Fue campeón en la Selección con Scaloni, hizo sufrir a Messi, lo nominaron al premio Puskás, y quiere ser el verdugo de Boca en la Sudamericana
En el club de baby fútbol Villa Real creció Álvaro Barreal con el sueño de jugar en las canchas grandes. Desde niño, su habilidad con la pelota destacaba, hecho que llamó la atención de Vélez Sarsfield, donde ingresó a las Infantiles siendo apenas un niño de 7 años. En ese entorno exigente, conocido por formar a jugadores técnicos y aguerridos, el joven encontró el espacio ideal para desplegar su talento.
Se perfilaba como un extremo rápido y atrevido, de esos que se animan a encarar y desbordar siempre, con la cancha como escenario y el arco rival en la mira. Sin embargo, en 2018, cuando apenas tenía 18 años, un giro inesperado en su carrera marcaría el inicio de una historia más grande. Fue convocado para participar en el Torneo de L’Alcudia con la selección argentina Sub 20. Bajo la dirección técnica de un Lionel Scaloni que entonces buscaba consolidar su carrera como entrenador, Barreal se destacó en un equipo cargado de promesas (dos goles en cinco partidos).
Ese campeonato resultó decisivo no solo para los jóvenes que lo disputaron, sino también para el propio Scaloni. Argentina se coronó campeón, y la actuación del equipo impulsó al técnico a ser designado como entrenador interino de la selección mayor, un paso clave en su camino hacia la consagración como bicampeón de América y rey en el Mundial de Qatar en 2022. Para Barreal, fue el primer contacto con la gloria internacional, un trampolín que lo catapultó a la mirada de clubes fuera de Argentina.
El salto de Álvaro al fútbol internacional fue tan inesperado como decisivo. En septiembre de 2020, con apenas 20 años, dejó atrás el mundo conocido de Vélez Sarsfield, donde no había conseguido la continuidad deseada, y se embarcó en una aventura en la Major League Soccer (MLS), una liga en expansión. Cincinnati FC puso 1.5 millones de dólares por el 75% de su pase, apostando fuerte por un joven con más promesas que certezas.
Al llegar a Estados Unidos, lo que para otros sería un destino glamoroso, para Barreal se convirtió en un reto lleno de obstáculos. “Al principio me costaba un poco por la distancia y porque me vine muy joven”, confesó en una entrevista. Se trataba no solo de adaptarse a un país nuevo, sino también a una cultura donde el fútbol, o “soccer” como lo llaman, ocupa un lugar secundario frente a deportes como el béisbol o el fútbol americano; más allá de su notable crecimiento. La distancia con su familia y la barrera del idioma añadían peso al desafío.
Los primeros meses fueron difíciles. Barreal, que había sido moldeado como un extremo ofensivo en el fútbol argentino, encontró en Cincinnati un equipo que demandaba algo diferente de él. En la MLS, una liga con ritmo vertiginoso y espacios amplios, se reinventó como carrilero izquierdo, un cambio que no muchos jóvenes aceptarían con facilidad. Sin embargo, lejos de resistirse, Barreal tomó la misión como una oportunidad para crecer. Rápidamente, comenzó a destacar por su capacidad de recorrer toda la banda, defendiendo y atacando con igual intensidad.
Durante la temporada 2023, Barreal se consolidó como uno de los mejores laterales de la MLS. Su capacidad para generar peligro en ataque se vio reflejada en las estadísticas: 5 goles y 9 asistencias en 34 partidos, además de 67 pases claves, la séptima mejor marca en la liga. Esa versatilidad le valió ser seleccionado para el equipo de Estrellas en el All-Star Game, un reconocimiento reservado para los más destacados.
Con esta transformación, Barreal no solo se ganó el respeto de sus compañeros y técnicos, sino que también captó la atención de clubes europeos, como el Ajax y el RC Lens. Aunque las negociaciones no prosperaron, el interés dejó claro que su crecimiento no había pasado desapercibido en el viejo continente.
Al mirar hacia atrás, es evidente que su paso por Cincinnati fue más que una simple etapa de adaptación. Barreal se convirtió en una pieza clave para el club, que ganó el Supporters’ Shield en 2023.
Consagración y gol nominado al Premio Puskás
La noche del 6 de junio de 2023 será recordada en Cincinnati como una de las más brillantes en la historia del club. En el TQL Stadium, repleto de hinchas vestidos de azul y naranja, Álvaro Barreal dejó su huella con un golazo que lo catapultó a la escena mundial. Fue en los cuartos de final de la US Open Cup contra Pittsburgh Riverhounds. Barreal recibió la pelota de aire tras un balón quieto y, sin pensarlo dos veces, sacó una volea de zurda desde fuera del área que se clavó en el ángulo. Un misil imparable que dejó sin reacción al arquero rival y que encendió la euforia en las tribunas.
Ese gol no solo significó el pase a semifinales para Cincinnati, sino que se convirtió en uno de los momentos icónicos de la temporada de la MLS. Tanto así que la FIFA lo incluyó en la lista de los 11 mejores goles del año, nominándolo al Premio Puskás. Pero el 2023 no solo fue memorable por ese golazo. Durante la temporada, Barreal tuvo la oportunidad de cumplir otro sueño: enfrentarse a Lionel Messi. Cuando el Inter Miami llegó a Cincinnati para un partido decisivo, la atención de todo el país se centró en ese duelo. Para Barreal, no era solo un partido más; era la oportunidad de medirse cara a cara con el mejor jugador de la historia. “Cumplí un sueño, mi sueño era conocerlo nada más, sacarme una foto y tuve la suerte de poder jugar contra él,” comentó Barreal con una mezcla de emoción y orgullo. Pero la euforia inicial dio paso a la tensión del juego. “Obviamente se sufre porque es Messi y me tocó marcarlo. Fue un partido durísimo, la concentración al máximo, tratando de poder pararlo,” agregó, reflejando la dualidad de sentimientos que experimentó.
El 7 de octubre de 2023, terminó siendo el verdugo del astro. Es que Cincinatti se impuso 1-0 ante más de 20.000 espectadores y Álvaro anotó el único tanto del encuentro tras aprovechar un rebote luego de una atajada del arquero Drake Callender. Ese grito lo ubicó mejor en la vidriera, al punto que brotó el interés de Ajax de Países Bajos, y hasta Boca Juniors evaluó la posibilidad de sumarlo como refuerzo.
Las versiones que lo vincularon al club de La Ribera surgieron en febrero, pero días después la decisión de dar el siguiente paso llegó desde Brasil. En un movimiento inesperado, Cruzeiro se adelantó en la carrera por fichar a Barreal. Desde su llegada a Belo Horizonte, no tardó en adaptarse. Su velocidad, capacidad para el desborde y su ya reconocida pegada le aseguraron un lugar en el once titular.
En el duelo de ida estuvo en el elenco estelar y dejó el campo a los 66 minutos, uno después de que Edinson Cavani rompiera el 0-0 (lo reemplazó Lucas Silva). En el estadio Mineirao, sueña con cambiar la serie en favor de su equipo y transformarse en el héroe, aunque podría haber estado jugando la llave con la casaca de su rival…