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Es la N° 1 en su deporte, participó en un programa de TV y se emocionó tras ganar más de un millón de pesos: “Me anoté porque necesitaba la ayuda”

“¿De qué me quejo si yo elegí este lugar?”. Muchas veces, los lectores se preguntan cómo es la génesis, la semilla que da inicio a estas entrevistas. Y, muchas veces, los orígenes poseen un sinfín de respuestas. La curiosidad del periodista aporta un eje pero, a veces, la noticia aparece sin buscarla, o eso creemos. Delfina Luz Bihurriet fue la protagonista del lunes 4 de marzo en Escape Perfecto, programa emitido en las noches de Telefé, donde tuvo una ambición: alzar su voz. Ella, la número 1 del escalafón en la categoría de 70 a 75 kilogramos en la modalidad lucha de taekwondo. La campeona de la Copa del Mundo que recurrió a la televisión para ganar más de un $1.000.000 con el único objetivo de seguir haciendo lo que ama y, en charla con Infobae, abrió su corazón en un relato a pura emoción.

Los logros están a la vista. Con decenas de medallas en su haber, la tricampeona panamericana (dos como juvenil y una como adulta), se mantiene invicta desde la conquista del Panamericano 2016 en torneos de ésta índole, sumado a los Sudamericanos y los torneos desarrollados en la Argentina. La joven nacida el 29 de agosto de 2000 en la Capital Federal vivió toda su vida en San Miguel, cuya Municipalidad le ofrece un aporte para contribuir en su bienestar deportivo. Sin embargo, asistió con su madre, María José, a un ciclo de TV en el cuál debió elegir si quedarse con $1.106.100 o apostar a sacar un premio superior a los $5.000.000 con el riesgo de perder todo si respondía mal una pregunta. La decisión ya estaba tomada.

El logro estuvo repleto de consecuencias porque cuenta que le quedaron moretones en la rodilla, raspones en los brazos y un chichón en la pera. “Me maté”, confesó entre risas. Esa perseverancia para lograr sus objetivos la llevó a anotarse para participar con el pensamiento de poder visibilizar su situación y conseguir un sponsor que facilite su carrera a los 23 años. Estuvo a punto de perderse el Mundial 2023 (competencia ajena a la Copa del Mundo) por una sola razón: “Fue por una cuestión económica. Los costos son terribles. Mis padres me ayudaron, incluso rifé mi bicicleta para poder viajar. Hice de todo para poder llegar, y aún así casi no llegó. Todavía sigo pagando el viaje hasta fin de año. De hecho, me había dado de baja de la Selección porque no iba a viajar”. A último momento, pudo ir a Finlandia, sede del certamen, y ganó la medalla de bronce.

En su cuenta de Instagram (@delfi_bihurriet) publica cada paso de su corta trayectoria, la misma que arrancó a los seis años por recomendación de sus padres como un hobbie. Habitué de las Formas, una modalidad del taekwondo que implica una coreografía de movimientos ante un rival imaginario, Delfina dio el salto en 2016, cuando se probó en la selección argentina, tanto en ese formato como en lucha. Curiosamente, solo quedó en lo segundo. “Me quedé tiesa, no sabía qué hacer. Me puse a llorar por la emoción de pertenecer a una Selección con lo que a mí me gustaba hacer y por otro decir: ‘¿Y ahora, de qué me disfrazo porque yo no lucho?’”, manifestó en charla con este medio.

En más de una ocasión, pensó en largar todo. En 2022, no sabía si iba a viajar a Eslovenia para la Copa del Mundo en la que fue campeona hasta una semana antes del comienzo: “Mi mamá tuvo un infarto”. El alta médica le dio la tranquilidad suficiente para concentrarse en su meta y se trajo la presea de primer lugar como premio: “Ojalá fuera tan fácil enfocarme solamente en el deporte”. Está en el tercer año de kinesiología y da clases de taekwondo a personas de todas las edades, aunque nada alcanza para evitar que le cueste llegar a fin de mes.

No tiene posibilidades de clasificar a los Juegos Olímpicos porque el taekwondo permitido en esa cita es el regulado por la Federación Mundial de Taekwondo (WTF, por sus siglas en inglés), mientras que ella está bajo el ala de la Federación Internacional de Taekwon-Do (ITF). De igual forma, persigue un objetivo que no la deja dormir: ser campeona a nivel Mundiales. Ni siquiera sabe si podrá darse ese lujo. En 2024, tendrá lugar el Sudamericano en Paraguay y la Copa del Mundo en Mar del Plata, Argentina, donde defenderá el título. En 2025, se aproxima el Mundial en Croacia: “Si las cosas siguen así, ya sé que para el año que viene no compito”. Recibe todo tipo de ayuda económica o de equipamiento, cuyos detalles están precisados en la entrevista, y el interesado en colaborar puede comunicarse a su red social precisada en la nota.

