Dirige con éxito en el fútbol inglés, contó que es gay y da su testimonio: “Llevaba una vida secreta por miedo al rechazo, ¿por qué es tan difícil salir del armario?”
A los cuarenta años, el catalán Cristian Colás preparó una carta de despedida como director técnico del Biggleswade United, de la Novena categoría del fútbol inglés, donde pasó por dos etapas de tres años cada una, y ahora quiere tomarse un año sabático para luego tratar de experimentar en un equipo de divisiones más altas. Prioriza su vida, desgastado por tantos entrenamientos y partidos, a los que hay que sumarle un trabajo administrativo como broker. Quiere tener tiempo para él y su pareja, a la que no tuvo problemas en presentar en las redes sociales y así, muchos descubrieron su orientación, que quiere naturalizar, más allá de que quiere respeto “porque no me meto con lo que pasa puertas adentro de la casa de nadie y pretendo lo mismo para mí”. Es muy crítico con los que sostienen que es muy difícil salir del armario en el fútbol de élite y cuenta cómo es el mundo del fútbol inglés en las divisiones de abajo.
-Estás terminando tu segunda etapa en el Biggleswade United. ¿Cómo es dirigir en un equipo de Novena División inglesa?
-Es una gran experiencia, que en mi caso está tocando a su fin luego de muchos años (este es mi segundo ciclo de tres años con un paréntesis en el medio), pero yo no vivo de esto, que me paga los viáticos, sino que tengo un trabajo administrativo como broker de una empresa de reaseguros para compañías de seguros.
-¿Cómo es eso? Suena complicado…
-Sí, es una empresa que asegura a empresas de seguro, algo que a mí también me pareció raro al principio. Trabajo desde aquí para Latinoamérica y el Caribe, especialmente con Nicaragua y Venezuela, entre otros. Es una multinacional.
-O sea que debes repartirte entre este trabajo y los entrenamientos. No debe ser nada fácil.
-No, claro. En las primeras tres temporadas me dedicaba sólo al fútbol. Ahora no. Hay presupuesto y podría cobrar, pero sólo pago los gastos de gasolina nada más, porque prefiero fichar jugadores.
-O sea que, en principio, tendrías presupuesto para cobrar un salario…
-Sí, pero es una cosa o la otra y prefiero que me paguen la gasolina pero que contraten jugadores para tener un equipo más competitivo. El dinero me lo gano en mi trabajo particular.
-¿Y es tan necesario contratar jugadores en Novena División inglesa?
-Desgraciadamente, para 2015 en estas categorías no estaba todo tan monetizado, pero ahora todos los jugadores piden para cubrir los gastos, por lo menos, y hay clubes con presupuestos altísimos y les pagan a los jugadores semanalmente, como cualquier trabajo. Hay que ajustarse sin perder la cabeza. Ha habido clubes burbuja que suben y bajan y cuanto más alta es la categoría, mayor es el presupuesto. Es un poco triste. Como DT prefiero traer a mejores jugadores porque me haría más feliz, más competitivo.
-¿Y cómo se solventan estos clubes?
-Aquí es más difícil encontrar un sponsor, hay muchos clubes pequeños aunque nosotros, gracias al periodista Guillem Balagué, nuestro presidente, pudimos tener a “Top Eleven”, que es una marca top, hasta 2022, y ahora ya no lo tenemos y en cambio hay un departamento de marketing que busca nuevos auspiciantes. Nosotros no estamos en la mejor localización (Lipton es el campeón y es de nuestra zona, y hay un tercer equipo). Nosotros logramos mayor atención gracias a la presencia de Guillem, pero de los tres equipos, somos los que estamos más abajo. Este es un mundo muy maltratado por la Federación Inglesa (FA) porque se requiere licencia para participar de los torneos, y en España pasa lo mismo con la Federación Española (RFEF).
-¿Cómo se produjo tu desembarco en estas categorías inglesas desde Barcelona?
-Yo no sabía nada al llegar acá. Llegué con la maleta de DT para ver si podía actuar y no hay mayor orgullo que haberlo conseguido. Desde ya que nos hubiera gustado crecer porque el filtro es muy duro. A Guillem no lo conocía personalmente. Yo volvía de dos años en Finlandia y vi un anuncio en Twitter que buscaba DT y asistente. Envié el mío de asistente y otro de mi amigo de DT, y Guillem se puso en contacto con él, pero le dijo que tenía demasiado CV y me propuso ir a mí. Viajé por tres días a conocernos y salió todo muy bien. Me quedé aquí, intenté crecer y laboralmente me salió bien.
-Pero anunciaste que te tomás un año sabático…
-Sí, hice una carta pública. Tengo cuarenta años, me enamoré, eché raíces y le preguntaba a un amigo por qué me sentía cansado siendo joven y me dijo “porque llevas desde los 16″, y en estas categorías disfrutas de los entrenamientos pero no del juego, que es mi pasión, lo de ser DT. Me quedan cuatro partidos y luego quiero empezar a ver partidos de otras categorías. El cansancio es porque jugamos dos veces por semana, sábados a las 15 y martes a las 19.45 y eso consume mucho tiempo y hay poco tiempo de ocio.
-¿Y qué opina Guillem?
