigue el objetivo de avanzar a los cuartos de final del codiciado torneo internacional. “Si nos toca jugar con Athletico Paranaense estoy dispuesto a repetir esta aventura en Brasil; pero si nos tocase Belgrano, ya le dije a mi familia que me voy a Córdoba en bicicleta”. Su promesa está en marcha. Y va acompañada del sueño de todo el pueblo racinguista.