– ¿Cómo llegás al taekwondo?

– Es una historia larga. Arranqué a los seis años de edad porque mis papás practicaban. Me dijeron que probara y me enganché. Lo tenía como hobbie, era muy chiquita. A los 15 años, cuando llegué a mi cinturón negro, surgió la posibilidad de presentarse en la Selección. Hasta ese momento, no hacía lucha porque me daba miedo. Yo no peleaba. Participaba en las competencias solamente en Formas porque me sentía más cómoda, es una lucha imaginaria. Tiene determinados bloqueos y ataques. En lucha no competía, había ido a dos torneos, en los que uno gané y el otro lo perdí. Con eso me presenté en la Selección en 2016 tanto en Formas y en Lucha y llamó la atención que mida 1.80 de altura con 15 años, porque no hay tantas chicas tan altas en el deporte. Quedé en la primera convocatoria y en la segunda, última para entrar en la Selección, quedé entre las 10 integrantes del equipo de lucha de Juveniles. En ese momento, me quedé tiesa, no sabía qué hacer. Me puse a llorar por la emoción de pertenecer a una Selección en lo que a mí me gustaba hacer y, al mismo tiempo, dije: “¿Y ahora, de qué me disfrazo? Porque yo no lucho”. Fue toda una etapa de crecimiento.

Delfina Bihurriet
Delfina Bihurriet calcula tener 50 medallas ganadas en su haber

– ¿Qué es y qué significa Espíritu Guerrero en tu vida?

– Es la escuela donde practico. Crecí mucho en lo personal y en mi carrera desde que estoy con ellos. En 2022, me consagré campeona del mundo en Eslovenia y el año pasado tuve mi primer podio en un Mundial. Hay una diferencia: salí campeona en la Copa del Mundo y también está el Mundial. El nivel es el mismo, la única diferencia es que en la Copa del Mundo se presenta el que quiere; en un Mundial tenés que clasificar primera o segunda en tu categoría después de una serie de torneos donde se juntan puntos por luchas ganadas. Si quedás tercera, quedas afuera. Estoy primera en el ranking de mi categoría desde que empecé a competir en mi primer Mundial en 2017.

– ¿Cómo se da tu camino hasta ser tricampeona panamericana, campeona centro y sudamericana, campeona de la Copa del Mundo y ganadora de la medalla de bronce del Mundial en ocho años?

– Fue muy loco. Fue un cachetazo a la realidad cuando comencé porque me tenía que poner las pilas, entrenar y prepararme para esto. No podía ocupar un lugar en la Selección y tomármelo como si nada. Para mí, fue muy importante. Fue encontrarme con la realidad de lo que era entrenar a nivel de élite. Fue muy difícil. Hasta ese momento, no entrenaba físico y tuve que empezar a entrenarlo, meter más horas y cantidad de entrenamiento semanales en taekwondo. Fue una preparación muy dura y hasta hoy lo sigue siendo. Es bastante sacrificado porque es entrenar, descansar, alimentarte bien, son muchas cosas que conllevan a ser un competidor de élite. Es muy difícil tener la constancia de levantarte todos los días por más que no tengas ganas y decir: “Tengo que entrenar porque tengo este objetivo y esto es lo que quiero hacer y lo que me gusta”. Al principio, me costó bastante, y después cuando viajé al primer Mundial en Irlanda en 2017, se me abrieron los ojos y dije que esto era lo que quería por el resto de mi vida. Ahí dije: “Es por acá”.

– ¿Cómo venciste los temores de que alguien te pudiera golpear en la lucha?

– Me ayudaron mucho mis compañeras, pero también es sabiendo qué quiere uno y, mas que nada, por saber defenderme. Tenía que aprender a pegar y también a recibir, porque siempre en una lucha te comés una patada o un puño. Me planteé eso en mi cabeza. Quería mejorar, estar y era éste el camino. Mis viejos siempre me acompañaron desde el día uno. Yo entrenaba en Villa Luzuriaga… A veces, tenía siete horas de entrenamiento en la Selección y ellos estaban las siete horas esperándome. Siempre. Y estaban adonde podían acompañarme. Fue muy importante que estén ahí.

