Di Zeo viajó a Córdoba y puso en marcha su plan para esquivar la prohibición para entrar a los estadios “de por vida”
En su lucha por volver a las canchas Rafael Di Zeo dio ayer su primer paso: se presentó ante la fiscal de Río Segundo, Patricia Baulies, para notificarse de la causa en su contra por tenencia compartida de arma de fuego y prestar declaración indagatoria. Del resultado de este procedimiento depende su lugar en la Bombonera: si la Justicia cree en su versión y lo sobresee, el derecho de admisión por tiempo indeterminado que le puso la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, caerá como hoja de otoño. Pero si la fiscal decide tras escuchar a todos los imputados que la totalidad de los barras deben ir a juicio oral, el paravalanchas le quedará tan lejano como ahora.
El caso se remonta a la previa de la semifinal de la Copa de la Liga del 30 de abril pasado cuando La Doce viajaba a la provincia mediterránea a ver el partido de Boca contra Estudiantes y en una requisa en la ruta, en uno de los micros de la caravana se encontraron cuatro armas aptas para el disparo, todas con numeración limada y una con el logo de la Policía Federal Argentina, más 58 municiones. En ese micro viajaba, según la Justicia, Rafael Di Zeo, aún cuando en el momento no logró ser demorado junto al resto de los ocupantes del ómnibus y regresó en una camioneta a Buenos Aires. En ese instante se les puso a todos derecho de admisión para ese partido y pocos días después, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, extendió la prohibición por tiempo indeterminado para toda competencia nacional e internacional. “De por vida”, dijo en la conferencia de prensa donde anunció la sanción. Contra esa situación pelea Di Zeo.
Por eso la tranquilidad de la localidad cordobesa se vio alterada a media mañana, cuando un Mercedes Benz estacionó a metros de la Plaza Sarmiento, en pleno centro de Río Segundo. Ante la mirada atónita de varios transeúntes de esta localidad de 27000 habitantes, el líder de La Doce descendió del vehículo del lado del acompañante delantero. Detrás de él estaba su mano derecha, Carlos Maciel, alias Skeletor, también imputado por el mismo delito y quien estaba al mando de la situación era su abogado, Diego Storto.
La noticia corrió rápido y si bien no tuvo el recibimiento de rockstar que se había visto en la capital cordobesa el día del Superclásico, Di Zeo saludó a un par de fanáticos que le gritaron apenas lo divisaron e ingresó al edificio con semblante tranquilo. Adentro lo esperaba la fiscal para notificarlo que lo tenía imputado por un delito que tiene pena de hasta seis años de prisión y además tomarle en ese mismo momento declaración indagatoria. El capo barra se sentó junto a su letrado y escuchó la acusación que le leyó el secretario de la fiscalía. Ahí nomás negó haber participado de algún ilícito y avisó que no iba a contestar preguntas. La misma tesitura adoptó Skeletor Maciel, por lo que terminado el acto se les informó que la causa proseguía su curso y se podían retirar. Los tres caminaron unos metros, volvieron al Mercedes Benz y recorrieron de regreso los 658 kilómetros hasta Capital Federal confiando en que la fiscalía no podrá demostrar su culpabilidad y deberá sobreseerlo.
“El proceso es todo irregular. Le pusieron el derecho de admisión antes de notificarlo de que tenía una causa. Es insólito, si recién hoy (por ayer) le avisaron de su situación. Además no hay ninguna cámara que muestre que estaba arriba de ese micro, porque no estaba arriba de ese micro” le dijo Diego Storto a Infobae. Y sobre la indagatoria agregó: “Obvio que negó el hecho porque claramente no tiene nada que ver con el hallazgo de las armas, que es lo que se investiga. Y además el delito que le imputan, tenencia compartida, no existe. La fiscal tendrá que determinar de quiénes eran lo que se encontró y juzgarlos a ellos. Rafa no tiene nada que ver con todo esto, eso está clarísimo”.
No es la misma lectura que tienen en los Tribunales cordobeses. Si bien no hay videos que reflejen que Di Zeo estaba arriba del micro donde se secuestraron las armas, la instrucción basa su acusación en los testimonios de los dos policías que lideraron la requisa del ómnibus que declararon que el primero que bajó de la unidad fue el líder de La Doce. Y que detrás bajó Skeletor, quién en su momento sí fue llevado junto a los otros 57 barras hasta la fiscalía. Sobre el delito de tenencia compartida, ahí hay una discusión: mitad de la biblioteca afirma que si se encuentran 4 armas en un lugar con 58 personas y ninguna se hace cargo de las mismas, todos son responsables. Y la otra mitad asegura que si no hay dueño, no hay responsable. Se verá en este hilo delgado por donde transita la mirada de la fiscal Baulies.
¿Cómo sigue el proceso ahora? Di Zeo y Maciel fueron los primeros en presentarse a indagatoria. Ahora la fiscal tomará ese mismo procedimiento con todos los que viajaban en ese micro, pero no los hará viajar a Córdoba sino que declararán desde Buenos Aires vía Zoom o también analiza que declaren con un juez porteño vía exhorto. A partir de lo que digan tomará la decisión de elevar a juicio el caso y se verá si por todos los involucrados o deja afuera alguno, como confía Di Zeo. Esto último parece difícil porque ante la pregunta de Infobae a los instructores de la causa sobre qué ocurriría si alguno de los ocupantes se hiciera cargo de las armas, la respuesta fue que se analizaría pero también que se pondría en consideración si están mintiendo para favorecer a alguien, ya que no se hicieron cargo en su momento en la fiscalía cuando fueron por primera vez, por lo que podrían imputarlos por presunto encubrimiento. Si esta línea es la que prevalece, las chances de volver a la cancha para el histórico jefe de la barra se reducen tanto que debería esperar a que su situación se dirima en un juicio oral. Y los tiempos en la Justicia tienen una extensión que dejaría a Di Zeo cerca del objetivo que se trazó Patricia Bullrich: no verlo en un estadio mientras ella sea ministra de Seguridad.