LaLiga sigue de capa caída con el gol: es la competición de menor acierto entre las grandes de Europa
Hace años que en LaLiga ya no se marcan tantos goles como antes. Lejos quedan ya aquellas 11 temporadas consecutivas, entre la 2007-2008 y la 2017-2018, en las que el cómputo global de tantos anotados en la competición superaba los 1.000. Poco después de que se alcanzase el récord ofensivo del campeonato español, las 1.118 dianas del curso 2016-2017, empezó una caída libre de las cifras de la que todavía no ha habido recuperación. Así, llegamos al final de la campaña 2022-2023 con 955 aciertos de cara a portería que dejan a nuestra máxima competición como la que peor puntería atesora en lo que respecta a las cinco grandes ligas europeas.
Aunque no es el peor registro de lo que llevamos de siglo, sino el sexto, los 2,5 tantos por encuentro de media están lejos tanto del promedio de la Premier League, 2,9, como del de la Bundesliga, 3,2. Se echa de menos el empaque que daban a LaLiga, también cuando de golear se trataba, tanto Cristiano Ronaldo como Leo Messi, a los que el fútbol nacional tuvo la inmensa suerte de disfrutar en el mejor momento de sus carreras.
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El español es un campeonato de goles tardíos, ya que 213 de los que se consiguieron este año (un 26%) llegaron en los últimos 15 minutos de los partidos o en el tiempo de descuento. Lo de ver goles nada más acomodarse en el sofá ha sido todo un rara avis en estos últimos meses de competición, porque sólo 120 tantos (el 13%) se dieron en el primer cuarto de hora de juego.
Las jugadas de estrategia han sido especialmente fructíferas en términos ligueros, ya que también el 26% de los goles (249) han llegado a raíz del balón parado. Se llevan la palma los tantos a partir de saques de esquina, 109. Detrás, los penaltis, con 83. Para terminar con las jugadas de falta, 44, y las faltas directas, 13. Eso sí, LaLiga tampoco puede presumir mucho en este ámbito: también es la peor entre las cinco grandes del Viejo Continente en cuanto a goles de falta directa y aquella en la que ha habido más fallos desde el punto de penalti, 32.
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Es abrumadora la diferencia entre los goles conseguidos dentro del área, 840, y los que llegaron desde fuera de esta, 115. Además, 472 se consiguieron con la pierna derecha, 305 con la izquierda, 143 de cabeza, 31 en propia puerta y hasta 4 desde una superficie que no pudo determinarse con claridad. Por otro lado, 458 de los goles (convertidos por futbolistas de 42 nacionalidades distintas) llevaron sello español.
Lo que falta es puntería
El único dato que da pie a la esperanza es que la producción ofensiva sí ha aumentado, aunque no lo haya hecho el acierto, en LaLiga: ha habido 145 ocasiones de gol más (1.530 en total). Sin embargo, sólo el 37% de oportunidades se transformaron y apenas el 10,2% entraron en la portería. Está claro que la puntería ha escaseado, y también se nota que una de las posiciones en las que más calidad atesora el torneo es la portería: Ter Stegen, Oblak, Courtois, Remiro, Mamardashvili, etc.
Los regates intentados también han sido multitud: nada menos que 13.243. Pero completándose uno de cada dos, como es el caso, la cifra, por muy cuantiosa que sea, resulta anecdótica. En la Premier se nota la diferencia de efectividad con tan sólo echar un vistazo a los números de su máximo goleador, Erling Haaland: 36 goles para el del Manchester City, 13 más que el Pichichi español, Robert Lewandowski, autor de 23.
No obstante, en la Bundesliga se da la circunstancia de que el goleador más prolífico, Nkunku, empeora en el Leipzig los guarismos del delantero del FC Barcelona: 16. Cosa que no ocurre en la Serie A italiana, con los 26 tantos de Osimhen para el Nápoles, ni tampoco en la Ligue 1 francesa, con un Mbappé que ha festejado 29 goles con el PSG.
Hay brotes verdes en cuanto a los ataques en LaLiga, no cabe duda. Aun así, habrá que mejorar el acierto goleador para recuperar un prestigio, en cuanto a los killers del área, que ya no es el de antaño y que necesita ganar enteros para que la coletilla “de las estrellas” vuelva a tener tanto sentido como en otros tiempos.
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