– ¿Cómo cambió tu entrenamiento?

– Antes, entrenaba dos veces por semana con clases de una hora u hora y media. Era lo único que hacía. Me iba y seguía mi vida normal. Ahora, entreno lunes, miércoles y viernes la rutina física, que me lleva una hora y media aproximadamente. Martes y jueves practico una hora y media de taekwondo. Los sábados o días entre semana tengo clases deportivas, donde me dedico más a la lucha.

Delfina Bihurriet
Delfina Bihurriet ganó la medalla de bronce en el Mundial 2023

– ¿Cómo ordenarías las siguientes palabras: responsabilidad, perseverancia y sacrificio?

– Perseverancia, responsabilidad y sacrificio. Puse primero la perseverancia porque es uno de los cinco preceptos del taekwondo (cortesía, integridad, autocontrol y espíritu indomable). Sin perseverancia, no llegas a ningún lado. Por ahí no tenés el mejor día, pero tenés que decir: voy a entrenar igual, no puedo faltar.

– Cuando fuiste campeona del mundo, escribiste que hubo veces en las cuales tu cabeza quiso tirarte para atrás. ¿Cuándo fueron esos momentos?

– Ay, voy a llorar. Hay muchas veces, no solamente es el entrenamiento, a uno también le pasan cosas en el día a día. Justo antes de viajar al Mundial 2022, mi mamá tuvo un infarto. Por suerte, está viva. Estaba internada y yo estaba a 15 días de viajar a la Copa del Mundo. Una semana antes del viaje, le dieron el alta y eso me dio la tranquilidad de que haya salido de riesgo. Hace dos años venía entrenando para esa competencia, me maté entrenando ese año. Iba a todos lados, tuve muchos viajes, di seminarios en Jujuy y Salta para poder juntar plata. Estuve en Córdoba y Mendoza. Estuve en todos lados compitiendo y compartiendo con chicas que me ayudaron a entrenar. Me había esforzado mucho para ir. Fue mucho sacrificio: “Mi mamá salió de peligro. Tengo que ir, es mi sueño y me preparé muchos días para esto”. Cada tanto le mandaba mensajes, la cabeza se te va un poco, pero cuando llegué cambié el chip y me puse en modo competidora.

– ¿Cómo repercute el hecho de sacrificar cumpleaños o fechas especiales por tu carrera?

– Al principio, me costaba más porque quería hacer todo, pero me da satisfacción y orgullo competir representando a mi país. Estoy súper orgullosa de lo que vengo logrando. No me arrepiento, no me pongo a pensar en que, en ese momento, podía haber estado con mis amigas o con mi familia. Siento que lo que hago me importa mucho más. Ellos me acompañan desde toda la vida. Siempre me bancaron.

– ¿Sentís que el costado mental te pone a prueba diariamente?

– Sí. Me pongo muy nerviosa en las competencias, soy bastante exigente conmigo y me cuesta bastante decir “si pierdo, no pasa nada”. No solamente en las competencias, sino también en los entrenamientos para dejar de lado algo que me pasó y ponerme a entrenar.

– Llegaste a escribir que, en algunos momentos, ya no tenías ganas de seguir. ¿Qué tan real fue eso, en algún momento pensaste que no querías hacer esto?

– Sí, se te cruza por la cabeza. Uno tiene entrenamientos todos los días, y más cuando estás entrenando para una competencia de semejante magnitud porque termino la práctica agotada todos los días. No doy más, me tiro al piso y, al otro día, tenés que volver a entrenar. Es bastante desgastante, pensás que no te da el cuerpo y, después, cuando estás entrenando, te das cuenta que sí te da.

Delfina Bihurriet
Algunos de los premios alcanzados por Delfina Bihurriet

– ¿Qué motivación encontrabas para seguir?

– Nunca me lo pregunté. Creo que las ganas de ser campeona. Siempre fue ese sueño y esa meta. Entreno para eso. Cuando no tenía ganas, decía que era algo que elegía yo. Elijo estar acá y lo elegí para toda mi vida. Es lo que amo hacer. ¿De qué me quejo si yo elegí este lugar?

– En 2023, lográs tu primer podio en tu segundo Mundial como adulta. ¿Cómo te fue en el primero?

