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Fue campeón del mundo con Argentina y colgó los botines siendo muy joven: “No me quedó nada que haya usado como jugador, no extraño”

Oscar Ortiz
Ortiz, en la actualidad, al comando de un asado, y con la casaca de la selección argentina

Oscar Ortiz fue un enorme wing izquierdo del fútbol argentino. Su habilidad lo llevó a ponerse la camiseta de cuatro de los seis grandes del fútbol argentino. Con 17 años, debutó en San Lorenzo de Almagro previo a tener su única experiencia en el exterior con Gremio de Brasil. En 1977, llegó a River Plate, donde ganó cuatro títulos locales y tuvo un muy buen rendimiento que le abrió las puertas para ser convocado a la selección argentina.

Más allá de haber integrado el elenco nacional dirigido por César Luis Menotti que obtuvo la primera estrella, Ortiz dejó muy en claro que la mejor Selección de todos los tiempos es la de Lionel Scaloni. “Es la que más me gusta de todas, porque sabe jugar, y cuando tiene que meter también lo hace. Entre Scaloni y Menotti, me quedó con el actual entrenador’, asegura.

Tras sus cuatro tenporadas en Núñez, Ortiz jugó la temporada 81 en Huracán de Parque Patricios antes de pasar a Independiente de Avellaneda, donde se retiró con 29 años en 1983. “Desde que me retiré, habré jugado con amigos al baby fútbol, pero en cancha grande no volví a jugar nunca más”, asegura el talentoso volante, quién en su momento fue pretendido por el Real Madrid.

El Negro Ortiz es uno de los 66 jugadores argentinos que ganaron una medalla de campeón del mundo, aunque la perdió con el paso del tiempo. Algunas cosas quedaron en el camino cuando se mudó a Parque Chacabuco, más precisamente a la Avenida Asamblea y Del Barco Centenera, donde vive desde que pisó Buenos Aires. Otras pertenencias las perdió en un robo, y varias de las camisetas que usó se las regaló a sus hijos y a sus nietos.

“No me quedó nada que haya usado como jugador. Además, no hay, ni nunca hubo un cuadro como futbolista en mi casa. Igualmente, no extraño nada de esas cosas, eh. No les doy importancia”, revela el ex futbolista que disputó seis de los siete partidos del Mundial 78.

El pasado 8 de abril, Ortiz cumplió 71 años. Nacido en Chacabuco, el ex wing creció rodeado de la humildad en los potreros de la ciudad de Junín, adonde regresa cada vez que puede para arroparse de sus seres queridos y visitar amigos, lo que le permite sanar un poco la herida que le generó la pérdida de su esposa en diciembre de 2022.

“Anímicamente estoy bien, pero me gustaría estar un poco mejor Estuve casi un año muy mal”, revela en un mano a mano con Infobae.

– ¿Qué es de tu vida, Oscar?

– No estoy ligado al fútbol. La vida me llevó por otros lados. Tuve dos operaciones de columna y estuve trabajando en San Lorenzo con chicos de las Divisiones Inferiores, con la idea de enseñarles la parte técnica. Vamos a ver qué pasa en lo que viene.

– ¿Tenés ganas de volver a trabajar en San Lorenzo?

– Es relativo todo eso, no creo que haya problemas, pero a mí siempre me gustó trabajar con chicos. No me gusta trabajar con profesionales porque tendría muchos problemas por cómo se juega hoy. No digo que el tiempo pasado fue mejor, pero hoy no veo fútbol. Lo único que veo es a la selección argentina, pero no me siento a ver un partido de la liga local.

– ¿Por qué no ves fútbol?

– Porque es un fútbol que no me gusta. De los 90 minutos, se juegan 50 por el juego de hoy. Tal vez veo alguno de Europa, porque no están tanto tiempo tirados los jugadores en el piso como sucede en Argentina. Además, antes los equipos grandes ganaban y hoy es más parejo, pierden con los denominados chicos. Me gusta jugar al fútbol o, mejor dicho, a la pelota.

