Una figura de la selección de España anunció que podría dejar el equipo tras la Eurocopa y estallaron las críticas en su contra
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España convirtió once goles en los cinco partidos que jugó hasta el momento en la Eurocopa. Su delantero faro es también su capitán. Álvaro Morata marcó el primer tanto de esta competición: a los 29 minutos del primer tiempo definió de zurda luego de un pase de Fabián Ruiz en el duelo que terminó tres a cero contra Croacia. El debut de España sucedió dos días después de que Morata dijera que lo mejor para él sería no jugar en la liga española.
Esa entrevista con el programa El Larguero por Cadena Ser, mostraba a un futbolista a disgusto con el público. “Para mí lo más fácil es no estar jugando en España, por mi vida, por lo que tengo que vivir cuando salgo a la calle en nuestro país -dijo-. Para mí lo más fácil es irme a jugar fuera. Muchas veces mis hijos, que tienen cinco años, no entienden por qué hay gente que le tiene tanta rabia a su padre”. Hace dos años que es jugador del Atlético de Madrid. Había surgido del Real Madrid, había jugado en la Juventus de Italia, el Chelsea lo pagó 66 millones de euros, lo compró el equipo de Diego Simeone. “Lo fácil el verano pasado hubiera sido irme del Atlético. Tenía ofertas mejores económicamente, grandes equipos, pero tengo la ilusión de ganar con el Atlético, cuando veo la gente cómo reacciona a nuestros partidos y a las victorias, pesa mucho esa parte”, dijo.
Su malestar es evidente. Hay un vínculo desgastado, tirante, entre el capitán de la selección y el hincha español promedio. El 27 de marzo de 2024, España igualó tres a tres con Brasil en un amistoso jugado en el Santiago Bernabéu. Morata fue titular y capitán. A los 81 minutos, cuando el partido estaba empatado dos a dos, fue reemplazado: una catarata de desaprobación popular cayó sobre él. “Me duele en el alma que en nuestro país piten a nuestro capitán, me da vergüenza”, dijo el técnico Luis de la Fuente. Cuando antes del comienzo de la Eurocopa le preguntaron si le habían afectado los silbidos en el duelo ante Brasil, respondió: “Cuando termine el torneo hablaré de todo eso… ahora no toca. No quiero dar la sensación de que soy un llorón”.
La posición de los hinchas empezó siendo futbolística: una crítica hacia la escasa efectividad de su delantero estrella, hacia su presunta falta de jerarquía para ser el 9 de una selección top. Confesó que se siente “meme” desde que es futbolista y que eso no le preocupa, pero a la vez dijo que “la gente no es consciente de lo que puede aportar con una palabra positiva”. Lo que le cuestionan son sus fallos frente al arco, a pesar de que su promedio de gol es de casi uno cada dos partidos (36 gritos en 78 encuentros con La Roja). “No voy a llorar, ni quejarme, no pasa nada -expresó-. Hay veces que es cuestión de centímetros. Este año me ha pasado que tenía tantas ganas de agradar, que no son buenas. Ni Jesús le gusta a todo el mundo, no puedo hacer nada. Hay gente que dice que existe, otros que no…”. Y en una frase, reveló indirectamente que esa energía negativa lo condiciona: “Juego mejor con la selección cuando no es en España”.
Morata volvió a ser el foco, otra vez. A dos días de enfrentar a Francia en las semifinales de la Eurocopa, el delantero de 31 años, cuyo valor de mercado es hoy de 16 millones de euros, se confesó ante el periodista Eduardo Castelao, enviado especial del diario El Mundo a Donaueschingen, donde concentra la selección española. Dice que Morata está harto y que se enfrenta a una ambigüedad: el deseo de ganar la Eurocopa y la pena por no poder cambiar la crítica y la burla.
