Jugó en Tigre y All Boys, brilló en la selección de fútbol playa y es un popular influencer: recorre el país con sus perros y lo siguen Sorin y Ginóbili
Cuando Guido Rodríguez (junto a sus tres perros) abre la puerta de su camioneta, lo recibe la inyección de paz de una plaza arbolada. O una playa a su merced y el graznido de las gaviotas. Esa ventana al país que regala desde sus redes sociales (@guido10road), con preferencia por los pueblos de menos de 1000 habitantes, representa una experiencia inolvidable, un trabajo con sabor a disfrute, que sólo cambiaría por una única circunstancia.
“Nada es comparable con el Monumental repleto coreando mi nombre. La paz de una plaza arbolada en un pueblo junto a mis perros es más fácil de conseguir, ja”. No resulta azaroso que el popular influencer, con casi 100.000 seguidores en Twitter, 66.000 en Instagram y 14.000 suscriptores en Youtube; que supo cautivar con sus videos y fotos a personalidades como Manu Ginóbili o Juan Pablo Sorin, elija a la pelota como su otra pasión. Es que mucho antes de su explosión en las redes mostrando las atracciones turísticas del país que muchas veces quedan lejos de los focos, o mezclándose entre los habitantes de pueblos y ciudades para contar historias o simplemente transmitir ese espíritu almibarado con gentileza, Guido fue futbolista. En campos de fútbol 11 y sobre la arena, defendiendo (con éxito y golazos) la casaca de la selección argentina, entrenándose en el mismo predio que Lionel Messi y compañía.
“Siempre fui deportista gracias a la influencia de mis viejos. De chico jugaba en la escuela y recién a los 17 años me fui a probar a un club. Jugué en Quinta División en Tigre y luego pasé a All Boys, donde hice Cuarta y disputé algunos partidos en Reserva (en el año 2010, cuando All Boys asciende a Primera)”, amplía Rodríguez, que en su nick lleva el número 10; el de Messi y Maradona, el de los fantasistas.
“En Inferiores jugué siempre de volante por izquierda o de doble 5 más adelantado. Y desde los 22 años, ya de manera ameteur, siempre jugué más de delantero, mediapunta o enganche. Soy zurdo y suelo pararme por derecha para encarar hacia adentro y tener la opción de patear al arco o darle un pase al 9″, describe sus cualidades y funcionalidad. En el Matador, por caso, llegó a compartir césped con Rubén Botta, con pasado en San Lorenzo y el fútbol italiano y presente en Colón de Santa Fe. “Mi referente futbolístico fue Marcelo Gallardo, por su pegada, pases filtrados y desmarques para recibir la pelota. Lo vi más en su vuelta a River (2003-2006). Y también es mi máximo ídolo, sin dudas”, selecciona a su espejo.
-¿Intentaste llegar a Primera? ¿Por qué no continuaste?
-Intenté de todas las maneras posibles. Cuando me dejaron libre en All Boys (por edad, ya tenía que firmar contrato), fui a Defensores de Belgrano, donde estuve 6 meses. Firmé un precontrato cuando llegué, pero después el DT no quiso que siguiera. Y, luego, me fui con un bolsito para Cipolletti, Río Negro, mi última ficha a los 21 años. Hice la pretemporada, pero no terminé firmando contrato y me volví.
-¿Cómo siguió después tu vínculo con el fútbol?
-Seguí jugando de manera ameteur en distintas ligas de Buenos Aires.
-¿Y qué pensaste cuando te ofrecieron jugar fútbol playa?
-Me llegó el llamado a los 26 años para entrenar con la selección argentina de fútbol playa porque el DT me conocía de fútbol 11. Todos los que alguna vez fueron seleccionados para entrenar en fútbol playa, han jugado anteriormente en Inferiores o Primera de fútbol 11. Nadie nace jugando únicamente fútbol playa. Cuando me llega el llamado, estaba entrenado, pero alejado de una competencia más profesional. En ese momento no había una liga de fútbol playa en Argentina. Es decir que sólo se podía entrenar con continuidad (y mejorar en este deporte) si estabas citado para la Selección. Ya hace un tiempo que hay liga de fútbol playa y muchos clubes tienen equipo, así que es mayor la competencia y se evoluciona constantemente.
-¿En qué cuestiones te costó más adaptarte a la superficie?
-Principalmente en no poder llevar la pelota cortita, pegada al pie, y el acostumbrarme a pasarla de puntín o levantándola, porque con cara interna es probable que se quede en el camino… Y no llegue el pase al compañero.
-¿El tiempo en el que estuviste en la Selección te permitió pasar tiempo en el predio de Ezeiza. ¿Tuviste contacto con jugadores de la Selección de fútbol 11?
-Sólo coincidí en un entrenamiento con la Selección (marzo 2017), que jugaba fecha de Eliminatorias. Y en ese momento no nos dejaron mirar el entrenamiento. No entendí el porqué pero bueno, los vimos de lejos, nada más.
-En redes se pueden encontrar jugadas tuyas y goles con la Albiceleste. No hace mucho incluso compartiste alguno en Twitter. ¿Te genera nostalgia? ¿Qué te dicen tus seguidores cuando descubren este otro costado tuyo?
-Claro que me genera nostalgia y, mientras físicamente me sienta apto, las ganas de competir en el alto nivel siempre van a estar. En redes sociales no suelo mostrar mucho mi lado futbolístico (o personal). Las redes las utilizo para visibilizar lo que hago. En definitiva, las personas que me siguen lo hacen justamente para conocer lugares de Argentina o leer sobre turismo, viajes, pueblos, etcétera.
-¿Cuál fue tu mejor momento en la Selección?