– ¿Es diferente jugar al fútbol qué a la pelota?

– Si, hay una diferencia grande, y más hoy en día. De chiquito yo jugaba a la pelota en los poteros de Junín hasta que me retiré a los 29 años.

Oscar Ortiz
Colgó los botines a los 29 años

– ¿Por qué tan joven?

– Si, dejé de muy joven. Hoy a los 33 o 34 siguen jugando. Yo debuté a los 17 y se me hizo muy rápido llegar a Primera División. Pero yo no digo que el fútbol de ahora es mejor o peor, sino distinto, pero a mí no me gusta. Cuando me tocó jugar en San Lorenzo, River, Huracán e Independiente, los equipos grandes casi siempre ganaban, era una certeza, pero ahora no es tan fácil. El fútbol ha cambiado, lo único que no cambió fue la política, que hace 70 años sigue igual, y eso me preocupa más que el fútbol. Ojalá que en algún momento cambie algo. Tengo 71 años, pero un hijo de 46 con dos nietos, así que me preocupa el futuro de los que vienen atrás. Me preocupa cómo está el país más que el fútbol en sí, que se juega poquito y mal (risas).

– ¿Te arrepentís de haber colgado los botines a los 29 años?

– No, para nada. Es más, pude haber seguido, ya que no tuve ninguna lesión ni nada que me lo impidiera, pero lo dejé porque me cansé de todo. En mis tiempos, yo no jugaba de 11 sino de 10. Me vio el ex arquero de Racing Club Rogelio Domínguez, que me puso por la raya y de ahí no salí más. Me gustaba más jugar de 10, pero él decía que tenía mas condiciones para jugar por la raya. Jugaba en el fútbol que más me gustaba ya que me permitía gambetear y todo eso. La gente cuando me para por las calles me dice “jugadores como vos, hoy no hay en el fútbol argentino”.

– ¿Alguna vez fuiste tentado para ir a jugar a Europa?

– Durante mi etapa el fútbol de España era otro juego, distinto al de ahora. Vos acá tenes jugadores que vienen de otra parte de Sudamérica, no de Europa. Este chico, el Diablito Echeverri, ya se va a Europa y permaneció muy poco en Argentina. A mí me buscaron del Real Madrid para llevarme. Fue en 1973, cuando fuimos con San Lorenzo a Europa a jugar una Copa por el pase de Rubén Ratón Ayala al Atlético de Madrid, y enfrentamos a Estrella Roja y a otro equipo. Ahí me descubrieron y me quiso llevar el Real Madrid, pero los dirigentes no quisieron venderme.

– ¿Por qué?

– Porque no me querían vender, ya que en el plantel estaban el Ratón Ayala, Cacho Heredia y yo, entonces como se habían ido esos dos jugadores, no querían desarmarlo mucho más. Así que no se dio. Seguramente, si hoy estuviera jugando al fútbol como profesional, lo haría en los mejores equipos del mundo y ganaría mucho más dinero que el que gané en mi carrera. El dinero es importante, pero lo más importante es que vos te sientas bien. Para mí, el fútbol es un juego lindo, pero jugar a la pelota es hermoso. Al fútbol se juega de otra forma. Antes, se hacía de domingo a domingo. Hoy hay 200 partidos por semana y campeonatos.

– Recién hablaste de dinero. ¿Hiciste un buen colchón de dinero en tu carrera para vivir bien?

