“¿Cuántos goles hizo Colombia de cabeza?”: el “maleficio” que dos periodistas argentinos repitieron al aire durante la final de Copa América
Las primeras veces parecieron ser genuinas, una inquietud real. Las últimas no tanto. La insistencia con la que el relator de TyC Sports, Hernán Feler, le preguntaba al cronista del campo de juego, Gastón Edul, cuántas veces había marcado de cabeza la selección de Colombia en todo el certamen transformó la información en un artilugio arraigado a la patria futbolera que entra en el orden nebuloso de la magia y la superstición. La maniobra fue ganando relieve durante el desarrollo del partido hasta convertirse en una suerte de maleficio. Como el entrañable y ya universal kiricocho que nació en el Estudiantes de Carlos Salvador Bilardo como un vocablo que se evoca cada vez que el rival está cerca de convertir un gol, en la final de la Copa América a los dos periodistas argentinos les sirvió recurrir al juego irónico de destacar la eficacia de Colombia en el juego aéreo.
“Nada fue preparado. Surgió genuinamente. A Gastón Edul no se le escapa ningún dato, y yo quería tener bien en claro cuántos goles de pelota parada había hecho Colombia, nada más”, sostuvo Hernán Feler en su cuenta de Twitter en lo que parecía una descripción sincera que desterraba la teoría del intento de “mufa”. Pero al final de su mensaje volvió a preguntar si eran cinco y lo acompañó del emoji de una cara risueña. Gastón Edul, por su parte, tuiteó luego que Argentina se convirtiera en bicampeón de América un comentario presuntamente sin contexto: “Colombia hizo cinco goles de cabeza en la copa”. Volvió a hacer una referencia de su táctica simbólica a la mañana siguiente, cuando solo escribió “cinco” en sus redes personales, una vez que empezaron a viralizarse el compilado de videos donde relator y cronista repetían un dato sin el propósito de informar.
Colombia tuvo siete tiros de esquina a favor en los 120 minutos que duró el partido. Argentina cometió ocho infracciones, algunas de las cuales ocurrieron cerca de la circunferencia del área grande. A los once minutos de la primera etapa, Feler relató: “Va a pegarle James, es bravo Colombia de arriba. Hay que defender ésta Argentina. ¿Cuántos goles tiene de cabeza de pelota detenida?”. La respuesta de Edul fue automática: “Cinco goles, récord después de Argentina en el ‘93, que hizo seis”. Tres minutos después, el mismo intercambio. A la media hora de juego, como si se hubiese olvidado, Feler se respaldó en su compañero para constatar un dato: “¿Tiene goles de cabeza en pelota detenida, no?”. “La mitad de los que hizo: cinco”, le respondió Edul.
Lo mismo a los 53 minutos antes de que James Rodríguez lanzara un córner desde la derecha. A los 65 minutos, con Lionel Messi listo para dejar la cancha lesionado, Feler insistió: “Colombia en pelota detenida es bravísimo”. A falta de diez minutos para el final del tiempo regular, la misma pregunta y la misma respuesta. A los 103 minutos, Lisandro Martínez peinó un centro largo para evitar que conectara Luis Díaz y el relator repitió la estrategia, que ya era a todas luces evidente. Seis minutos más tarde, otra vez, en dos saques de esquina consecutivos la misma inquietud. Ningún centro que cayó en el área de Argentina fue gol.
Tampoco había sido gol el penal que ejecutó Enner Valencia en el duelo de cuartos de final contra Ecuador al minuto 61. Argentina ganaba uno a cero y Rodrigo De Paul había puesto la mano en una posición indebida que el árbitro uruguayo Andrés Matonte interpretó como infracción válida de penal. Hernán Feler, entonces, empezó a pronunciar un discurso tan sugestivo como manifiesto e incuestionable. Ponderaba las cualidades del delantero ecuatoriano con extrema fascinación, en un recurso místico y futbolero para generar el efecto contrario: “Enner Valencia es una figura, es un gran pateador de penales. Es muy bueno. Es bueno Valencia pateando penales, no será tarea sencilla. Va Valencia que es bueno”, dijo con insistencia antes de que el capitán ecuatoriano lanzara el tiro que pegó en la base del palo. Formas extrañas para ayudar desde la cabina de transmisión para que la Selección salga campeón.