Córdoba ratificó su antikirchnerismo: mensajes de unas elecciones con fuerte impacto nacional
En unas elecciones atravesadas por graves fallas en el escrutinio provisorio, Córdoba ratificó que es la provincia más antikirchnerista del país. El oficialista Martín Llaryora le ganó al opositor Luis Juez por una diferencia de 3% de los votos, mientras que el candidato K apenas cosechó el 2%. Se trató de un resultado (40% a 43%) que sin embargo no pudo ser capitalizado ni por el gobernador y precandidato presidencial, Juan Schiaretti, como tampoco por Juntos por el Cambio ni por Javier Milei. Fueron comicios que dejaron varios mensajes para el proceso electoral nacional que empezó este fin de semana tras el cierre de las listas.
Más allá de las singularidades que tiene la política cordobesa, como ocurrió en la mayoría de las 15 elecciones que ocurrieron este año, el oficialismo local volvió a imponerse. Hasta ahora, sólo ganó la oposición en Neuquén, San Luis y en las PASO de Chaco. Y como viene siendo una tendencia general, hubo menos participación, más voto blanco y un resultado pobre de los candidatos que se proclaman libertarios.
En Córdoba estaban habilitados para votar tres millones de personas, es el segundo distrito electoral detrás de la provincia de Buenos Aires y por encima de Santa Fe, pero recibió de parte de las autoridades nacionales la más absoluta indiferencia. Alberto Fernández, el ministro de Economía, Sergio Massa, y el jefe de Gabinete, Agustín Rossi -que integran la fórmula presidencial de Unión por la Patria-, como el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, ignoraron el resultado. Sí, en cambio, publicaron felicitaciones y elogios al gobernador Gildo Insfrán, que ganó con más del 70% la reelección en Formosa. Cristina Kirchner no felicitó a nadie: sigue con sus redes “apagadas” desde la semana pasada.
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Para analizar los resultados de las elecciones, Infobae consultó a los analistas y consultores políticos Sergio Bernesztein, Facundo Nejamkis y Gustavo Córdoba. Los tres coincidieron en que los resultados de Córdoba respondieron a una lógica provincial y que su traducción nacional es entre dudosa e impropia. Y también destacaron que se produjo una paridad de fuerzas sorpresiva.
Esa victoria ajustada y las graves fallas en el escrutinio -por problemas de conectividad y de transmisión de los datos- le impidieron a Schiaretti poner en marcha su campaña presidencial. Pero así como el gobernador no pudo capitalizar la victoria, tampoco Juntos por el Cambio pudo dirimir la disputa abierta entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, por la relación con el peronismo cordobés. Llaryora se declaró “el más perjudicado por no poder festejar”, y Luis Juez se lamentó porque tampoco pudo expresar si había ganado o perdido.
“Otra vez los cordobeses nos vamos a dormir sin saber quién es el gobernador electo”, se quejó el candidato de Juntos por el Cambio, mientras a su lado estaba Bullrich, que había viajado especialmente, sabiendo que era remota la posibilidad de un triunfo. Los episodios reavivaron un recuerdo viejo, en 2007, cuando Juez se fue a dormir como candidato electo y se despertó siendo derrotado por el propio Schiaretti.
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Todo se complicó por la aplicación de un nuevo sistema de votación, que incluyó boleta única por categoría -gobernador, legisladores y tribunal de cuentas- y la transmisión de los datos por parte de una empresa, Ocasa, que no logró con eficacia superar los problemas de conectividad que se registraron en un alto número de escuelas. “Falló el plan de contingencia”, dijo el juez Leonardo González Zamar.
El encuestador Gustavo Córdoba, de Zuban Córdoba y Asociados, advirtió en diálogo con este medio que el sistema de boleta única “tiene un déficit grande para registrar la voluntad del elector, es sofisticado e inaccesible para una parte significativa de los votantes: es difícil de leer y confunde”.
Local y nacional
Más allá de las complicaciones con el escrutinio -recién a las 5 de la mañana se llegó al 95% de mesas procesadas- la mirada sobre las elecciones tuvieron de parte de los analistas una mirada coincidente en que no puede hacerse una extensión nacional de sus resultados. En esa línea, ni la victoria de Llaryora garantiza que los votos 820 mil votos que obtuvo van a ir directamente a Schiaretti, como tampoco que Milei obtendrá apenas los 50 mil del candidato de La Libertad Avanza, Agustín Spaccesi.
Por su parte, Berensztein también alertó que “no se puede sacar una conclusión nacional de los resultados” locales y resaltó que la propia conformación de Unión por la Patria cambió a partir de la semana pasada, cuando de la postulación de Wado De Pedro-Juan Manzur se pasó a la fórmula Massa-Rossi.
Para el experto el resultado de Córdoba, sobre todo la paridad de fuerzas, confirmó lo que se venía detectando en las últimas semanas, cuando de una amplia diferencia a favor de Llaryora, se fue reduciendo las distancia, mientras ocurrían “interesantes cambios en los comportamientos y en la conducta electoral de los cordobeses”. En ese sentido, Berensztein resaltó que el oficialismo de Hacemos Unidos por Córdoba terminó obteniendo un mayor diferencia a su favor en la capital, mientras que Juntos por el Cambio lograba compensar con más votos del interior. “Antes era exactamente al revés”, advirtió.
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No fue el único cambio: el aumento del voto en blanco y anulado fue otra de las novedades que, en realidad, responde a un clima de época que se sintió fuerte en las elecciones de 2021 y que se agravó en la mayoría de los comicios que se llevaron adelante en las provincias.
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