La redención de Rafa Nadal, examinada por un Thompson que aspira a ser reincidente
Rafa Nadal es un tenista feliz, probablemente el que más en estos momentos. Ha regresado un año después a su hábitat natural y lo ha hecho de forma competitiva. Decía que el triunfo en su reestreno ante Dominic Thiem tan sólo era “un partido”. Prefería mantener los pies en el suelo y no ilusionarse con lo que veía y sentía dentro de la pista. Aunque le fue inevitable compartir su felicidad. “Es un día emocionante para mí después de uno de los años más duros”. Si ante Thiem encontró lo que necesitaba, el balear dio ante Kubler con otro pozo de petróleo. El australiano, otro de esos jugadores que ha logrado sobreponerse al infierno de las lesiones –seis operaciones de rodilla– sucumbió (6-2 / 6-1) ante un Rafa que asusta y que peleará este viernes (no antes de las 11.00 horas) con Jordan Thompson por un puesto en semifinales del torneo.
Su victoria ante Jason Kubler en los octavos de final de Brisbane hubiera sido un triunfo rutinario más en el Rafa de los últimos quince años, pero es una reafirmación en el actual. Cada derecha que da el manacorense, cada minuto en pista, cada victoria, es un paso más para volver a una situación parecida a la de antes. Todavía es pronto para aventurarse, pero este arranque de temporada de Nadal no cabía en ningún análisis hace unos meses, cuando ni el mismo sabía si iba a poder competir de nuevo. “Lo importante es que vuelvo a jugar mañana”, asegura tras vencer a Kubler en poco más de una hora. Rafa está firmando un inicio de temporada ideal para sus necesidades. Jugar partidos cada día le permite ir cogiendo ritmo, pero la duración de los mismos no causa cansancio en él.
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Thompson busca ser reincidente
“¿Qué hay de nuevo viejo?”. Valga el interrogante con el que Bugs Bunny saludaba al cazador Elmar Gruñón para presentar el tercer enfrentamiento individual de Rafa Nadal desde su regreso a las pistas. De nuevo ante Thompson, de nuevo en Brisbane, pero sin parejas a ocupando espacio a sus lados. El tenista australiano le podrá contar a sus nietos que ganó a Rafa el primer partido oficial disputado tras su regreso, aunque eso sí, no fue en individual, sino en dobles. Jordan Thompson y Max Purcell superaron a la pareja ganadora del oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro formada por Marc López y Rafa Nadal.
Thompson es, a sus 29 años, un clásico en los puestos medios del Top 100, donde se mantiene desde 2016, llegando a ser el 43º del mundo como mejor ranking. Actualmente ocupa el puesto 55, por lo que no accedió al cuadro final del torneo de Brisbane como cabeza de serie. Su lugar en cuartos, teóricamente y atendiendo sólo al ranking, tendría que ser de Ugo Humbert, pero el francés, aquejado de un virus gastrointestinal, no pudo presentarse al encuentro de octavos de final, lanzando a Jordan Thompson como próximo rival de Rafa Nadal.
En cuartos 548 días después
Desde que tuviera que retirarse de Wimbledon 2022, Rafa Nadal no sabía lo que era estar en unos cuartos de final de un torneo ATP. Una racha negativa que rompe en Brisbane donde a las primeras de cambio se ha metido con derecho propio, desarrollando un gran tenis y haciendo olvidar el hecho que se había pasado once meses y medio sin jugar. Con Rafa han vuelto las botellas perfectamente alineadas, los puntazos, su inapelable zurda, los rituales antes de cada servicio.
Ha vuelto el ‘¡Vamos, Rafa!’ y con él, la sonrisa del que no solo ha regresado, sino que lo ha hecho ganando, a un gran nivel, emocionado, después de un año sin competir en el que solo él sabe lo que ha pasado por su cabeza y todo lo que ha tenido que superar y trabajar para volver a jugar. Tras uno de los años más duros de su carrera, Nadal ha traído lo de siempre, como si nada hubiera cambiado. Siguiente parada: Jordan Thompson, su último y hasta ahora único verdugo.