– Perdí en la primera pelea. Los nervios me jugaron un montón en contra y, aparte, el cambio de Juvenil a Adulta. Fue muy diferente por las formas de pelear, las estrategias… Fue recontra duro, un palazo porque pasé de mi primer Mundial (Juvenil) en 2017 de haberme preparado de cierta forma al Mundial de Alemania 2019, el primero como adulta. Me preparé el doble para ese Mundial. Pensé que me iba a ir súper bien y perdí en la primera. Me pregunté: ‘¿Qué pasó?’. Es muy difícil poder repuntar de eso. Después, con el tiempo me di cuenta de que era otra categoría con gente más grande y más experiencia. Gente que era mejor que yo. Aceptar que, en ese momento, llegaban mejor que uno, pero fue difícil entenderlo a los 18 años.

– Casi no vas al Mundial de Finlandia en 2023. ¿Por qué?

– Fue por una cuestión económica. Viaje a fines de 2022 a Eslovenia y a fines de 2023 viajé a Finlandia. Los costos son terribles. Lastimosamente, la plata no me sobra, a mis padres tampoco y fue bastante difícil poder viajar. Para Eslovenia me ayudaron a bancar los costos, incluso rifé mi bicicleta para poder viajar al Mundial del año pasado. Hice de todo para poder llegar, y aún así casi no llegó. Todavía sigo pagando el viaje hasta fin de año. De hecho, me había dado de baja de la Selección porque no iba a viajar. Imaginate… Hasta ese punto. No tenía posibilidades. Solo de aéreo me salió USD 2.100. A eso agregalehospedaje, la inscripción al torneo. Hay un montón de cosas. El traslado… Porque cuando estás allá, tenés que tomarte un taxi del aeropuerto al hotel. Y todo es carísimo. Encima, todo en dólares y en euros. Es terrible.

– En Argentina se mira al dólar por cuestiones cotidianas. En tu caso, tu carrera depende del dólar. ¿Qué tan complejo es ser deportista en la Argentina?

– Mucho. Y más en un deporte amateur. Puedo hablar como taekwondista y es muy difícil. Es amateur, no es televisado, los torneos se transmiten por YouTube y no es el común de toda la gente sentarse a mirar taekwondo. Es muy difícil poder encontrar sponsors, alguien que te banque o te apoye. Hasta el día de hoy, no tengo ningún sponsor. Es muy complicado poder llamar la atención de alguien y decirle que necesito la ayuda de verdad. Sino, nadie nos da una mano. Y si nos dan, es muy poco. Obviamente, lo súper agradezco, pero necesito más ayuda.

– ¿Cómo financiás tus viajes?

– Mis padres podían pagar los primeros viajes y me ayudaron para costearlos, pero ellos se rompen el lomo laburando. No les sobra. Se mataron. No nos fuimos de vacaciones por un montón de tiempo para poder ahorrar plata y que yo pudiera competir. Fue lo mismo en Alemania 2019. Sin vacaciones, fiestas, casi que no salía, ahorraba lo más posible y empecé a dar clases para poder juntar plata.

Delfina Bihurriet
Delfina Bihurriet nació el 29 de agosto de 2000

– ¿Cuáles son los próximos pasos de tu carrera?

– Este año está el Sudamericano en Paraguay y la Copa del Mundo se hará en Mar del Plata en 2024. Por suerte, se hace en la Argentina. Si se hacía en otro país, no puedo ir.

– ¿Cómo te pueden ayudar?

– Toda ayuda es necesaria. En lo que puedan. Obviamente, me sirve mucho la ayuda económica, pero también necesito ropa para entrenar. Los protectores salen carísimo, tengo cabezal, guantes, bucal… Encima, tienen que ser oficiales porque sino no me los aceptan en las competencias. Tanto azules y rojos, tengo que tener los dos colores. Solamente el cabezal sale $200.000.

– ¿Cuánto te sale todo junto?

– Si tengo que sacar la cuenta, como $400.000 solamente en protectores. Eso me dura uno o dos años porque también los tengo que usar para entrenar. No tengo un juego extra para entrenar, ojalá pudiera. Tengo los de competencia que los uso para entrenar y se me van desgastando. El dobok, que es la chaqueta y el pantalón que uso para entrenar, me salen cerca de $150.000. También ropa para ir entrenando lo físico, suplementación deportiva de proteína, la alimentación. Todo el tiempo tengo que comprar carnes, verduras… Toda ayuda es necesaria.

– ¿Vas con algún familiar a los torneos?

– Los últimos torneos fui sola porque no se podía. Desde Alemania en 2019 que voy sola.

