La proyección de inflación preocupa al peronismo de cara a la campaña para las elecciones generales
La devaluación del dólar oficial generó proyecciones inflacionarias poco alentadoras para el oficialismo. Las consultoras privadas pronosticaron, en las horas posteriores a la medida del Ministerio de Economía, que el índice podría alcanzar los dos dígitos en agosto y septiembre. Los dos meses donde estará concentrada la campaña electoral y la elección general.
El registro de la inflación de julio, que fue de 6,3%, quedó como una foto del pasado. Es la sensación que hubo en las distintas arterias de Unión por la Patria. Ese número no fue afectado por la devaluación. El aumento se verá el próximo mes, cuando se conozca el índice de agosto y el peronismo esté en pleno proceso de campaña intentando juntar votos.
“El ministerio de Economía va a tener que sacar algún paquete de medidas. Algo tiene que hacer. Sino estamos en la lona”, se sinceró un importante intendente del conurbano bonaerense. Los jefes comunales tienen en claro que su capacidad para defender los municipios y reelegir, pero no pueden asegurar que la tracción de votos, del territorio hacia el vértice de la boleta, pongan a salvo a Axel Kicillof y Sergio Massa.
En la cúpula del oficialismo miran con la lupa algunas intendencias donde hubo un importante corte de boleta. Necesitan que los intendentes y los gobernadores traccionen la boleta completa en las elecciones generales. Hay que reducir el corte para poder meter al peronismo en un balotaje. La gran mayoría del oficialismo imagina que podría ser con Javier Milei porque asumen que es el representante de “la nueva oposición“. Hay que confrontar con él.
“La semana que viene el Gobierno, una vez cerrados los acuerdos con empresas, se tomarán medidas de alivio para Pymes, trabajadores formales, beneficiarios de programas sociales y sectores de clase media. Es para que recuperen poder de compra y esta medida no les impacte”, aseguró a Infobae un importante funcionario del Ministerio de Economía.
El oficialismo tiene en claro que de acá al 14 de septiembre, cuando el INDEC vuelva a comunicar el índice de inflación, tiene que generar una red de contención con medidas económicas que impacten en los centros urbanos y el sector más humilde de la población. Ahí están, en gran medida, muchos de los votos históricos que perdieron en manos de Milei. Hay que convencer y beneficiar a esos votantes.
Pero, más allá de las medidas que se anuncien desde el Palacio de Hacienda, la preocupación está instalada y se está diversificando por las diferentes artes de Unión por la Patria. En algunos sectores entienden que es complejo el doble rol que le toca ocupar a Massa. Debe transmitir confianza y proyección de futuro en un contexto con inflación mensual en alza. El diálogo con la sociedad se tornará aún más complejo que antes de las PASO. Y la necesidad de votos y votantes frente a las urnas reviste absoluta urgencia.
Esa mirada tiene un matiz que ponen varios dirigentes. El peronismo llegó a los 27 puntos y con chances de entrar en el balotaje, con una inflación acumulada que supera el 100%, con una crisis interna de fondo que se logró invisibilizar y las cuatro pestes que repiten con frecuencia: la deuda, la pandemia, la sequía y la guerra. En el peor escenario lograron ser competitivos. Pueden meterse en el balotaje aunque sea por un voto. Lo viven así, con una mezcla de resignación y optimismo un tanto extraña.
Sin embargo, hay un camino paralelo por el que están dispuestos a transitar para darle una entidad a la campaña, que es la confrontación con el líder libertario. “Si Milei es presidente sería un suicidio colectivo. Votar en una elección no es como votar en Twitter. Tiene consecuencias. La vida real tiene consecuencias”, dijo, con fastidio y aún sorprendido por la elección libertaria, uno de los candidatos más importantes de Unión por la Patria.
El peronismo apuesta a plantear las enormes diferencias entre el modelo de país que expone Milei y el de ellos. Un contraste de ideas, posibles medidas y consecuencias directas. Alertar a los votantes, hacerles entender lo que puede suceder y explicar que, aún con una inflación extremadamente pesada sobre la espalda, a futuro es mejor un gobierno peronista que uno libertario. Es parte de una estrategia que ya está en marcha.
Saben todos que es una tarea extremadamente difícil. El hartazgo es muy alto. Quedó registrado en las PASO. El enojo acumulado más la inflación creciente es un combo preocupante para el oficialismo. Porque si bien decidieron polarizar el segundo tramo de la campaña con Milei, creen que es difícil que el porcentaje de votos que obtuvo se pueda desinflar como para dejarlo afuera del balotaje.
“Es importante traccionar votos de abajo hacia arriba en la provincia de Buenos Aires. Representa el 40% de la elección nacional. Hay que ver si Bullrich acumula todo lo de Larreta. Ellos hicieron una mala elección. Tenemos chances de entrar al balotaje”, analizó un influyente intendente bonaerense que entiende, al igual que Axel Kicillof, que hay que pedir que la gente meta en la urna la boleta completa. Es el mensaje a transmitir.
En el Unión por la Patria sostienen que Patricia Bullrich no podrá contener todos los votos de Horacio Rodríguez Larreta y que hay un votante con perfil moderado que pueden capturar. Aún con una posible inflación de dos dígitos.
Porque, después del triunfo de Milei, lo que se está poniendo en juego es la capacidad de gobernar y gestionar. Y, además, evitar un país en llamas por los conflictos sociales y sindicales que podrían desatar algunas decisiones del candidato libertario. La búsqueda de una estabilización en el tiempo que, según entienden, no podría tener a Milei a la cabeza.
La situación es muy compleja para el oficialismo y la inflación se ha convertido en un karma de la gestión con el que todos conviven. El desafío es generar esperanza en medio de la desazón por la pérdida del poder adquisitivo. Una tarea titánica. Sobre todo teniendo en cuenta que un 70% del electorado le dio vuelta la cara al Gobierno.
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