“¿Dejará la selección tras la Eurocopa?”, preguntó el periodista. “Puede ser, es una posibilidad de la que no quiero hablar mucho, pero es probable”, respondió el futbolista. En las repreguntas, hablaron del concepto de felicidad. “No soy infeliz, para nada -agregó Morata-. Pero es verdad que en España me cuesta mucho ser feliz. (…) Yo muchas veces soy feliz, pero en otras me cuesta. Es mi personalidad, soy así, me cuesta. Yo cuando llego a mi casa siempre soy súper feliz siempre, pero delante de la gente, me siento como si estuviera desnudo, y quizá eso no me ha dejado dar todo lo que tenía. Muchas veces es muy difícil estar en España porque siempre hay uno que dice una gracia, otro que…”. En su argumento, repite eso de que es más feliz fuera de España. “Sobre todo, porque la gente me respeta. En España no hay respeto por nada ni por nadie”, sostuvo.
Los hinchas tendrán su valoración. Pero lo que despertó Morata, ahora, es una reacción en cadena de los medios españoles, que salieron a atacarlo. “Morata, un capitán que avergüenza a España y no solo por su pobre nivel en la Eurocopa”, firmó el periodista Ulises Sánchez-Flor en su columna de El Confidencial. “Álvaro Morata hace suficientes méritos para que se le vea como un llorón. Lleva toda la Eurocopa quejándose de que no se le respeta, que se le valora más fuera de España y lo último que nos faltaba por escucharle es que es probable que deje la Selección al término de esta competición. No cumple en el césped, con un solo gol, pero es que lo estropea con sus manifestaciones. Un capitán tiene que estar por encima de sus asuntos personales, dejarlos a un lado y transmitir un mensaje positivo, de optimismo y, principalmente, de unión”, manifestó el cronista.
Su crítica aborda el costado deportivo: “Lleva una mala Eurocopa, con un solo gol y sin ser un delantero que esté cerca de desequilibrar los partidos”. Y también actitudinal: “¿Pero quién es Morata para hablar mal de España? No solo una vez. Lo ha hecho en varias ocasiones antes y durante la Eurocopa. Este capitán no representa a España. La avergüenza con sus manifestaciones que, de tanto repetir, hace que pueda ser creíble que en España se le está maltratando o hay una persecución personal”.
En el Periódico de España, el enviado especial al campeonato europeo, Fermín de la Calle, contó que Morata es capitán por “su dedicación, su sensibilidad y su generosidad con todos, dado que está pendiente de que todos estén bien, que a nadie le falte de nada”. “Pero más allá de esa actitud intachable para hacer grupo -aclaró en su artículo de opinión-, el delantero del Atlético de Madrid se ha caracterizado en esta Eurocopa por realizar declaraciones altisonantes e inoportunas que han alterado la tranquilidad monacal que reina en Donaueschingen”. El periodista lo acusó de tener “el don de la inoportunidad”: “Mientras De la Fuente se paseaba por las emisoras de radio aportando su normalidad y naturalidad antes del choque ante los galos, su capitán ha vuelto a provocar otro incendio sin sentido que hoy le obligará a responder a preguntas sobre ello en la rueda de prensa previa a la semifinal”.
De esa estabilidad, de las declaraciones mesuradas, también habló el periodista Alfredo Matilla en el portal Relevo, para ilustrar que los dichos altisonantes de Morata no cayeron bien en el fuero interno de la selección española. “Mientras el resto de sus compañeros de vestuario suelen poner el piloto automático en las breves entrevistas que conceden para no salirse del redil, el ariete volvió a tomarse estos careos protocolarios como una terapia de desahogo. Un titular publicado a medianoche del domingo se convirtió en la rajada del campeonato y en un nuevo puñal para quienes están obsesionados dentro de la expedición para que nada ni nadie rompa la estabilidad”, afirmó. La temperatura del rechazo a Morata se medirá mejor el martes, cuando España se enfrente a Francia por la primera semifinal de la Eurocopa el Allianz Arena de Múnich.