– ¿Se te acercó algún sponsor después del programa?

– Me hablaron dos chicas, una que trabaja en un banco e iba a ver de armar algo para ver si me podían ayudar. Pero es un “capaz”: capaz que sí; capaz que no. Hasta ahora, ningún sponsor se me acercó para ayudarme ya en algo.

– ¿Por qué te anotás en el programa?

-Con mi mamá siempre lo miramos, y teníamos ganas de participar porque realmente necesitábamos esa ayuda. Desde mi lado, mi idea era esto. Poder llegar a la televisión para poder expresar lo que está pasando y ver si podía conseguir algún tipo de ayuda.

– Muchas veces está la cuestión de llegar con nada e irte sin nada, pero en tu caso hay una historia detrás del premio económico rechazando cinco millones para asegurarte uno.

– Sí, tal cual. Era eso o correr el riesgo de irnos sin nada. Ya está. Ya habíamos hablado con ella de que, si llegábamos a la quinta pregunta, respondíamos bien y no llegábamos a sacar el carro, nos íbamos con lo que teníamos.

Delfina Bihurriet
Más medallas y cinturones ganados en las distintas competencias

– ¿Por esa historia te emocionás en el final?

– Sí, me emociona. Ahora también. O sea, me estoy aguantando… Realmente, para mí el deporte es muy importante. El deporte lo es todo y me sacó de un montón de cosas. Decís… Que por ahí en otros momentos o en otras personas no es tan valioso o no cuidan esas oportunidades que te da la vida. Y yo realmente siento que soy una privilegiada por estar en este lugar, porque yo sé que nadie, no todas las personas tienen la oportunidad de sentir lo que siento cada vez que entro al tatami, respirar y decir: “Es acá, y estoy representando a mi país”. Todo el esfuerzo que hago por estar ahí, todo lo que entreno y todo lo que me rompo para poder llegar a esos lugares. Hay gente que lo puede hacer más fácil, y yo no. Entonces, realmente me emociona, me conmueve porque yo amo lo que hago y, realmente, me rompo para estar en el lugar en el que estoy. No es por casualidad, yo entrené muchísimo para ser la competidora que soy hoy en día. Nadie me regaló nada, nadie me llevó a donde estoy, nadie me llevo a la Selección. Yo entré siendo nadie, literalmente, porque nadie me conocía, porque yo no competía. Y hoy en día, estar en el lugar que estoy y tener el nombre que tengo me lo gané yo solita entrenando muchísimo. Me esforcé mucho por ser la competidora que soy hoy.

– ¿De qué cosas te sacó el deporte?

– Muchas veces… A ver, no quiero generalizar, pero nada… De esto del tema del cuerpo, de fijarte, decir: “Che, no, como un poco menos” o “descanso un poco menos”. O tener 18 años y decir: “Listo, me voy de joda y tomo”. Y entonces, y decir: “No, yo tengo que entrenar. Mañana tengo que entrenar”. Si como mal, no rindo en el entrenamiento. Si me hago la tonta y por ahí tener o buscar un cuerpo idealizado que no existe, después no rindo en el entrenamiento. Tengo que comer bien para poder entrenar bien, tengo que descansar bien para poder entrenar bien, tengo que estar físicamente bien para poder rendir al nivel que mi cuerpo necesita y lo que yo lo exijo. Entonces, pensar en esas cosas en el día a día siento que me ayuda un montón.

– ¿Qué le dirías a la gente sobre el valor del taekwondo como disciplina a practicar?

– Me pasa mucho con papás y mamás de mis alumnos o personas que no quieren mandar a sus chicos al taekwondo porque dicen que es un deporte violento o que, si son nenas, van a salir… (no puede decir la palabra que sigue).

– Machonas…

– Sí, la palabra que me puede… No es así. No es un deporte violento, se cuida demasiado el contacto. Se pueden golpear en una clase, prefiero que se golpeen acá a que pase en un torneo. El taekwondo me ayudó muchísimo porque era una nena muy tímida, reservada, que me costaba mucho enfrentarme a las cosas del día a día. Me ayudó a abrirme y plantarme como persona. Te da muchas herramientas de defensa personal, de superación y motivación. Si sus hijos quieren hacer un deporte, apóyenlos. No hay nada que motive más que tener un propósito.

– Eso también se mezcla con lo que se interpreta como un gasto cuando es una inversión.

