El Congreso que viene: equilibrio de poder, nuevas alianzas y la incógnita de los libertarios
Gane quien gane en las elecciones presidenciales de octubre, una cosa es segura: el Congreso de la Nación ocupará el centro de la escena el año que viene cuando el flamante gobierno intente llevar a la práctica lo que propuso en la campaña.
La paridad de fuerzas reflejada hasta el momento en la mayoría de las encuestas permite adelantar que ninguna de las grandes coaliciones contará con quórum propio tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. En ese contexto, los acuerdos con los partidos minoritarios determinarán el éxito o el fracaso de la estrategia parlamentaria de la nueva gestión.
Una de las mayores incógnitas gira en torno al tamaño del bloque libertario en la Cámara baja. La fuerza encolumnada detrás de la candidatura presidencial de Javier Milei actualmente tiene tres bancas y no pone ninguna en juego. Por lo tanto, cualquier resultado electoral por encima del 20% les permite especular con un bloque que podría superar los 20 escaños.
Durante los últimos dos años, la llave para llegar al quórum de 129 diputados estuvo principalmente en manos del Interbloque Federal, que con sus 8 integrantes podía inclinar la balanza para favorecer tanto al Frente de Todos (que tiene 118 bancas) como a Juntos por el Cambio (que tiene 116). En la renovada Cámara de Diputados, La Libertad Avanza podría convertirse en el nuevo garante de la mayoría. De hecho, ya adelantaron su sintonía política con muchas de las propuestas de la candidata del PRO, Patricia Bullrich. También podrían torcer hacia la derecha la agenda parlamentaria de Horacio Rodríguez Larreta o contribuir a bloquear los proyectos de un eventual gobierno de Unión por la Patria.
La izquierda radical también anticipa un panorama prometedor. Con cuatro diputados electos en 2021, el Frente de Izquierda no pone en juego ninguna banca y probablemente logrará agrandar su bloque. El crecimiento de las opciones extremas, como la izquierda y los libertarios, podría cambiar la dinámica de los debates: con un aumento de la polarización y los discursos menos tendientes a la búsqueda de consensos.
Por su parte, tanto el Interbloque Federal -que tiene 8 integrantes- como el Interbloque Provincias Unidas -que cuenta con cuatro- deberán renovar la mitad de sus escaños, por lo que una mala elección podría disminuir considerablemente su fuerza. Estos bloques podrían convertirse en aliados circunstanciales de Horacio Rodríguez Larreta o de Sergio Massa. De hecho, Provincias Unidas votó durante los últimos dos años mayoritariamente junto con el Frente de Todos y el Interbloque Federal también lo acompañó en leyes clave.
El Frente de Todos tiene 118 diputados y pondrá en juego 68 bancas. Para mantener la misma cantidad de miembros debería superar en octubre el 40% de los votos, por lo que probablemente pierda -según las encuestas- entre 15 y 30 escaños. En caso de quedar con una bancada que ronde los 100 diputados, el actual oficialismo enfrentará un panorama complejo a la hora de buscar aliados para alcanzar el quórum de 129.
En tanto, Juntos por el Cambio cuenta con 116 bancas y renovará cerca de la mitad, 55. Siempre tomando como parámetro un promedio de las encuestas disponibles, el interbloque opositor está en mejores condiciones de aumentar el tamaño de su bloque, por lo que tendrá que negociar con menos actores para poder impulsar sus leyes. Una victoria de Bullrich o de Rodríguez Larreta presentaría un escenario mucho más favorable en términos legislativos que el que tuvo Mauricio Macri en 2015. Por aquel entonces, Cambiemos contaba con 87 diputados y estaba obligado a negociar con el peronismo no K y el massimo.
El panorama en el Senado
En la Cámara alta, el escenario actual de paridad no se modificará sustancialmente después de octubre. Cualquiera sea la fuerza que gane los comicios a nivel nacional no contará con quórum o mayoría propia (37 escaños).
El Frente de Todos tiene 31 bancas y renueva 9, mientras que Juntos por el Cambio y sus aliados suman 33 bancas y ponen en juego 11. Dado que para el Senado cada provincia aporta 3 bancas, 2 para la fuerza más votada y 1 para la segunda, será muy difícil que los libertarios irrumpan.
A excepción de un resultado inesperado en octubre, tanto Juntos por el Cambio como Unión por la Patria deberán negociar con los monobloques (por ejemplo, Río Negro o Misiones) y con el flamante bloque Unión Federal, que se desprendió del oficialismo en febrero pasado.
Guillermo Snopek (Jujuy), Alejandra Vigo (Córdoba), Edgardo Kueider (Entre Ríos), Carlos Espínola (Corrientes) y María Eugenia Catalfamo (San Luis) plantearon la necesidad de “crear un espacio político que le de verdadera representación a la agenda federal y de las provincias argentinas”.
“Buscamos ser una alternativa desde donde se priorice la posibilidad de aportar a la reflexión sobre la Argentina que queremos para nosotros y a las futuras generaciones, sin grietas, con discusiones que planeen soluciones a corto, mediano y largo plazo para todos los argentinos y argentinas. Apostamos a la unidad, al respeto y al diálogo en pos de encontrar puntos en común, dejando de lado las retóricas petrificadas y los personalismos que tanto daño nos han hecho como sociedad”, anunciaron en su primer comunicado. La puerta para negociar con el futuro oficialismo, sea quien sea, quedó abierta.
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