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El Atlético no sobrevive a sus errores y el Inter toma ventaja en Champions

Los jugadores del Atlético lamentan el gol del Inter (REUTERS).
Los jugadores del Atlético lamentan el gol del Inter (REUTERS). (ALESSANDRO GAROFALO/)

Andaba errático Arnautovic desde que se vistió de corto tras el paso por vestuarios. Parecía empeñado el austríaco en llevar la eliminatoria igualada al Metropolitano, pero mayor fue el ímpetu del Atlético para que festejara aunque fuera en una ocasión. Reinildo y De Paul no se entendieron y la duda desembocó en un caudaloso mar de desgracias. Lautaro se quedó mano a mano con Oblak, que evitó la diana, pero el rebote le quedó franco a Arnautovic que no lo desperdició. A punto estuvo de sacarla Lino con una estirada desesperada que no evitó el golpe. Los de Simeone, de más a menos con el correr de los minutos, se ven obligados a remontar en el Metropolitano. Milán vuelve a venir de nalgas para el Atlético.

El coliseo milanés fue un horno en el que los de Simeone se presentaron con el traje ignífugo puesto compuesto por tres centrales, de los cuales, únicamente uno completó el partido: Witsel. El belga volvió a demostrar sus credenciales. Suplió, una vez más, su ausencia de velocidad punta con buena colocación, mejor lectura que sostuvo a su equipo. Planchó su ropa y la de los demás. Los rojiblancos compitieron -de más a menos- y tuvieron el reloj en mente. El Cholo no se abrigó tanto como auguraba.

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Ninguno se desprotege

Lino se quedó el carril izquierdo en lugar de Reinildo y mantuvo la apuesta de Llorente en punta como pareja de Griezmann. El exmadridista jugó como delantero y carrilero, porque ya saben, el fútbol es eso que pasa mientras Llorente varía su posición. Aunque músculo tampoco escaseaba. Hasta cinco nombres se contaban en el centro del campo cada vez que tenían posesión. Ya desde el inicio, ese 3-5-2 de los italianos muestra una clara vocación ofensiva que, a priori, no tiene el 5-3-2 rojiblanco.

Griezmann y Bastoni durante el partido entre Inter y Atlético (REUTERS).
Griezmann y Bastoni durante el partido entre Inter y Atlético (REUTERS). (ALESSANDRO GAROFALO/)

El Giuseppe Meazza apretaba y el Atlético sólo encontraba respiro en las internadas de Lino. La segunda, dibujó una rosca en su disparo que salió lamiendo el poste de Sommer. Más allá del brasileño y los fallos rojiblancos que no terminaba de culminar Thuram, ninguno asfixiaba. El peligro se esfumaba cuando asomaban el balcón del área. Faltaba precisión en uno y otro lado. Pero el último cuarto de hora dejó noticias inquietantes por más que no tuvieran reflejo en el marcador. Lautaro y Thuram. Thuram y Lautaro. Una dejada del francés la culminó el argentino con un tiro desviado por Giménez cuando en la grada ya se barruntaba el gol.

A la tercera fue la vencida

El alto voltaje electrocutó un hombre en cada bando. Giménez en el rojiblanco y Thuram en el nerazzurri. Savic y Arnautovic dentro. Y el ritmo se elevó. El austriaco estuvo a punto de endosar la primera que tuvo, peor llegó forzado. Y a la vuelta casi lo consigue Lino, tras una pared entre De Paul y Llorente. El Inter apretaba, pero dejaba más huecos en la retaguardia y el brasileño se relamía. A sus cabalgadas, respondió el Inter con otra jugada nuevamente errada por Arnautovic.

Y encajonado, el Atlético fue víctima de ese juego de errores que había presidido el primer tiempo. Reinildo volvió a ser humano al perder el balón y dejar mano a mano a Lautaro con Oblak. El esloveno tapó ese primer remate, pero Aranautovic lo remachó a puerta vacía para dar ventaja al Inter en el primer asalto. Pedía calma el Cholo, mejor volver heridos que no muertos. Y el Inter, finalista el año pasado de Champions, es un mal compañero para llegar al Metropolitano con dos goles de desventaja. Milán volvió a venir de nalgas a un Atlético obligado a convertirse en matrona para la vuelta.

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