-Yo no quise complicar a Biggleswade y en diciembre de 2021 le dije a Guillem, cenando en Barcelona, que estaba cansado emocionalmente pero soy muy leal y le di mi palabra de que no iba a dejar a mitad de camino y quise darle tiempo al club a buscarme reemplazo y además, por personalidad, yo soy muy controlador, prefiero que todo dependa de mí y eso genera un gran desgaste. En la carta de despedida me refiero a lo que dijo Pep Guardiola el otro día luego del partido contra el Bayern Munich por la Champions, que envejeció diez años, porque consume mucha energía y ahora no estoy tan fuerte y me siento sin mucho resto.
-Fueron muchos años en esta categoría…
-Sí, estuve en el Biggleswade en dos ciclos de tres años cada uno y en el medio me fui al Staines Town, que desapareció en 2022. Como tantas cosas que suceden en estas categorías, ellos prometieron una inversión de un grupo chino, y lo chino fue el cuento. Mi cese fue de muy malas maneras y era todo discurso pero no salieron bien las cosas. Me marché en setiembre de 2018 y luego bajaron dos categorías en dos temporadas y literalmente, pasaron más de veinte entrenadores en ese período, pero la gente quedó encantada conmigo.
-Al menos, te fue muy bien en el Biggleswade en esta temporada.
-Sí, hicimos una muy buena FA VAS, que es la FA Cup para estas categorías y fue la guinda del pastel, pero hay varios equipos fuertes que quieren llegar lejos en esta competición. Pasamos un par de rondas y empezó a salir todo bien. Pasábamos y empezamos a llamar la atención. En enero nos tocó uno de los cucos y perdimos como locales con justicia y nos quedamos al final a cuatro partidos de la final de Wembley. Yo no estaré en las próximas temporadas pero me encantará ver al Biggleswade pasar a la quinta ronda y llegar a la final.
-Dijiste antes que te casaste, que echaste raíces…
-¿Querés que hablemos de mi orientación?
-Dale…
-Hace poco me hicieron una entrevista para un podcast para la BBC para un colectivo de LGTB+ y lo explico sencillo: antes, una cosa era la vida pública, otra, mi vida privada, y llevaba también una vida secreta, algo que sólo sabían mi pareja, mis padres y mis hermanos, por miedo al rechazo en el fútbol y no me dejaron crecer en el ambiente profesional. Ahora, eso no me importa. Antes, priorizaba el fútbol sobre todo. Cuando rompí con una pareja, vi que no tenía a nadie porque mi vida se centraba en el fútbol. Ahora, siempre lo llevo de manera natural. A los jugadores, les doy las gracias por aceptarme aunque no lo he visibilizado ni tampoco obviado, pero subí a las redes fotos con mi pareja. Nunca he querido ser un abanderado aunque si alguien necesita ayuda, allí estaré. Todo lo logré por mi trabajo. No quiero ni que me den ni que me quiten por esto. No quiero que me abran una puerta por mi orientación.
-¿Qué recepción tuvo haberlo naturalizado?
-Tuve alguna incidencia negativa en otro club, pero me lo hicieron saber después. Me afectó porque se entrometieron en las redes sociales de mi pareja y ahí tomé la decisión de irme. Desde que hice el anuncio, muchos se sorprendieron porque no sabían nada porque lo que pasa en la casa de uno… A mí no me interesa lo que pasa puertas adentro de la casa de otros y pido lo mismo. En Biggleswade United, la acogida fue muy buena y hasta vino un grupo de veteranos al entrenamiento y dos me vinieron a abrazar para alabarme por la valentía que tuve en el discurso. Se los agradecí de corazón.
-¿Creés que el fútbol de élite está preparado para que un jugador salga del armario?
-¿Por qué cuesta tanto? Nos excusamos por el juego, pero somos siempre las personas y odio habrá siempre. Por ejemplo, estuve muy contento con el chico del Getafe (el extremo checo Jakub Jankto, cedido al Sparta Praga), que confesó que es gay. Nos excusamos por fallas y problemas. Es cierto que, por ideología, habrá lugares en el mundo que no son los mejores sitios para decirlo, pero sigue siendo el contexto de un deporte machista y retrógrado. Pero somos personas y este es un deporte con personas, entonces, ¿cuándo estaremos preparados? Yo siento que puedo llevar a mi pareja a distintos eventos, pero hay que naturalizarlo. Igualmente, respeto que haya gente que no lo quiera hacer público. Un periodista me enseñó que puedo ayudar a otros, a gente con problemas, gente que no está preparada o que debe esconderse, pero hay vida más allá del fútbol.
-¿Cómo es que llegaste a ser entrenador de fútbol?
-Tuve lesiones de rodilla por problemas de crecimiento. Practiqué karate y fútbol sala y estuve alejado dos años del fútbol hasta que busqué volver como DT o árbitro, pero no soy una persona imparcial y soy muy pasional. Mejor era ser DT y entonces estudié la carrera, me gradué y soy feliz porque descubrí que es lo que más me gusta.
-¿Proyectás qué vas a hacer después del año sabático?
-No sé lo que será de mi vida porque soy muy ambicioso. Antes de Biggleswade United había estado en un club de Elite Two (Cuarta). Dejé mi trabajo, hice la pretemporada allí, pero trajeron a otro DT y en dos semanas me quedé sin nada y fue un golpe duro, pero sigo teniendo la ambición. Quiero algo que sea profesional porque me gusta muchísimo entrenar, pero no me quiero plantear nada. Sí quiero algo alejado de estas categorías. Esta es una profesión que me encanta, pero quiero más.
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