– Vivo bien, porque estuve jugando en Gremio de Porto Alegre y después en el fútbol soccer, que es raro en Estados Unidos, donde gané un poco más de dinero, aunque el fútbol no es el mismo. Tengo un gimnasio en Parque Chacabuco y una galería. Invertí bien y no me puedo quejar, tomando en cuenta cómo están las cosas en este país. Vivo del alquiler del gimnasio y del bono que me da la AFA por haber sido campeón del mundo. Hoy, el jugador que se va a Europa gana mucha guita. Pero no me preocupa el dinero, sino el problema que atraviesa el país en cuanto a la política y al fútbol en sí. De chico era hincha de Racing, pero quiero a San Lorenzo. No me interesa mucho ver fútbol, pero me preocupo más por San Lorenzo que por Racing.

– ¿Te aburre el fútbol en sí?

– Sí, el fútbol de hoy en cierta forma me aburre. Si viene algún amigo que quiere ver un partido, lo vemos. Pero no veo fútbol. Sí me gusta jugarlo, pero no verlo.

– Desde que colgaste los botines a los 29, ¿volviste a jugar al fútbol alguna vez?

– Habré jugado con amigos al baby fútbol, pero no en cancha grande, no volví a jugar nunca más. No me arrepiento, porque hubo un cambio en el fútbol. Empezaron a desaparecer los extremos y recuerdo que cuando jugaba en la Selección el Flaco Menotti me puso de volante por derecha para tapar un poco a Johan Neeskens ante Holanda en la final de la Copa del Mundo 78. Pensé que lo podía hacer con otros jugadores que tenían un poco más de condiciones físicas, como un cuarto volante, pero me eligió a mí que era más wing. Luego, pasé a Independiente y ahí decidí dejar el fútbol. Ya no tenía más ganas de ir a entrenar. Estaba el Pato Pastoriza como técnico de Independiente. Un día lo agarro y le comento: “Voy a dejar el fútbol”. Me pregunta: “¿Ahora que te tengo acá no vas a jugar más?”. Entonces, le respondo: “No te quiero joder Pato, no tengo más ganas de jugar, ni de levantarme temprano para ir a entrenar”.

– ¿Seguís en contacto con los campeones del Mundo de 1978?

– No. En realidad no me veo con nadie, ni tampoco voy a las fiestas. El lugar donde uno se encuentra con los excompañeros es en la cancha y yo no voy. En estos últimos años, fui una sola vez para llevar a mi hijo Sebastián a ver a la selección argentina a River, pero fue hace bastante.

– ¿Qué te parece la selección argentina de Lionel Scaloni?

– Me gusta el fútbol de esta Selección, que es diferente a las otras. Yo soy campeón del mundo, pero hay tres selecciones argentinas campeones del mundo; las del 1978, 1986 y 2022. Si me preguntas cuál me gusta más, te digo la de Scaloni. La actual es la que más me gusta de todas, a pesar de haber integrado la del 78, porque sabe jugar y cuando tiene que meter, también lo hace. Cuando no la mete Julián Álvarez, lo pone a Lautaro Martínez, y hace goles. Tiene dos o tres jugadores por puesto.

– ¿Es el mejor plantel de jugadores de la historia, superando al de 1978 y al de 1986?

– Sí. Porque tomando en cuenta que hablamos de Maradona y de Messi, cito a dos jugadores que son los mejores, después no han aparecido otros jugadores en la Selección que jueguen tan bien, y por ahí la actual tiene futbolistas como Lautaro o Julián que son determinantes. Scaloni lo rodeó muy bien a Messi con todos esos jugadores, y Lionel apareció como uno más, como armador de todo. Ahí nace la disputa entre Maradona y Messi, que para mí son los mejores de la historia, de los que yo vi.

– ¿Con quién te quedás?

– Con Messi. Porque he visto 50 goles de Messi de la misma manera. Es más goleador de lo que fue Maradona. Y la cantidad de goles que tiene Messi es una cosa de locos. Algunos dicen que le regalan las Copas y el Balón de Oro, algo que no se entiende por qué lo dicen, pero ambos son dos iluminados.

– Si tenés que elegir entre Menotti, Carlos Bilardo y Scaloni, ¿con quién te quedás?

