Barcelona – Real Madrid: Un Clásico con mucho ruido y poco caché
Hay que retroceder unos cuantos años, puede que incluso décadas, a los tiempos de Josep Luis Núñez, Ramón Mendoza, Joan Gaspart o Lorenzo Sanz, para encontrar un Clásico en el que el foco apuntase más al palco y al ruido que al césped y la pelota. Que ocurra es mala señal, obviamente, y aunque son varios los motivos que lo explican, quizás haya llegado ya el momento de admitir de una vez por todas que la razón principal es que LaLiga ya no es lo que era y que su partido entre los partidos ya no es el mejor de todos, por mucho que diga o venda Javier Tebas, el mandamás de la competición. Es un hecho tan evidente que únicamente es necesario ojear las plantillas de uno y otro: las estrellas del fútbol, al menos la mayoría de ellas, ya no se concentran tanto en el Real Madrid y mucho menos lo hacen en un Barcelona atrapado en una crisis económica galopante. El Clásico de este sábado (16.15, Dazn) en el Lluís Companys no llega marcado por los jugadores, sino por la ausencia de Florentino Pérez y el escándalo de Negreira y el arbitraje que tiene bajo sospecha y en los juzgados al conjunto azulgrana.
Los de ahora ya no son los tiempos de Leo Messi ni de Cristiano, tampoco los de Suárez o Benzema, ni los de Neymar o Bale. No está Iniesta, ni Busquets, y faltan también Ramos o Marcelo, por citar a algunos. Poco queda ya de aquellos clásicos que eran catalogados como el partido del siglo, de la época de Mourinho o Guardiola donde cada duelo era una batalla entre los dos gigantes del futbol mundial. Madrid y Barcelona mantienen su prestigio internacional, claro, pero el Clásico de hoy es un partido igual de devaluado que la propia LaLiga.
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Sin las estrellas de antes, ni los ansiados nombres de Mbappé o Haaland, el negocio del fútbol español busca nuevos ídolos a los que agarrarse. Y aquí irrumpe como un ciclón Jude Bellingham, seguramente el jugador más en forma del planeta en estos momentos. El inglés, cuya presencia estaba en duda por unos problemas físicos, afronta su primer clásico como referente de este renovado Madrid, al que llegó el pasado verano por más de 100 millones de euros. “Está bien, le han quitado la sobrecarga que tenía. Va a jugar porque está bien”, confirmó Carlo Ancelotti
El impacto de Bellingham en Chamartín no ha podido ser mayor ni su adaptación más inmediata: conecta con sus compañeros, es un fenómeno de masas y, lo más importante, se ha confirmado como un jugador descomunal. A los atributos de todocampista que exhibió en Dortmund ha sumado en España una producción ofensiva propia de los mejores atacantes: 12 goles y 3 asistencias en 12 partidos. A Jude se sumarán el dúo de brasileños, intermitentes en este primer tramo de temporada, como principal amenaza de Ter Stegen. Ambos, Vinicius y Rodrygo, formarán el ataque en el once de un Ancelotti que formará con su ya habitual diamante. El lateral izquierdo, donde todo apunta a Mendy, y el centro del campo, donde se espera a Kroos acompañando a Fede, Tchouameni y Bellingham, son las únicas dudas en los blancos. “Mendy tiene ventaja porque ha descansado en el partido de Champions. Tengo confianza en todos, la posibilidad de un jugador de empezar y terminar el partido es muy poca. Sé perfectamente que quien no empieza va a aportar mucho durante el partido, al final o en la segunda parte”, matizó el italiano.
Y si el Madrid presumen de jóvenes internacionales, el Barça lo hace de los suyos, de los de la casa, la siempre eterna Masía. Xavi, la piedra de este Barça, parece haber recurrido a ella más por obligación que por deseo, pero no por ello hay que dejar de alabarle su apuesta por juveniles, algo impensable en el Real. Del fenómeno Yamal, al talentoso Fermín, dos nuevos nombres que se suman a Balde o Gavi. Junto a ellos, dos veteranos de alto standing como Gundogan y Lewandowski, que parece recuperado para la cita, al igual que De Jong. “No queremos forzar a nadie, queremos minimizar riesgos. Todos quieren estar. Jugarán los que estén bien. Mañana veremos”, espetó Xavi, quien parece que contará con los dos Joaos, Cancelo y Félix.