– El gasto va a estar siempre, todo es caro hoy en día. Me pasa con mis propios alumnos. Y también me pasa a mí. Tengo que pagar los exámenes para pasar de cinturón, los torneos para poder estar, la ropa, los protectores. También lo vivo y lo entiendo, pero es una inversión. No es un gasto, es una inversión para el futuro de tu hijo.

– ¿Podés vivir de esto hoy en día?

– No, por eso estoy estudiando una carrera. Por eso estudio una carrera, doy clases, estoy estudiando para trabajar de otra cosa el día de mañana y poder costearme los viajes.

– ¿Llegás a fin de mes?

– Cuesta, pero sí.

Delfina Bihurriet
Delfina Bihurriet tiene 23 años

– ¿Tuviste otros trabajos alejados al deporte?

– No, siempre estuve en el gimnasio. Mi mamá tiene un gimnasio. Alquilamos el lugar, no es propio. Doy clases, a veces estoy en la recepción con mi mamá, la ayudo. Es un poco de todo para poder estar. Es el único trabajo que tengo.

– ¿Cuántas horas trabajas?

-Ahora, estaré cuatro horas y media con las clases porque tengo cuatro grupos. Más el entrenamiento y el estudio.

-Más dormir…

(Risas). Más intentar descansar en el medio, sí.

– ¿Cuál es el tatuaje que tenés en tu brazo izquierdo?

– Dice “serendipia”. Me lo hice por taekwondo también, ja. Su significado es que es un hallazgo inesperado que termina resultando bien. Me lo hice porque el taekwondo era algo que yo hacía porque me gustaba, y de la nada surgió el tema de la Selección, empecé a competir y me di cuenta que lo era todo. Pero no estaba buscando ser la competidora que soy, no era algo que tenía planeado para mi vida.

– Recién decías que si no ganabas el millón, no ibas a poder participar de los torneos que tenés por delante. ¿Qué pasa dentro de tu cabeza cuando ves que todo es día a día?

– Me pone bastante triste tener que estar pensando hasta último momento para ver si voy o no voy a ir. Estar entrenando todos los días… Por ejemplo, me pasó eso para el Mundial pasado. Entrenar a full todos los días y, por ahí, a último momento no puedo ir. Es bastante frustrante, difícil poder entrenar y concentrarte al 100% cuando no sabés si vas a poder ir.

– ¿Te perdiste de algún torneo?

– No, pero porque empecé hace muy poco. El año que viene, el Mundial es en Croacia, imagínate… Si las cosas siguen así, ya sé que para el año que viene no compito. No sé cuánto estará el pasaje, no sé si podré ir.

– Si no está el taekwondo en el medio, ¿quién es Delfina?

– No sé. Realmente, no sé, porque no me imagino mi vida sin esto y lo mismo me pasó para el Mundial, cuando me bajé de la Selección, dije que no iba y me pregunté: ‘¿Y ahora, qué hago?’. Me agarró una tristeza, estuve días llorando. No sé qué haría si no puedo competir porque soy esto y no me imagino mi vida sin esto. Por ahí, meter más carreras en la facultad, obviamente seguir con mis clases con mis alumnitos para prepararlos en los torneos que tienen, pero no sé dónde me enfocaría.

– ¿Tus clases son a niños de qué edad?

– Tengo de todas las edades. De 3 a 5 años. Tengo la clase de Infantiles, de 6 a 11 años; clase de Juveniles, de 12 a 17 años; y de Adultos, de 18 años en adelante.

– ¿Cuántas medallas ganaste en tu carrera?

-No sé. El primer torneoen el que salí campeona fue en el Panamericano de 2016 y, desde ahí en adelante, los torneos Panamericano y Sudamericano nunca los perdí. Desde 2016, estoy invicta en mi categoría dentro de lo que es Argentina y los torneos panamericanos y sudamericanos.

– ¿Dónde las guardás?

– En un momento las tenía colgadas en la pared de mi pieza porque me emocionaba un montón (risas). Había puesto clavitos y las había colgado de la pared. Después, me cansé, era un montón; aparte, seguía ganando medallas y tampoco podía empapelar la pared de medallas. Las saqué y las tengo guardadas en una cajita. Debo tener 50 medallas mas o menos.

– ¿Cuáles son los títulos que querés ganar?

– El que me queda es campeona mundial en el Mundial. Es el mayor. Obviamente, este año quiero salir campeona sudamericana y campeona en la Copa del Mundo de vuelta, pero el título que busco es el Mundial.

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