– Con Scaloni. Me gusta cómo habla, cómo plantea los partidos y la forma de jugar de su equipo. Salió campeón del mundo, de América, y dijo un día que “todos los jugadores que vengan a disputar las Eliminatorias, deberán demostrar que están para jugar, y que el único que no tiene que demostrarme nada es Messi”. Como me quedo con la Selección actual, me quedo también con su entrenador. A la Argentina le costaba salir campeón de América y del mundo, y llegó Scaloni y se volvió a ganar algo, esto demuestra que está cerca de sus jugadores. No nos olvidemos que tenemos chicos de 21 años, de 22, que son buenos jugadores. Me da la sensación de que vamos a pelear el próximo Mundial.

– ¿Cómo tomaste el fallecimiento de César Luis Menotti?

– Hace muchísimo que no lo veía, no tenía relación con él. No voy a las fiestas, ni a la cancha, entonces no hablaba con el técnico ni con nadie. Yo soy medio raro en eso, y no me gusta ir a la cancha de fútbol. Me quedan sus recuerdos de cuando jugaba de chico y me dirigió en la selección argentina. Me gustaba ir a practicar y él lo sabía, pero nunca fui un buen profesional. Ahora las cosas son diferentes y me debería adaptar a otras maneras de ser. En su momento, Maradona y René Houseman dieron ventajas por la vida que llevaban. Por eso, siempre digo que cuando no tenés más ganas de jugar, debés dejar el fútbol.

– En febrero de 2023 hubo un reencuentro de campeones del mundo de 1978 en el Monumental, previo a un partido de River. ¿Fuiste invitado por la dirigencia riverplatense a participar del evento?

– Sí, fui invitado, pero no asistí. No porque esté peleado con mis ex compañeros, sino porque no me gusta ir a esos eventos. Recuerdo que el día que ganamos la Copa del Mundo 78, a la noche hicimos la fiesta correspondiente en un salón y me quedé 10 minutos. Le dije a mi esposa: “Basta, vamos a casa”, porque estaba cansado de estar concentrado y lejos de mi familia.

– Oscar, ¿cómo llevás adelante el fallecimiento de tu mujer?

– Todavía me cuesta atravesarlo. Pasa que me casé muy joven y ya llevo 49 años de casado. No es fácil atravesar situación, porque me acostumbre a una persona y se me fue hace casi dos años. En diciembre se van a cumplir dos años. Tengo hijos y nietos que me acompañan. Pero no es fácil. Cuando falleció mi esposa, iba al cementerio entre cinco y seis veces a la semana. Después, fui cambiando algunas cosas.

– ¿Como cuáles?

– Ahora voy dos veces al cementerio, aunque no es fácil. Además, cuando vivís solo y estuviste muchos años acompañado, no se hace para nada fácil. Hay mucha gente que lo toma diferente, pero yo no. A mí me pegó muy mal, pero estoy saliendo de a poco. Encima, tengo una mujer que me acompaña en todo momento porque tampoco me puedo quedar con esto para no pasarles la angustia a mis hijos. No les puedo pedir a mi hijo y a mi hija que estén conmigo cuando yo no estoy bien, ya que ellos tienen hijos y deben ocuparse de sus familias. Lo único que quiero es que ellos estén bien. La vida sería más fácil si no pasaran estas cosas.

– Hay que seguir dándole para adelante, Oscar.

– Sí, hace casi dos años se fue mi esposa, pero hoy le estoy dando un poco más de valor a las cosas porque la gente nace, vive y se muere. Lo que tenemos que hacer es encontrar un poco de aire y estar con los hijos para salir adelante. Anímicamente estoy bien, pero me gustaría estar mejor. Desde el día fatal hasta el día de hoy, estoy mucho mejor. Estuve casi un año muy mal. Es decir, estaban mis hijos siempre a mi lado, pero no me alcanzaba. Ahora, lo tomo de otra manera y estoy buscando cosas para salir adelante.

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