-Mi mejor momento fue en febrero de 2017 cuando jugamos la Eliminatoria. Ahí estaba muy bien preparado física y mentalmente. De todas maneras, la verdad es que no estuve mucho tiempo entrenando con la Selección.
-Has contado que fue en tu primer viaje al Norte cuando advertiste que era algo que te apasionaba. ¿Cuando dijiste “puedo dedicarme a esto e inspirar en las redes a otras personas”?
-Mi primer viaje al Norte, yendo solo y a dedo, me permitió, en primer lugar, conocerme. Viajar solo es una experiencia que siempre recomiendo, al menos una vez en la vida. Y también me permitió conocer muchísimas personas, historias y formas de vida en el camino. Ese viaje me abrió mucho la cabeza y me quedó el deseo de querer seguir conociendo lugares. El punto de inflexión para dedicarme tiempo completo a esta forma de vida (no sólo medio de vida) fue en enero 2022, cuando se empezó a viralizar mi contenido de manera exponencial y pude financiarme haciendo lo que hago gracias, en parte, a la publicidad de distintas marcas que se contactaron conmigo.
-¿Imaginaste alguna vez el éxito que tenés con tu idea?
-No esperaba que se dé como se dio. Eso tiene Twitter, un nivel viralización mayor a cualquier otra red social. En diciembre de 2021 tenía 400 seguidores y en enero 2022 ya tenía 30.000, me habían hecho entrevistas en radio y televisión y las marcas me escribían. Totalmente impensado, aunque haya estado viajando por Argentina por 10 años. Es difícil visualizar “el éxito”. Uno intenta mejorar cada día su idea, darle forma según su experiencia y resultados, diferenciarse del resto y direccionarla hacia un lugar que pueda autosustentarse, así dedicarse tiempo completo a ese proyecto. Y repetir mejorando cada día… En definitiva, se fue dando sin pensar demasiado en una idea exitosa.
-¿Lograste autogestionarte totalmente gracias al aporte de los seguidores? ¿Qué te dicen tu familia y amigos?
-Hoy en día me financio principalmente con publicidad en redes sociales. También tengo una revista digital de viajes por Argentina, en este momento en pausa, pero se pueden conseguir las 11 ediciones en mi sitio web. Además, monetizo con Youtube. El aporte que hacen muchos seguidores mediante la plataforma Cafecito nunca representó un ingreso principal, pero siempre será de gran ayuda.
-¿Por qué la idea de viajar en la camioneta, con tus perros, casi de forma minimalista?
-Soy minimalista y simple. Utilizo la camioneta como medio para poder generar el contenido que quiero. El motorhome me da la libertad de frenar en lugares donde no hay hospedajes ni alojamientos, y a la vez, viajar con mis perros. Eso es todo lo que necesito para enfocarme en pueblos y en aquellos lugares no tan turísticos. Y mis perros son mi familia, son parte de mi vida y lógicamente de mis viajes.
-¿Por qué los pueblos pequeños como prioridad de tus recorridas?
-Principalmente porque es donde más disfruto. No me gustan los lugares masivos ni los ruidos motorizados que acostumbramos a escuchar en ciudades. Me gusta la tranquilidad, respirar aire puro, estar en contacto con la naturaleza y todo eso lo cumplen los pequeños pueblos donde, además, mis perros tienen espacio para correr y donde me siento seguro para dormir cada noche en la camioneta.
-¿Cuales son tus destinos pendientes?
-En Argentina recorrí las 23 provincias. Ahora estoy conociéndolas más en profundidad, visitando cada pueblo aislado del país. Los destinos van variando según el momento de mi vida. No tengo destinos pendientes. Sí en algún momento de mi vida me gustaría hacer otro viaje en bicicleta. También recorrer Centroamérica y el Caribe. Y experimentar la cultura del sudeste asiático y japonesa. Pero hoy mi vida está en Argentina, junto a mis perros.
-Mas allá de que no repetís, ¿cuáles son tus destinos predilectos? ¿Te animás a hacer un top 5?
-Desde ya que estoy siendo injusto en este top 5… El Chaltén (Santa Cruz), San Antonio Este (Río Negro), Caviahue (Neuquén), Potrerillos (Mendoza) y Alpa Corral (Córdoba).
-¿Vivirías en alguna de las ciudades o pueblos que visitaste o preferís disfrutarlos como visitante?
-No soy de la idea de quedarme en un lugar “para siempre”. Viviría en algún pueblo de Buenos Aires por un tiempo y luego, seguramente me movería hacia otra provincia. En los pueblos nadie está apurado, se conocen entre todos, la gente se saluda, se vive realmente distinto, muchas veces con las puertas de las casas abiertas, es común ver los autos con las ventanas bajas y las bicicletas nunca tienen candados. En los pueblos la gente vive como si fuese una gran familia, con unión y confianza en el vecino y sin el miedo de la inseguridad. Los chicos siguen jugando en las plazas hasta la hora que quieran. Yo duermo frente a la plaza y muchas veces juego al fútbol a la noche con chicos de 10, 11, 12 años que dejan la bici estacionada y después se vuelven a la casa. No creo que el avance de la tecnología e Internet los haya perjudicado, sino por el contrario, ayuda y acerca a los pueblos.
-¿Cambiarías el destino que te forjaste con tu iniciativa por haber sido jugador profesional de fútbol?
-La verdad es que haber jugado en la Selección de Fútbol Playa (entrenarme en el Predio de Ezeiza y representar a Argentina) me ayudó a cerrar esa herida de no haber sido jugador profesional. Así que elijo este presente, siendo (un poco) consciente de que viajar en motorhome con mis perros seguramente sea una de las experiencias más maravillosas de mi vida.
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